Burbujeante

2185 Words
-- Hola, Alex. Un placer igualmente. Soy Amelia, vivo en Londres. ¿De qué te gustaría hablar? (carita guiñando) Amelia. --- El corazón me dio un pequeño brinco, realmente no pensé que ella contestara mi diplomático saludo, sin embargo, su respuesta era muy similar a la mía, quizá más por decencia. Aunque la carita guiñando me hacía mucha gracia. Me empecé a poner nervioso, realmente nunca fui muy bueno con este tipo de situaciones, las evité a toda costa. No sabía ahora que contestarle. -- Hola, Amelia ¿A qué te dedicas? ¿Qué tal el clima en Londres? (carita guiñando) Alexandru. ---  ¿El clima? ¿Enserio? Me reprendí a mi mismo, pero ya le había enviado el mensaje y no lo podía quitar. Esperé unos minutos su respuesta y no llegó, así que decidí salir por fin de la habitación para ir a cenar en el restaurante del hotel, tenía planeado ir a otro lado, pero no quería manejar y perderme la oportunidad de contestarle un mensaje pronto, si es que lo contestaba, bajé por el ascensor con el teléfono celular en la mano a la espera de su mensaje. - Buenas noches, señor Dimitriu ¿Mesa para cuantos? – Me saludó de manera formal un joven camarero. - Uno, por favor – le sonreí amable. - Por aquí, señor… - el joven hizo una seña con su mano para que lo siguiese. - Bip – Bip - -- Es complicado explicarte lo que hago en pocas palabras, pero lo intentaré.  Estoy encargada de abrir nuevas tiendas de una compañía de vinos en toda Europa, manejo el mercadeo de estas, entre otras cuantas cosas más, dentro de la compañía. ¿Tú, a qué te dedicas? ¿El clima? Bueno, aquí siempre hace frío, esta lloviendo como casi siempre ¿Qué tal el clima en Bucarest? Amelia --- - ¿Señor Dimitriu? – repitió el joven camarero. Levanté la mirada al escuchar mi nombre, estaba absorto en las palabras tan gentiles de aquella mujer, me atraía y ni siquiera sabía por qué. Solo podía pensar en esos labios y en que fueran reales. - ¿Sí? – le contesté al joven. - Por aquí, señor – volvió a repetir el joven, haciendo la misma señal para que fuera detrás de él. Me llevó a una mesa para dos, cerca a la barra, esperó que me sentara y me entregó el menú. No obstante, yo ya no estaba interesado en ello, ni siquiera sentía hambre, solo quería contestarle pronto el mensaje a Amelia y quizá prolongar la conversación por un rato más. - ¿Quiere conocer lo que sugiere el chef para esta noche? – me preguntó el camarero. - ¿Qué tal el clima hoy? – ignoré su pregunta. - ¿Disculpe, señor? – levantó sus cejas sorprendido y se acercó un poco más a mí, tal vez el camarero pensó que había escuchado mal. - ¿Cómo está el clima afuera en este momento? – le formulé la pregunta de otra manera. - Esta haciendo bastante frío, señor, de momento cae una lluvia ligera – contestó de manera formal. -- Del clima te puedo decir que hace bastante frío y de momento cae una ligera lluvia. Por mi parte no requiero de más de cinco palabras para decirte lo que hago. Manejo una empresa de químicos, no es tan interesante como ir abriendo vineras por toda Europa, supongo conoces bastante de vinos, quizá puedas recomendarme algo para esta noche. Alexandru. --- Bien, Alexandru, de a poco te vas soltando, pensé, cuando levanté la mirada de la pantalla de mi teléfono celular el camarero esperaba pacientemente a que hiciera mi pedido. - Disculpe – me escusé con él, sin saber exactamente porque. Abrí el menú en busca de un buen plato. - Bip – Bip – dejé el menú a un lado y volví a la pantalla de mi teléfono. -- Parece que me estuvieras dando el reporte del clima desde algún lugar encerrado, dime que no estas en una cárcel. ¿Recomendarte un vino? Bueno, eso depende de la situación y la compañía. Amelia. --- Sonreí abiertamente a su mensaje, parece ser una chica divertida. -- ¿Encerrado? La verdad es que sí, he estado todo el día trabajando y ni siquiera he echado un vistazo por la ventana. Pero no estoy en una cárcel, eso lo puedo asegurar. Con el vino, bueno la situación: Cena, en un buen restaurante de un hotel, posiblemente pida algún filete. Compañía: tengo a lo lejos una chica con unos labios color escarlata muy sensuales que me tienen intrigado. Alexandru. --- Dude en enviarle ese mensaje, era muy atrevido, arriesgado, a mi parecer, lo ultimo que quería era que se ofendiera y perdiera la oportunidad de conocer un poco más sobre ella. Era la conversación más larga y posiblemente “picante” que había tenido con una mujer sin que fuera de negocios. Yo no soy así y no lo quería echar a perder. - Disculpe – me volví a excusar – Tráeme algún plato que tenga algún corte de carne de res, puede ser un filete, lo dejo a elección del chef – le entregué el menú al joven para que me dejase solo lo más pronto posible. - Sí, señor… - asintió con la cabeza a mi orden - ¿Desea que también le recomiende un vino con el plato, señor? – - No, en un momento lo llamo, gracias – quería esperar la respuesta de Amelia, así no me recomendara ningún vino, ahora me encontraba mucho más ansioso – Disculpe – le llamé antes de que se fuera. - Señor – giró sobre sus dos pies y me prestó atención de nuevo. - Una copa de bourbon, por favor – respiré profundo, era eso o salir a fumar y confirmar realmente el clima esta noche en la ciudad de Bucarest. - Con gusto, señor - - Bip – Bip - -- El propósito de la foto a surtido efecto, pretendía parecer sensual. Y ya que has tenido el valor de decirme eso, puedo decir que espero que la mirada que tienes como foto de perfil sea tuya y que a mí también me causa intriga.   En cuanto al vino, puedes pedir un vino tinto cabernet, cabernet Sauvignon o un syrah, queda bien con cualquier corte de res, en cuanto a la compañía, me encuentro tomando una copa de vino blanco, afrutado para ponerle dulzor a la noche fría, aún falta algo para la hora de la cena, pero puedo acompañarte si gustas. (Foto) Amelia. --- La foto era de una copa de vino blanco, burbujeante y sobre la copa ponía sus labios sutilmente, con el mismo color de labios rojo intenso, no, rojos no, escarlata. No se veía nada más, solo la copa y sus labios, y solo eso era jodidamente sensual. - Su copa, señor – la dejó sobre la mesa y se retiró ágilmente. Cada vez me sorprendía más esta mujer, estaba sonriendo como tonto, allí sentado solo en una mesa para dos, pero en ese justo instante no me sentía solitario. ¿Qué debería contestarle? - Buenas noches, señor Dimitriu ¿Mesa para cuantos? – Me saludó de manera formal un joven camarero. - Uno, por favor – le sonreí amable. - Por aquí, señor… - el joven hizo una seña con su mano para que lo siguiese. - Bip – Bip - -- Es complicado explicarte lo que hago en pocas palabras, pero lo intentaré.  Estoy encargada de abrir nuevas tiendas de una compañía de vinos en toda Europa, manejo el mercadeo de estas, entre otras cuantas cosas más, dentro de la compañía. ¿Tú, a qué te dedicas? ¿El clima? Bueno, aquí siempre hace frío, esta lloviendo como casi siempre ¿Qué tal el clima en Bucarest? Elena. --- - ¿Señor Dimitriu? – repitió el joven camarero. Levanté la mirada al escuchar mi nombre, estaba absorto en las palabras tan gentiles de aquella mujer, me atraía y ni siquiera sabía por qué. Solo podía pensar en esos labios y en que fueran reales. - ¿Sí? – le contesté al joven. - Por aquí, señor – volvió a repetir el joven, haciendo la misma señal para que fuera detrás de él. Me llevó a una mesa para dos, cerca a la barra, esperó que me sentara y me entregó el menú. No obstante, yo ya no estaba interesado en ello, ni siquiera sentía hambre, solo quería contestarle pronto el mensaje a Elena y quizá prolongar la conversación por un rato más. - ¿Quiere conocer lo que sugiere el chef para esta noche? – me preguntó el camarero. - ¿Qué tal el clima hoy? – ignoré su pregunta. - ¿Disculpe, señor? – levantó sus cejas sorprendido y se acercó un poco más a mí, tal vez el camarero pensó que había escuchado mal. - ¿Cómo está el clima afuera en este momento? – le formulé la pregunta de otra manera. - Esta haciendo bastante frío, señor, de momento cae una lluvia ligera – contestó de manera formal. -- Del clima te puedo decir que hace bastante frío y de momento cae una ligera lluvia. Por mi parte no requiero de más de cinco palabras para decirte lo que hago. Manejo una empresa de químicos, no es tan interesante como ir abriendo vineras por toda Europa, supongo conoces bastante de vinos, quizá puedas recomendarme algo para esta noche. Alexandru. --- Bien, Alexandru, de a poco te vas soltando, pensé, cuando levanté la mirada de la pantalla de mi teléfono celular el camarero esperaba pacientemente a que hiciera mi pedido. - Disculpe – me excusé con él, sin saber exactamente porque. Abrí el menú en busca de un buen plato. - Bip – Bip – dejé el menú a un lado y volví a la pantalla de mi teléfono. -- Parece que me estuvieras dando el reporte del clima desde algún lugar encerrado, dime que no estas en una cárcel. ¿Recomendarte un vino? Bueno, eso depende de la situación y la compañía. Elena. --- Sonreí abiertamente a su mensaje, parece ser una chica divertida. -- ¿Encerrado? La verdad es que sí, he estado todo el día trabajando y ni siquiera he echado un vistazo por la ventana. Pero no estoy en una cárcel, eso lo puedo asegurar. Con el vino, bueno situación: Cena, en un buen restaurante de un hotel, posiblemente pida algún filete. Compañía: tengo a lo lejos una chica con unos labios color escarlata muy sensuales que me tienen intrigado. Alexandru. --- Dude en enviarle ese mensaje, era muy atrevido, arriesgado, a mi parecer, lo ultimo que quería era que se ofendiera y perdiera la oportunidad de conocer un poco más sobre ella. Era la conversación más larga y posiblemente “picante” que había tenido con una mujer sin que fuera de negocios. Yo no soy así y no lo quería echar a perder. - Disculpe – me volví a excusar – Tráeme algún plato que tenga algún corte de carne de res, puede ser un filete, lo dejo a elección del chef – le entregué el menú al joven para que me dejase solo lo más pronto posible. - Sí, señor… - asintió con la cabeza a mi orden - ¿Desea que también le recomiende un vino con el plato, señor? – - No, en un momento lo llamo, gracias – quería esperar la respuesta de Elena, así no me recomendara ningún vino, ahora me encontraba mucho más ansioso – Disculpe – le llamé antes de que se fuera. - Señor – giró sobre sus dos pies y me prestó atención de nuevo. - Una copa de bourbon, por favor – respiré profundo, era eso o salir a fumar y confirmar realmente el clima esta noche en la ciudad de Bucarest. - Con gusto, señor - - Bip – Bip - -- El propósito de la foto a surtido efecto, pretendía parecer sensual. Y ya que has tenido el valor de decirme eso, puedo decir que espero que la mirada que tienes como foto de perfil sea tuya y que a mí también me causa intriga.   En cuanto al vino, puedes pedir un vino tinto cabernet, cabernet Sauvignon o un syrah, queda bien con cualquier corte de res, en cuanto a la compañía, me encuentro tomando una copa de vino blanco, afrutado para ponerle dulzor a la noche fría, aún falta algo para la hora de la cena, pero puedo acompañarte si gustas. (Foto) Elena. --- La foto era de una copa de vino blanco, burbujeante y sobre la copa ponía sus labios sutilmente, con el mismo color de labios rojo intenso, no, rojos no, escarlata. No se veía nada más, solo la copa y sus labios y solo eso era jodidamente sensual. - Su copa, señor – la dejó sobre la mesa y se retiró ágilmente. Cada vez me sorprendía más esta mujer, estaba sonriendo como tonto, allí sentado solo en una mesa para dos, pero en ese justo instante no me sentía solitario. ¿Qué debería contestarle?
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