No es la primera vez que me lo digo cuando Evan tiene que ver, no obstante, lo repito: “tú puedes, Leilah”. Luego de tantos allanamientos a su hogar, no debería resultar difícil cruzar la puerta; sin embargo, sigue siendo difícil, incluso peor esta noche. Se trata de una suma de inconvenientes, está, por ejemplo, el jaleo en el que estaba la facultad esta última semana de clases. No pude verlo porque su clase se dio por terminada el lunes y luego, los tablones de avisos sobre las materias del próximo semestre me mantuvieron ansiosa. También estuvo la pijamada en casa de Hillary que la rubia organizó dos noches atrás: chocolate caliente, spa improvisado y mucho llanto cuando nos abrazamos, antes de que cada una saliera disparada a sus propios planes. Marion volaría hasta Nueva York para