–Heaven Zarcos Ruiz, el domingo se terminó hace seis horas y media. –dijo mamá tocando la puerta severamente. –Hora de despertarse.
–No quiero ir... –Murmuré, normalmente me gusta ir a la escuela, por mucho que a unos les sorprenda, pero ¿hoy? Hoy es el día de odiar el colegio.
– ¿Por qué? ¿Te sientes mareada? –Eventualmente.
–No. –Respondí. –Solo no quiero ir. –El problema de mí es que en las mañanas o cuando estoy con sueño tengo un problema de terrible honestidad.
–Entonces no hay razón para que faltes. –Respondió y siguió caminando con sus zapatos ruidosos por toda la casa. Cubrí mi rostro con la cobija verde por debajo de mi sobrecama.
Más tarde, me levanté sintiendo el frio paralizador que me llegó hasta la nuca, comencé a temblar cuando salí de la habitación y vi el sol resplan
