Juego con mis dedos nerviosa, tratando de huir de la mirada inquisitiva de Neil. Parecía molesto con algo en la cena de compromiso y no quiso decirme, aunque tampoco me atreví a preguntarle.
—¿Estás bien, cariño? —toma mi mano entre las suyas y su mirada se vuelve cálida—. Te ves preocupada.
—Neil… —me mira con atención y carraspeo—. ¿No has notado a Leilah… extraña?
Él se tensa un poco y frunce el ceño. ¿Estaría pensando lo mismo que yo?
—¿Extraña en qué sentido? —trata por todos los medios que su voz suene serena, pero lo conozco muy bien, aparenta estar tranquilo, aunque haya percibido lo mismo que yo.
—Leilah se ve ida, como si los preparativos no fueran importantes —miro mis manos, evitando su mirada—. A veces pienso que… ella me… está evadiendo.
Neil no dice nada, sólo apriet
