Esta aquí, frente a mi más hermosa que nunca, ¿será que estoy tan mal que me la imagino?, pero la veo, la escucho, la huelo; es ella, es mi sirena de verdad está de vuelta. Parece una diosa caminando por todo mi barco como dueña y señora.
Estoy tan extasiado que tengo miedo de que sea mentira que sea un espejismo, un engaño de mi mente; hasta que empiezo a razonar lo que dice y me muestra una carpeta.
…Divorcio, anulación, ¿de que habla? se va, está loca si cree que se lo voy a permitir. La pego a mí y no es un espejismo, mi mujer está aquí.
- ¿Me puedes soltar? – es ella en carne y hueso. Y esta aquí para … divorciarse ¿Qué demonios?
- Te desapareces y crees que puedes venir a exigir. - la pego mucho más a mí que la quiero absorber.
- Gabriel suéltame me estas cortando el aire.
- Yo te veo hablando muy bien para tener falta de aire. – estoy tan molesto que no se si besarla o matarla.
- Siempre tienes que ser tan insoportable, ¡suéltame!
- Si no quieres que te toque quien te mando a entrar a mi barco. – me empuja y la suelto.
- Dile al capitán que regrese al puerto.
- No le voy a decir nada, tenia planes y no los voy a cambiar por ti. Así que si te quieres bajar puedes regresar nadando.
- Eres un… - Dios que bella se ve.
- No vas a querer dañar ese lindo vestido ¿Dónde has estado?
- Contigo uno no puede hablar cordialmente siempre tienes que hacer algo para discutir.
- Yo no estoy discutiendo, me estoy tomando una copa que tu muy amablemente me serviste, la que esta peleando sola eres tú. - respira, ve al cielo agarra aire. Hay cosas que no cambian.
- Gabriel Zigelmman, no quiero discutir contigo solo vine a establecer algunos puntos así que dile a tu capitán que regresé para yo poderme bajar y tu te puedas ir a donde quieras y con quien quieras.
Me quedo callado y observo la carpeta que me estaba mostrando, mientras la veo discutir. Tengo sentimientos encontrados, no sé qué sentir, pensé que no me importaría, que este mes había dado grandes pasos para olvidarla, pero ahora que la tengo al frente me doy cuenta de que sigue siendo la mujer que hace que mi sangre hierva para bien o para mal.
- Te estoy hablando Gabriel.
- Es imposible no escucharte Meller, ya te dije como te puedes bajar del barco nadie te mando a subirte en él.
- Ay disculpe el señor por perturbar su paz, su tiempo y su vida. - ahí está el sarcasmo que la caracteriza, pero yo también se jugar ese juego.
- No te disculpo por nada – ahora pienso en todo lo que he pasado desde que se fue, su manera de abandonarme sin explicación, desaparecerse de esa manera y ahora viene y me reclama. - te largaste Lucia y ahora quieres regresar dando órdenes, te equivocas perdiste ese derecho el día que te fuiste.
- No creo que deba recordarte las razones porque me fui – no hablara en serio.
- ¿A no? ¿es que no me merezco una explicación? Tu te desapareces por dos años y yo tengo que solo aceptar que volviste, así como si nada hubiera pasado y perdonarte.
- ¿Quién te dijo que yo vine a pedir perdón? Sería lo último que me faltara, que el gran poderoso señor Ziegermman, exija disculpas por algo que el hizo - yo la voy a ahogar en el mar.
- ¿Qué se supone que hice? ¿Amarte, consentirte, adorarte, complacerte en todo lo que querías?
- ¿El señor sufre de amnesia ahora, tiene problema en recordar cómo sucedieron las cosas?
- Lucia mi paciencia hace rato paso los límites, así que no me busque porque sabes cómo me pongo.
- Mi paciencia también sobrepaso los limites hace tiempo por tu culpa. ¡Eres un mentiroso, traidor, infiel y sínico!
- ¡Modera tu carácter Meller y mucho más lo que dices!
- ¿Te ofende que te diga la verdad? Y no me grites – respira – Gabriel yo no vengo hablar del pasado y lo que sucedió hace un año.
- Un año, ocho meses, una semana y trece horas para ser exactos. - si llevo la fecha contada, me mira sorprendida.
- Quiero terminar con esto y es obvio que tú también, así que firma los documentos así tu puedes estar con tu noviecita y yo… - ¿por qué se queda callada? No puede tener otro, ella es mía.
- ¿Y tú qué? ¿estas con alguien? – calma Gabriel, ten control.
- Si lo tuviera no es asunto tuyo y mucho menos tienes moral para decirme algo, ya que volviste a la vida que tanto extrañabas y con tu “es mi amiga y no tenemos nada”- ese sarcasmo me saca de quicio.
- Tu tampoco tienes moral para decirme nada, te fuiste, me dejaste como se deja cualquier cosa así que no me hagas ver como el malo de esta historia. Tengo libertad de hacer lo que quiera.
- Yo también, así que deja de hacerte el ofendido esto es algo mutuo. - ¿eso que significa? – solo firma.
- No voy a firmar nada, ¿te quieres divorciar? Ahora te aguantas hasta que a mi me dé la gana.
- ¿Estas bromeando? ¡Tu solicitaste el divorcio y no quiero ni siquiera recordar las cláusulas tan...! – le llego ese documento ¿Cómo es posible? -… te quiero matar, y no te tienes que preocupar porque no he usado tu apellido en lo absoluto, tampoco quiero nada de ti así que quédate con tu dinero y tus propiedades, en cuanto a tu gran generosidad por pagar mis gastos médicos no te preocupes pienso pagarte cada centavo.
- Ya hemos hablado de eso y no pienso tocar ese tema otra vez ¿cómo te llego ese documento? – se supone que nadie sabe dónde estaba.
- Tu eres quien lo exige en el divorcio, y deja de hacerte el bobo Gabriel que no te queda, sabes muy bien donde estaba. - si lo hubiera sabido hace rato la hubiera ido a buscar y la traía amarrada – ere tan poco hombre que ni siquiera pudiste llevarlos tu mismo. – eso me enfurece.
- Me vuelves a insultar y vas a tener razones para hacerlo; y tú y yo sabemos muy bien que de poco hombre no tengo nada.
- ¿Qué vas a hacer? ¿Me vas a pegar? Seria lo último que te faltara para completar la lista de decepción.
- Fíjate que ganas no me faltan mereces unas buenas nalgadas; y si tú tienes una lista imagínate que tendré yo.
- No me importa lo que tengas, esta vez no te saldrás con la tuya, además, qué sentido tiene que no quieras firmar el divorcio, pero insistes e incluso pagas para que agilicen la anulación del divorcio. - ¿anulación? Yo no he solicitado nada.
- ¿De dónde sacas eso? ¿qué anulación? – me queda mirando molesta, pero yo estoy peor que ella. – mejor dejo de escuchar tus estupideces – me dirijo al bar a servirme otra copa.
- Mira eso si te lo concedo porque yo no quiero seguir viendo tu cinismo, ni escuchar tus mentiras.
Me volteo para responderle y está bajando
- ¡A mí no me deja con la palabra en la boca, esta vez no te vas a ir tan fácil! - miro a la mesa y eso me cerciora que no aluciné. Salgo a buscarla y veo a Nicandro y José al final de la escalera ¿qué hacen aquí? No dije que se fueran a casa – les digo.
- Si señor, pero somos sus guardaespaldas, no podemos hacer eso. – dice José.
- ¿Cuánto tiempo llevan ahí?
- No mucho señor – responde José, veo a Nicandro que no ha mencionado ni una palabra.
- Se fue a la cabina del yate – dice sin esperar que le pregunte, por eso suplanto a Petter, porque me conoce muy bien y después de Petter es al único en quien le confió mi vida con los ojos cerrados por eso era el chofer y el guardaespaldas de Lucia.
- Bien, después hablaremos de la seguridad ya que dejan a cualquiera entrar al barco.
- Ella no es cualquiera señor – responde Nicandro, ni como discutirle porque es cierto, si hubiera sido Emilia o cualquier otra mujer le prohíben la entrada.
- Déjeme y yo la busco señor – interrumpe José – hago que no lo moleste. – Nicandro lo mira como si lo quisiera matar, porque eso si hizo Lucia ganarse a todo mi personal al punto de que le sean fiel a ella antes que a mí.
- No, yo voy, mejor dile a Anna y Valery que me suban algo de comer.
Voy hasta la cabina y escucho a Lucia darle órdenes a mi capitán para que de vuelta y llegar al puerto, este me ve y niego.
- Deja de molestar al capitán, ya te dije cual es la manera de bajarte de este barco y que ya no tienes autoridad para mandar aquí; así que decide pronto porque nos estamos alejando más.
- No me hagas ahogarte en el fondo del mar Ziegermman, yo no voy a ir contigo a ningún lado, esto se llama secuestro – me rio.
- ¿Secuestro? Pero si fuiste tu solita quien se metió a mi barco sin autorización alguna, eso es delito, allanamiento a propiedad privada, podrías ir presa.
- No es allanamiento cuando soy la señora, aunque no te guste la idea, aunque con tus influencias si ya me has hecho ver como lo peor no me extraña que me hagas ver como delincuente. ¡quítate! – ¿ahora de que habla?
- Sigue el curso, ve un poco más rápido para alejarnos y no vayas a regresar – le digo al capitán y salgo detrás de ella. - ¿puedes dejar de decir cosas incoherentes?
- ¿Sabes que es lo peor? que cuando creo que no me puedes sorprender más, lo haces y me decepcionas aún más.
- Si tu estas decepcionado yo también, porque resultaste igual que las demás. Eres como Milena y Lucrecia- no termino de decir sus nombres cuando siento mi mejilla picar de la cachetada que me acaba de dar. - me vuelves a pegar y te va a costar caro - ahora si la lanzo al mar.
- ¿Como te atreves a compararme con esas zorras?, definitivamente tú vas a hacer que te mate ¿En qué momento dejaste de ser mi Ziegermman para convertirte en un hombre tan bajo? Mejor no respondas tal vez siempre fuiste así y yo no lo supe ver. – me deja otra vez con la palabra en la boca y sube.
- ¡Deja de escaparte de mí!
- ¡Te odio!
- ¡El sentimiento es mutuo! – me tira la puerta de la habitación en la cara y se encierra con llave - ¡abre si no quiere que la tire!
- ¡Haz lo que quieras; igual tú vas a pagar los daños!
- ¡Lucia!
- ¡Vete al diablo, Gabriel!, ¡no debí regresar!
- ¡Nadie te dijo que lo hicieras! – la escucho pegar un grito y tirar algo a la puerta, está…
La dejo ahí y a los minutos veo a Anna con la bandeja de comida.
- Eso es mucha comida, Anna.
- Es para usted y la señora – estaba tan perdido en mis pensamientos que no me acordaba de su estado.
- La señora esta encerrada en su habitación, llévale su cena a ver si le da la gana de comer.
- Está bien señor.
- ¿Por qué no se me dijo que era ella quien había subido?
- Usted no dio oportunidad de eso.
Se lleva su plato y me quedo perdido en mis pensamientos nuevamente, hasta el apetito se me quito; ¿Por qué se quiere divorciar? ¿realmente dejo de amarme? ¿Por qué se quiere alejar?, eso no lo voy a permitir ella juro estar conmigo hasta que la muerte nos separe y así va a ser.
- Regresaste y ahora te quedas, no vas a mover ni una hebra de cabello sin que yo lo sepa.
Miro la carpeta que me dejo en la mesa, ¿Cómo llego los papeles de divorcio a sus manos? ¿por qué Salvador se reúne con su abogada y no me dice? ¿De donde saca que yo pague para agilizar la anulación? ¿Por qué esta tan molesta conmigo?
Se que tener un hijo con otra y ocultárselo fue algo delicado, pero yo no lo planee, tampoco le fui infiel; ¿que se supone que debía hacer? ¿ignorar a mi hijo solo porque su madre es Lucrecia?
- Ahí Sirena, me quieres volver loco. Me dejas y ahora te haces la ofendida, no puedo dejarte pasar esta ofensa como si nada tienes que pagar lo que me hiciste.
Abro la carpeta y nada mas leer “Divorcio” me irrita, vuelvo a cerrar la carpeta y me sirvo un trago. Debo planear bien mis siguientes pasos con Lucia, ella hizo una promesa y la va a cumplir, aunque no quiera.
-*-
Después de horas de beber, leo la bendita carpeta con las peticiones del divorcio, Lucia no quiere nada de mí, ni propiedades, ni manutención, ni apoyo, nada, solo quiere que, así como ella renuncia a todo lo mío yo renuncie a todo lo que tiene ella, carros, apartamento, negocios, acciones, hijos…
- ¿Por qué pondría “hijos” en contexto si ni siquiera tuvimos? Eso no tiene sentido, además ella no tiene propiedades, su carro se lo di yo, su casa es de doña Esther, las propiedades que les di está renunciando a ellas, negocios no me hace falta, acciones; ¿de qué?
También esta la clausula de pagarme la operación inmediatamente, pero los gastos de los medicamentos establecen un plazo de p**o.
- ¿De dónde va a sacar el dinero para poder pagarme la suma tan alta de la operación? – ahí Lucia, ¿en qué andas? ¿Qué estuviste haciendo todo este tiempo? ¿pagaras tu medicamento?
Me quedo mirando las estrellas mientras Lucia invade mi mente, se ve tan hermosa, tan bien cuidada, está más arrogante, más segura de si misma, esta tan perfecta se nota que va al gimnasio; eso es bueno quiere decir que se está cuidando. No puedo creer que este aquí a unos metros de mí.
*Flashback*
“¿Qué haces ahí Sirena?”
“Observo las estrellas” – me acuesto a su lado y mientras ella ve las estrellas yo la contemplo a ella – “¿crees que estaremos bien sin tener hijos?”
“Ya hemos hablado de eso, yo soy feliz contigo y no quiero perder eso”
“Pero eres un Ziegermman, debes tener decendencia”
“Quita esa expresión de tristeza de ese hermoso rostro, ¿Quién dice que debemos tener descendencia para ser felices?”
“¿Si algún día cambias de opinión y no te conformas conmigo nada más?
“Eso no va a pasar, me enamore de ti sin tener hijos y quiero seguir disfrutando de nosotros, un hijo es un riesgo para perderte y no estoy dispuesto a arriesgarme”
“Tengo miedo de que un día dejes de quererme, que me veas como una obligación y me tengas lastima, no quiero que te arrepientas de haberme amado algún día”
“Señora Ziegermman usted es el amor de mi vida, manejas mi vida a tu antojo por lo tanto soy tuyo hasta el día que tu decidas que así sea y aun así no te permitiré alejarte de mí”
“Jamás te dejaría mi amor por ti es como esas estrellas, infinitas”
“Entonces no tenemos que preocuparnos por nada, así que brindemos por nuestro amor, por que sigamos siendo felices y que nadie se interponga a lo nuestro”
“¿Por qué eres tan perfecto?”
“Porque son Gabriel Ziegermman tu marinero. ¿tú por qué eres tan perfecta?”
“Por que soy Lucia Meller la sirena que se vino a robar el corazón de este marinero guapo, soberbio, arrogante, vanidoso y hacerlo completamente mío”. – se sube en mí.
“Algo que hiciste muy bien, porque mi voluntad esta completamente a tu merced”
“Que mentiroso, yo soy quien esta a tu merced nunca me haces caso cuando te pido algo”
“Si es algo que atenta contra tu salud y seguridad por supuesto que no te complazco”
“Mientras me sigas amando como hasta ahora no tengo problemas”. - la beso y la hago mía una vez más bajo las estrellas.
*Flashback*
- ¿Que nos pasó Lucia, si éramos tan felices? ¿Estarás saliendo con alguien y por eso quieres el divorcio? – demonios, odio tener tantas preguntas y ninguna respuesta.
Siento que aquí hay algo más, algo que no estoy viendo y no me gusta.
- Señor – me interrumpe Anna
- ¿Qué sucede?
- Es que la señora no quiso cenar, no probo ni un bocado. - terca
- Déjala que pase hambre si quiere, ella no es una niña y sabe que debe cuidarse, si no lo hace es muy su problema.
Se retira, recogiendo mi plato – veo que no fue la única que no probo la comida.
- No quiero que me molesten, Anna.
- Si señor, ya doy la orden de que nadie lo perturbe.
- ¿La señora salió de la habitación?
- No durmió en ella.
- ¿Dónde durmió? No importa, retírate.
Esta necia, no cambia definitivamente sigue sin cuidarse, una paliza es lo que hay que darle, pero si ella no se preocupa por su salud yo ya no tengo porque hacerlo.