Capítulo 3

1387 Words
Había pasado casi toda la tarde quitando la sangre de la pared. Había descubierto que, efectivamente, era sangre. Admito que en más de una ocasión se me salieron las lágrimas. Todo esto es tan horrible para mí, estar sola en ésta enorme casa, ahora con espíritus rondando por ahí, era irreal. Decidí salir un rato de la casa así que había manejado hasta un parque solitario que estaba algo alejado de la ciudad, estar sola en esa casa ya no me gustaba mucho y pensar que tengo que pasar otra noche más me aterra. Antes había imprimido la foto de Ryan, la tenía entre mis manos, observándola ¿y si era él el que me acechaba? En la habitación siempre percibía un olor masculino. Lo peor era que me gustaba. Era guapo, su cabello rubio llegaba hasta casi por sus cejas. Mordí mi labio inferior y me dispuse a ver el cielo. ¿Qué me está pasando?, me pregunté. No tengo amigos, ni nada. Me levanté de la solitaria banca y me monté al coche, encendiendolo y manejando hasta casa. En todo el camino me armé de valor para continuar con la vida que había planeado. Por suerte la casa quedaba cerca del parque y llegué enseguida. Me bajé del coche y me dirigí hacia adentro, ésta vez sin mirar hacia las ventanas. Dejé la foto en la mesa y saqué mi chaqueta; me dirigí a la cocina y busqué el tarro de fresas junto con un yogurt, me dirigí a la sala, encendiendo el televisor en el camino, y me senté a ver una película que estaban presentando. Estaba anocheciendo, también había pasado parte del día arreglando la casa, poniendo todo en orden. Estaba comiendo mis fresas cuando mi mirada se dirigió a la esquina del televisor, volví a ver allí sin querer ¿no les ha pasado que voltean a ver a un lado sintiendo como si alguien más los está viendo? Bueno, pues eso es lo que me está pasando ahorita. En esa esquina está algo oscuro, pero me siento observada. Mi respiración se comenzó a agitar pero intenté controlarme. El miedo solo hace que veas y sientas cosas que no son reales, que no están ahí. Mi teléfono celular vibró a mi lado, haciendo que pegara un grito ahogado, era un número desconocido, atendí: *¿Hola? ********* temblorosa. Silencio. *¿Quién habla? ********. Más silencio. *¿Es alguna broma? **********, molestandome. *** es así es de muy mal gusto. Y cortaron. Retiré el teléfono de la oreja. De seguro Anna logró conseguir mi numero y me está molestando. Mañana hablaré con ella. *** Manejaba a toda prisa al colegio, anoche me había quedado dormida en el sofá, al parecer mi subconsciente tampoco quería llegar a mi habitación, pero esa noche no me había despertado en la madrugada, había pasado de viaje. Al parecer sí estaba con sueño producto de la noche anterior que no había nadie. Entré al parqueadero del colegio, confirmando que no había nadie afuera, detuve el coche y salí de inmediato. Casi corrí hacia las puertas de entrada, en busca de mi aula de clases. La directora había enviado el horario por correo así que no tenía que pasar por su oficina. Me detuve en seco para ver mi horario. Me tocaba en el primer salón del segundo piso. Y era... Matemáticas. Genial. Y llegué tarde. Subí las escaleras, encontrándome frente al salón, respiré profundo y me di una media revisión a mi atuendo. Llevaba un pantalón, camisa, chaqueta, cabello suelto y mis converse. Toqué dos veces la puerta. A los segundos la puerta se abrió dejando ver a Peter, el sonrió de lado. ********* Hannah, llega usted tarde. *** cruzó de brazos. **-lo siento, profesor, lo que pasa es que no he podido dormir bien así que... Me cogió la tarde. ***** por último. Hizo un ademán con la cabeza para que pasara, eso hice, pasé y todos los presentes pusieron su atención en mí. Genial. **** bien, chicos, ella es su nueva compañera Hannah. Espero se lleven bien con ella y sean amables. *** presentó Peter. Le sonreí agradeciendole. ***** hay un lugar para ti. ***** señalando un lugar frente a él. ¿Es encerio? Y en la primera fila. Me senté. *¿Es la que vive en la casa maldita? ********* una chica del fondo, como burlándose. Hubieron unas risitas por parte de los demás. Apreté los puños. **********, no comiences, ¿quieres? *** dijo Peter. ******, profesor, viniendo de usted lo que sea. ********** ella en tono seductor. Wow, sí que era verdad lo que había dicho Anna. *** La campana había sonado, todos empezaron a salir en dirección a la cafetería, empecé a meter los cuadernos dando tiempo que todos salieran. Se puede decir que la en la clase de matemáticas hicimos problemas y eso, pero esa tal Estefanía llamaba a cada rato al profesor para que le explicara. Pobrecita. ****** a la cafetería, ¿quieres? * Anna se sentó en el asiento de la par mía a esperarme. ******. ********* metiendo el ultimo cuaderno en el bolso. Peter estaba en el escritorio escribiendo algo, todos habían salido, solo estábamos las dos. Me puse en pié junto con Anna y salimos del lugar. En los pasillos habían estudiantes hablando y riendo, bajamos las escaleras, doblando en una esquina después. Llegamos a la cafetería. Estaba llena. ****** detrás de mí. ********. Asentí. Anna cogió su bandeja y yo también, pasamos por donde la señora que servía el almuerzo. Después de que nos dieron la comida seguí a Anna a donde sea que fuera. Era una mesa casi alejada del resto, frente a la ventana que daba al patio. **** fin. ******** con tranquilidad. Me miró enarcando una ceja. *¿Y? ¿cómo has pasado la noche? *** preguntó, dando el primer bocado a la comida. Y en ese momento recordé la llamada. Achiqué los ojos en su dirección. *** fue graciosa tu bromita de anoche. *********. Abrí el jugo y le di un sorbo. Ella frunció el ceño. *¿Qué broma? ********** sin entender. Reí sin ánimos. *** te hagas, Anna, sé que fuiste tú. Me llamaste y no digiste nada. ********** Para que lo sepas, no me dio miedo, sabía que eras tú... Por cierto, ¿cómo has conseguido mi numero? *** pregunté. Siguió negando con la cabeza. *** juro que no fui yo. ***** vez se puso seria. Me hizo dudar. Si no fue ella ¿entonces quién?. *¿Hablas en cerio? *** miré interrogativa. Asintió. *** lo juro. Eso hizo que mis dudas crecieran más. Mi mirada pasó hacia el patio en donde habían chicos sentados en las bancas y algunos en el césped. Mi mirada pasó al chico que estaba sentado en el césped bajo un árbol, con un libro en sus manos. Peter. Se mira... Tan simpático leyendo. Me lo quedé viendo un rato embobada. Nunca pensé tener un profesor así. Ahora tenía clases con él hasta mañana a última hora. *** Las clases habían terminado, me despedí de Anna y me dirigí a mi auto, arranqué, emprendiendo viaje hacia mi terrorífica casa. Mi mente estaba en la llamada ¿quién habrá sido? Si vuelven a hacerlo no seré tan blanda, los amenazaré con llamar a la policía para ver si así siguen molestando. Aparqué el coche y me bajé de inmediato. Abrí la puerta y rápidamente subí a mi habitación. Me habían dejado un montón de tarea y, como no tenía nada que hacer, quería hacerlas ya para que el tiempo pasara rápido. Me senté en el escritorio y abrí la laptop. No tenía ni idea de la tarea de matemáticas. Había pasado toda la clase simulando que hacía los ejercicios, por suerte la campana había sonado a tiempo y no le había dado tiempo de revisar. En el momento en que iba a teclear algo en la computadora, algo llamó mi atención. Por el rabillo del ojo miraba una sombra apoyada en la puerta, cerré los ojos con fuerza, diciéndome a mí misma que al abrirlos esa sombra ya no estaría más. **** no sirve. ***** una voz masculina y ronca. Jadeé al escuchar a alguien más aquí. Abrí los ojos con cautela, girando la cabeza en dirección a la puerta, en donde, al ver a la persona que estaba ahí, sonriendome cínicamente, mis pulsaciones se aceleraron y el cuerpo se me puso en estado de shock. Pues justo frente a mí estaba: el mismísimo Ryan Stee. Booktrailer en multimedia. ♥
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