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Amor de Hermanos

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Blurb

Julieta y Bruno son mellizos, inseparables con un lazo único que los une: un sentimiento llamado «amor». Pero la adolescencia, rompe ese lazo inseparable. Convirtiéndolo en odio, y en una guerra interminable.

Ambos hermanos, comienzan una pelea por quién es mejor que el otro. Bruno ganó popularidad, mientras que Julieta soledad. Olvidando aquella hermosa amistad de hermanos.

¿Podrán volver a lo que eran antes?

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Capítulo 1
 —¡Levántate, Juli! —Gritó el inepto de mi hermano desde la cocina. Mi hermano, y yo, teníamos dieciséis años; nuestra madre estaba de viaje en ese entonces y nosotros vivíamos juntos, el tema problemático era que ya no teníamos esa relación de hermanos que teníamos cuando éramos niños. Hacía ya un año... qué todo era diferente. Bajé y me senté en la mesa, Bruno por obligación me hizo unos panqueques con chocolate y un jugo de fresa. Lo miré con el ceño fruncido. Es estúpido si cree que comeré algo hecho por él. —No pienso comer nada hecho por ti, ¿sabes? No quiero morir tan joven —me levanté y agarré una manzana del frutero para luego ir al garaje. Él me siguió con la mirada hasta que salí de la cocina. Me subí a un taxi y salí rumbo al liceo, mi hermano era un imbécil. Un gran imbécil, qué si creía que dejaría que me envenenara estaba muy equivocado. Traerme al instituto es algo que no iba a hacer jamás en su maldita vida. Ya que arruinaría su reputación, el maldito desgraciado presumido. Miré mi brazo, y visualicé el brazalete que me regaló él, mi hermano, cuando cumplimos seis años. Me pregunté por dentro si él conservaba el suyo. Tuve que quitarme un poco esas ideas de mi cabeza. Llegué bastante rápido, y no lo note hasta que me di cuenta que Belén y Anto —mis mejores amigas—, me esperaban en la entrada. Somos amigas desde el Jardín de niños y eso me encanta, ellas son lo mejor que tengo. Es cómo si volver al pasado fuera tocar el fuego con los dedos. —Hola chicas —murmuró hacía mis amigas, luego fuimos a ver los horarios qué nos tocaban. Sin dudarlo, sentir de nuevo aquellos recuerdos me ponían los pelos de punta. Y nostalgia sentimental. Nuevamente pérdida en séptimos sentidos. Tras mirar mis horarios, me di cuenta que sólo compartía clases con Anto, ya que Belén no estaba en nuestro mismo grupo. Me sentí triste por separarme de una de mis amigas. Y por la mala suerte, del karma de los karmas, si bien no estaba con mi hermano, si compartía grupo con sus amigos imbéciles. Un día muy largo, por lo visto. Entré a clases resignada, más que resignada a no seguirle el juego y no darle el gusto. Me senté con Anto, a los minutos de compartir una conversación interesante, entró la profesora de Literatura. Siempre con el rostro en alto, como si fuera la Reina Isabel. —Alumnos —farfulló—, hemos arreglado con los profesores de Literatura, y habrá nuevos lugares para todos. Cada profesor decide con quién sientan a cada uno. Cero protestas y quejas, dónde quedan se quedan. Yo estaba nerviosa, no sabía como actuar, ya que lo peor que me podía pasar, era que me sentaran con un popular. Lo que menos quería era una vida cliché, yo quería una vida normal. No de esas novelas juveniles, una normal. Normalita. La profesa comenzó a apuntar a cada uno. —Curbelo, siéntese con Castro. Usted, señorita González, siéntese con Rodríguez —mi amiga se levantó y se fue a sentar con Rodríguez, que es un amigo de mi hermano. En cambio, Curbelo se sentó a mi lado, que da la casualidad es amigo de mi hermano. Tenía ganas de golpearme la cabeza contra la mesa. No lo podía creer. Ni un poquito. La clase pasó de desapercibida, pero lenta. Había temas aburridos, relacionados a la raíz cuadrada de la nada. La profesora nos dio un sermón, de que si nos cambiábamos de lugar, habría un castigo. Curbelo no me dirigió la palabra ni un segundo, ni se giró para mirarme. Típico de ellos. En cuanto sonó el timbre, Curbelo se levantó y arrastró su pobre alma por toda el aula. Mientras que yo, observaba a esa jirafa arrastrar los pies por el pasillo, ignorando a todo aquel que fuera inferior a él. Pero sin dudarlo, dándose palmaditas en los hombros con mi hermano en cuanto se encontraron. Apenas era el comienzo, el comienzo de todo. /// Cuando era la hora del almuerzo, busqué a las chicas para sentarme con ellas. A lo lejos, en otra mesa, estaba Curbelo y mi hermano. Los ignoré, como había hecho por un año. Pero, me detuvo oír lo que menos quería oír: Curbelo quejándose de haberlo sentado conmigo. Me hice la tonta, y pasé lentamente por un costado de su mesa. —¿Qué te pasa, Marianito? —dijo Vivían Curbelo, la hermana mayor de Mariano Curbelo. Es conocida por haber ganado competencias de ciencias y ajedrez, es extremadamente inteligente y social, delegada de la clase, calificaciones perfectas. Es toda una diosa. Él la miró como diciendo: «Ya deja de decirme de esa forma, pendeja». —Nada bro, me sentaron con tu hermana —Mi hermano abrió los ojos y asintió con la cabeza. —Mala suerte por ti, pero esta bien —El se rasco la cabeza, Vivían y Mariano se miraron con complicidad. —¿Mala suerte? Tenes que estar bromeando hermano —La sonrisa incrédula de Mariano dejo en evidencia su confusión, parece que el no esta muy enterado de las andadas de mi hermano —No es broma, pero por desgracia es mi melliza. Odio tener una hermana que me avergüence, que me deje en ridículo delante de todos. Ella me humilla con su sola presencia, por eso decidí jamás decir que ella existe. Porque, por ella, no quiero que me siga humillando —respondió, con la sinceridad qué a mí me pareció un fastidio. Mi corazón latió tan rápido que me causo miedo, soy muy joven para sufrir del corazón Los latidos de mi corazón se detuvieron, en un milésimo segundo. Y las ganas de llorar eran inmensas, ni te digo eso. Solamente me detuve, mirándolos mientras todos ellos estaban de espaldas, mirando al resto de la cafetería. Mariano solamente lo miró. —Si negar a tu hermana te hace feliz... —Hablo el en un suspiro largo, pero fue interrumpido —Desearía ser hijo único para no tener que soportar a esa niña molesta, todo el tiempo, y en serio. Ya no la soporto, ojalá dejará de existir —continuó, dejando a la mesa en silencio. Vivían mirando a Mariano y Mariano mirando a Vivían. Bruno miraba a la nada, como si aquel tiempo se detuviera en todo aquello que acababa de decir. Un chico me había roto el corazón, y ese había sido mi propio hermano. —Cuidado con lo que deseas, Bruno —Solté de repente, sosteniendo la bandeja firmemente. Todos aquellos se dieron vuelta, y los ojos de Bruno me clavaban fuertemente en el pecho. El pecho que me dolía, se me hacía trizas. Una lágrima, y otra, y otra más. Me di vuelta, me fui corriendo lejos de todo el mundo. Pero cuando me quise darme cuenta del error de haber escuchado, y dicho aquello, ya estaba en la vista de todos. En la vista de ellos, de Belén y Antonella. De toda la cafetería viéndome llorar. En cuánto salí rápidamente, con el rabillo del ojo vi a Castro queriendo avanzar hacía donde iba, pero Bruno lo retuvo. No quería su lástima ni la pena de nadie. Si antes estaba quebrada, ahora estaba rota. Mi corazón no daba más, es ese momento en que sientes que tu mundo se desmorona por completo y nada puede reconstruirte, nunca entendí el origen de este sentimiento. Bruno no me entendía, nunca lo hacía y por más que me esforzaba en que entendiera mis sentimientos, era prácticamente imposible, el aferraba sus ideas a sus propios ideales y al final olvidaba lo que era realmente importante. Recuerdo que de niña el solía abrazarme mucho, decía que yo era su pequeño oso panda y que siempre le calmaba abrazarme, en ese momento no me parecía realmente importante pero ahora... A veces me pregunto, ¿Que tan vital soy en éste mundo? ¿Realmente soy imprescindible? No lo soy. Nadie es imprescindible, el mundo sigue girando aunque nos toque morir y las personas siguen con sus vidas como si nunca te hubieran conocido, puede que duela pensar en esa idea y por más cruel que suene, nadie es imprescindible, todos somos desechables. Mamá solía decir que el amor va más haya de todo, pero en nuestro caso el amor no funciona así. Puede que parezca ridícula e inmadura nuestra guerra constante, pero es así como es y la verdad no nos aportamos nada bueno. Papá solía decir que si las personas no te aportan nada positivo, era mejor dejarlas fuera de nuestras vidas y aunque duela es así como es, me gustaría que mi hermano aportará algo bueno para mi pero no lo hace. ¿Por qué me duele tanto? ¿Por qué soy tan débil? ¿Por qué lo recuerdo una y otra vez? ¿Por qué lo extraño y necesito tanto? ¿Por qué soy tan estúpida? ¿Por qué sigo viva? Un montón de preguntas que flotan sin cesar en mi mente, me siento tan idiota por no poder responderlas, por ser incapaz de arreglar mi vida. ¿Por qué es tan difícil dejar ir todo y ser feliz? "La felicidad es un camino no un destinó". Hermosa frase que leí en un libro hace años y que marqué con una linda cintita de color, pero nunca pude implementarla en mi vida y me gustaría saber si alguien lo logró. Lo mas difícil en este mundo es ser feliz, por una razón o por otra siempre pasan cosas que nos destruyen lentamente y mi hermano siempre fue la razón de mi incesante llanto. Es tan horrible que mi razón de angustia y dolor sea mi propio hermano. No lloró por un amor no correspondido, ni porque mi novio me engañó con otra, tampoco la traición de una amiga y ni hablar de la falta de mis padres. Mi hermano es la única razón, mi mellizo, mi media naranja, mi alma gemela, mi otra mitad, mi razón de vivir. El lo es todo y al mismo tiempo es nada, ¿Cómo llegamos a esto? No lo se, no se tampoco como terminar con esto y me gustaría saber que tengo que hacer para que todo acabé, para ser feliz. Quiero que todo acabé, quiero respirar y sentir algo de cariño. Corrí tanto como nunca, recordando como llegamos a esto, recordando las peleas incesantes de nuestros padres cuando eramos niños, recordando su sonrisa tan dulce y tierna. Me gustaba pensar en el Brunito de ocho años, ese niño dulce que se metía en mi cuarto cuando me sentía inquieta. Nunca entendí como lo hacía, pero siempre que me sentía mal el aparecía. Una vez le pregunté y me dijo que tenía como un radar, el sentía cuando yo no estaba bien e inmediatamente corría a buscarme. Vi tan dulce esa respuesta, no era la que esperaba pero al tener ocho años fue tierno. Ay Bruno, estas agrandando todo y siento muy dentro de mi que esto terminará mal, tengo miedo de en un futuro ser incapaz de perdonarte y que mi corazón te excluya para siempre Mi celular sonó varias veces, era Antonella, pobre, debe estar muy preocupada. Ella es quién más me conoce y sabe lo débil que es mi corazón. A veces siento que ella puede leerme como si fuera un libro abierto. Es increíble como nos complementados, Anto y yo somos tan distintas, pero tenemos eso que a la otra le falta y con eso sabemos que pasé lo que pasé, siempre nos necesitaremos. Varias veces llamó pero yo no quise contestar, se que debe estar preocupada pero mi estabilidad mental necesita descansar. Estoy tan agotada mentalmente, ya no se que más hacer y tengo miedo de volverme loca. Si, soy una persona llena de miedos y todos esos miedos incluyen mi seguridad, más bien la falta de seguridad y de amor propio. Siento que me falta mucho amor propio, pero es imposible recuperar algo que tu hermano buscó la forma de pisotear. Se que Bruno no es una justificación para mi falta de carácter, pero hay mucha gente que no entiende lo difícil que es obtener algo cuando todo el mundo, te dice que no lo mereces. "Siempre seremos hermanos y siempre voy a cuidarte con mi vida hermanita" Esas palabras resuenan en mi mente. No entiendo como el niño que dijo eso una vez, fue capaz de romper todo lo que nos unía. Se que aburro con este tema pero honestamente me siento impresionantemente shockeada. Más lágrimas bajaban por mis mejillas mientras yo las limpiaba con mi manga, el caminó se tornó borroso, mis ojos estaban demasiado empañados y ya no era capaz de ver nada. Tropecé varias veces, quería detenerme pero mis pies no respondían, solo sabía correr y correr. ¿Por qué cuando estamos tristes y desilusionados sentimos ganas de correr lejos? También quiero una respuesta para esa pregunta, hoy sólo se que me siento muy desilusionada. No se si las cosas con mi hermano algún día volverán a ser las mismas. Me gustaría saberlo pero simplemente. No lo se.

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