Capitulo 49- Lucia

3690 Words
Mi marinero molesto es un peligro andante, pero no debería verse tan sexy mirándome con ganas de matarme. - ¿Te sientes bien? - tan bello y considerado. - Si Giuseppe gracias por traerme, aunque no era necesario ¿Te asusté? - Más que asustarme me preocupaste, no habías tenido crisis en casi un año y llegas aquí y ya has tenido taquicardias, mareos, desmayos, tensión elevada. Estabas mejor en Alaska no debí decir que vinieras. - No es tu culpa que viniera, era algo que debía hacer tarde o temprano. - Me aterra dejarlas aquí con todo esto. - Lo sé, pero te necesito en Alaska frente al centro, no puedes descuidar tu trabajo y no soy capaz de despegarme de mi hija nuevamente. - Amas a Gabriel y es evidente que el a ti, pero si no te cuidas me temo que recibiré malas noticias pronto, además estábamos planeando un gran cumpleaños para la princesa. - Me cuidare, no le daré gusto a las personas que me quieren ver sufrir. - Debes decirle a Gabriel sobre Lucerito, ya es hora. - Estoy en eso, aunque se que le doy vueltas al asunto, será un gran padre. - Necia - me da un beso en la frente, entra Ricardo y Gabriel, nada más debo ver sus ojos para saber que me quiere ahorcar. - Bueno señorita ya te puedes ir a casa y te repito, nada de estrés y hacer tu rutina. - Y yo te repito, estoy con mi rutina y el estrés es difícil. - Ya trabajemos en eso. – responde Gabriel. Ricardo se va y nos deja a nosotros tres. - Giuseppe te llevamos al hotel sé que estás en el Global Teen Z - dice Gabriel. - No es necesario, gracias. - No era una pregunta, voy a buscar unas cosas que necesitas en la farmacia mientras te arreglas para irnos - me dice molesto - te dejo en buenas manos. - Parece que tu esposito está molesto. - Si lo está, fue a buscarme enojado a la casa y estaba hablando con su papá así que me imagino se enteró de algo que no le gustó. - ¿Crees que sea de la niña? - No sé, no creo mamá me dijo que estaba molesto y que era importante, pero no me quiso decir que fue y le mencioné algo, pero me dijo que después hablamos. - Me preocupa que te pongas mal sea cual sea la razón, la última vez su discusión no termino muy bien. - Creo que he madurado y no soy la de antes, y sea cual sea la razón de su molestia sé que esta vez tiene razón y yo lo sabre manejar; no te preocupes. - Eso espero. Salimos de la habitación, veo a Nicandro a Xavier y luego a Gabriel. - Estamos listos – le digo y Gabriel nos deja subir en el coche. Después de unos minutos de camino el silencio es molesto. - Podemos hablar de algo, el silencio me perturba – les digo. - Quien te entiende si hay ruido deseas silencio y cuando lo tienes quieres ruido – dice Giuseppe y Gabriel sonríe. - Eso depende de la situación como ahora, que el silencio es molesto. - digo. - ¿Cómo va el centro de Pediatría? – pregunta Gabriel - Va muy bien, no nos damos abasto con tantas mujeres. - menciono. - Así es, cuando llegue vere como está la situación y si tenemos que buscar otro local lo hare, pero vamos a necesitar más personal. – dice Giuseppe y veo la sonrisa de Gabriel. - Eso significa que te vas pronto – dice feliz. - Si Gabriel me voy, tengo que cuidar los intereses de mi bella dama. - Se te agradece el gesto y si estás pensando abrir otro local es porque te va muy bien. – me dice. – y es mi dama, rubiecito. - No pensaba que llegaríamos tan lejos, pero también es el único centro así que también debe ser por eso que tenemos tanta demanda. - No te menos precies, es un gran trabajo lo que haces y tu equipo también, si crecieron es porque son buenos. - me dice orgulloso. - Es verdad Lucia, si no fuera por ti, tus métodos, tu forma de lidiar con las madres y entrenar a las demás chicas no irían las madres; así que admira lo que haces. - Escúchalo a él, te ha visto en acción – me dice Gabriel guiñándome un ojo, pero sé que aún está molesto. Hablamos un rato más mientras dejábamos a Giuseppe en el hotel, nos despedimos amablemente. - Ya vengo – le digo a Gabriel mientras sigo a Giuseppe a la puerta del hotel. – Giuse... - Preciosa – lo abrazo y me responde. - Te voy a extrañar, quisiera regresar, pero aún me falta mucho que hacer aquí. Confió mucho en ti para que lleves el centro. - Yo también te voy a extrañar mucho y a mi beba, mis días no van a hacer iguales, pero te llamare todos los días. - Eso espero. - Cuídate mucho y habla con él de una vez. - Lo hare, ten buen viaje. Me da un beso y yo le respondo hasta regresar al coche y Gabriel me ve con esos ojos acusadores. - ¿Qué? Me despedía de un buen amigo. - ¿Cuándo se va? – Dios, son ideas mías o se ve más guapo de lo normal. - Mañana, ya es hora de ponerse al frente del centro. - No diré que me molesta. Uno menos de dos, queda deshacerme de uno – sonríe. - ¿Ya hablaremos de lo que te molesta? – le digo y respira profundo. - No, acabas de salir del hospital y no voy a hacer el causante de que regreses a él. - ¡Demonios Zigelmman! – me mira asombrado- Nicandro para el coche. - ¿Qué demonios crees que haces? - ¡Nicandro! – se detiene bruscamente y me bajo. - Estoy harta de esto. - ¿A dónde crees que vas? Sube al coche. - ¡No! Prefiero caminar. - ¡Meller sube al puto coche ahora! - ¡Cuida el lenguaje Zigelmman y dije que no! – lo veo detrás de mí y me detiene. - No seas terca sube al coche, no quiero discutir. - Yo tampoco por eso tú te vas en el coche y yo me voy caminando. – le paso por un lado y sigo mi caminata, - ¡Paciencia! Ahí cosas que no cambian – le escucho decir – siempre tenemos que estar peleando. - Es tu culpa porque me desesperas. - No hice nada. - y todavía dice que no ha hecho nada. - Cuando dejes de tratarme como una enferma desahuciada que no se le puede decir nada hablamos, mejor ve con tu amiguita a ella si le cuentas tus cosas. - Lucia... - ¡No Gabriel! Me canse de que me trates como una muñeca de porcelana que no se le puede decir nada porque se va a romper, demonios, no te das cuenta de que estoy bien. - ¿No escuchaste a Ricardo? Cero estrés. - Gabriel he tenido que lidiar contigo, con tu madre, tu hermana, una maestra, tus amigos, tu amante, tu examante, una psicópata en la cárcel, unos desgraciados que te quieren matar y nosotros ¿He muerto? No verdad, entonces deja de cuidarme tanto es frustrante me haces sentir mal, inútil y que no te importo en lo más mínimo. – sigo caminando. Cuando siento que me toma de un brazo y me pega a el de un empujón. - Tu eres lo que más me importa por eso te cuido, yo no quiero hacerte sentir mal. - Entonces deja de verme como una flor delicada, cuando éramos novios tenía un corazón débil, una bomba que podía explotar y no me tratabas como una desahuciada, déjalo de hacer ahora que tengo un corazón casi fuerte. Sé que me debo cuidar, pero no impide que tenga una vida normal. - Lo lamento, yo no quiero que te sientas así, pero estoy muy molesto ahora y sabemos cómo eso termina y no es el momento. – eso lo puedo ver. - ¿Por qué estas molesto? ¿Qué hice? Respira profundo y se ve que pelea con decirme y su autocontrol. Me mira... - Vete en el coche yo necesito caminar. - Gabriel - Lucia no me busques, estoy haciendo un gran esfuerzo. - y se va dejándome en medio de la calle veo a Nicandro y lo mando a seguir mientras manejo su coche a casa. Este hombre acabara con mi existencia- Santo Dios niña, gracias a dios estas bien – me abraza mi madre. - Estoy bien mamá, solo tuve una discusión con la zorra maquiavélica y mi suegrita; y me dio un sincope. - ¿Niña que te dije yo? Toma las cosas con calma, pero no haces caso. - Mamá no me regañes, acabo de discutir con el necio que tengo de esposo. - ¿Te trajo hasta aquí? - No, me vine manejando su coche mientras está caminando por ahí porque es un necio que no me quiere decir porque está molesto y me trata como flor de cristal, me irrita. ¿mi hija? - Dormida, desde que Gabriel la durmió no se ha levantado - ¿Qué dijo? - ¿Cómo que Gabriel la durmió? - Resulta que cuando vino a buscarte salió corriendo a sus brazos y no hubo manera de apartarla de él, pegaba unos gritos y lloraba inconsolablemente hasta en mis brazos porque se la quitamos y el niño progenitor no lo aguanto, la volvió a cargar y la consintió hasta que se quedó dormida. Se veía muy tierno. - Me imagino, hoy me dijo que, si quería hijos conmigo, que siempre los quiso y que los amaría, pero como no podíamos tenerlos dijo todas esas cosas para que olvidara la idea. - Imagínate y el milagrito ya venía en camino. - Mamá Gabriel parece muy molesto, sé que se estaba conteniendo, pero lo conozco estaba que en cualquier momento iba estallar ¿será que sabe de Gaby? - No niña, si lo supiera no habría poder humano que la aparte de esa niña, ahora lo sé, vino porque sabe que Lewin no es su hijo y quería una explicación. - ¿Cómo que lo sabe? Se supone que se lo diríamos juntos, este suegro si es lengua suelta. - El caso es que vino molesto a buscarte y se calmo fue cuando vio esos ojitos de cielo de mi nieta, luego llego Santiago. - ¿Le comento algo? - No, pero se ve que si le duele que esa desgraciada lo haya engañado. - Gabriel debe estar controlándose mucho con razón no quería discutir, porque seguro explotaría. Llamo a Nicandro mientras veo a mi hija dormir. - Señora ¿está bien, ya en casa? - Si, el señor ¿Dónde está? - Estábamos en casa del señor Erick y ahora en el yate. - ¿Va a navegar? - No creo, solo quiere estar solo. - No lo pierdas de vista y que nadie se acerque a ese barco. - Listo señora. Cuelgo, me preocupa que va a hacer, ¿qué hará con Lucrecia? Gabriel es muy vengativo y ahora debe estar muy enojado conmigo porque no se lo dije. - Hablaste con Gabriel - No, con Nicandro, está en el yate. - Se va a navegar y pensar que va a hacer. - Su cabeza debe estar volando como la de Santiago. - Por lo menos Santi tiene respuesta, pero el niño debe estar que se lo lleva los demonios. - Tienes razón, debe tener muchas preguntas. – que yo le puedo responder, aunque no todas – mamá cuida a la niña, yo vengo más tarde. - ¿Vas a ver a Gabrielito? - Debo hablar con él así sea que terminemos peleados. - Entonces nos vemos mañana, por la hora dudo mucho que te deje salir de ese barco – lo dice con picardía. - Ay, mamá, esta que se lo lleva el diablo creo que verme es lo que menos quiere hacer. - Tal vez, pero ustedes dos cuando se enojan los días siguientes no hay quien los saque de una habitación. - Eso es cuando estábamos casados y nos reconciliábamos ahora es diferente. - Yo no le veo la diferencia. - Me voy mamá. - Tómalo con calma sé que han pasado dos años y te puede dar algo. - ¡Mamá! No voy en ese plan Dios mío contigo, eres tremenda. - Ya vere si tengo o no razón. - El esta convaleciente y yo acabo de salir de urgencia, ese hombre no me va a tocar un cabello, aunque quiera. - Hija tu marido es caliente como el sol en pleno verano y si despertando en su cama te comía la boca no creo que una herida lo detenga. - Su herida no, pero mis crisis si, no te debo recordar que apenas y me tocaba los últimos meses antes de irme. - Como sea, se que ustedes juntos arden, pero esta vez cuídate aunque amo a mi princesa con una nieta me basta. - ¡No voy a dormir con el! - Ya vete antes que se te haga más tarde, tampoco me gusta que manejes por ahí de noche. Avísame que llegaste. - Está bien. Después de un largo camino llego al puerto y veo su barco, por lo menos no se fue, me acerco y ya los guardias me han visto. - No creo que al señor le guste verla aquí, esta de pésimo humor, creo que se contuvo mucho en la semana. - Lo se Nicandro, no ha sido un buen día, pero igual necesito hablar con el que nadie nos interrumpa así se esté hundiendo el barco conociéndolo va a romper cosas y gritara, está en su derecho, pero por ninguna manera lo dejes salir de aquí hasta que no se calma. - Lo que usted diga, está en el último piso. - Gracias, túrnense para descansar. Subo al barco y llego a mi lugar favorito, lo veo con un trago, de espalda, pensativo a punto de estallar en cualquier momento. - Pedí no ser molestado quiero estar solo y aun así viniste. – termino de subir y veo el cielo nublado. - Mamá me dijo porque me fuiste a buscar y debes tener mil preguntas. - ¿Es verdad? – se voltea y me mira – Sebastián y papá dicen que tu fuiste quien lo descubrió y he pensado en la charla de la oficina, querías decirme algo de Lucrecia. - No has tenido un buen día. - Uno de los peores en la lista, respóndeme. - ¿Lo tomaras con calma? - Lucia me están diciendo que mi hijo no es mi hijo, eso no se puede tomar con calma. - No quiero que salgas de aquí y la mates, no quiero que dañes tu vida. - Meller, me pediste que no te trate como porcelana, entonces respóndeme. Voy hasta el bar y me preparo un vino blanco. - No creo que debas tomar, acabas de salir del hospital. - Y tus heridas aún no han cicatrizado para estar bebiendo e igual lo haces porque lo necesitas. – respira profundo y se apoya al barandal, con sus manos cruzadas esperando mi respuesta. - Soy todo oídos Meller. - Esto no es fácil Gabo, sabía que iban a salir heridos, pero te conozco y si debo admitir que meda miedo lo que vas a hacer. - ¿Quiero saber de dónde sacaste esa información? Respiro profundo y me acerco a él, pero mantengo una distancia prudencial sentándome cerca del jacuzzi. - ¿Tenemos que hablarlo aquí? – digo mirando el jacuzzi y me trae ciertos recuerdos que no son propios del momento. - ¿Dónde quieres hablar? Deja de dar vueltas, mi cabeza quiere estallar Meller. - Está bien, no me presiones, debes tener preguntas y yo respuestas así que pregunta. - me mira directamente a los ojos. - ¿De dónde sacas que Lewin no es mi hijo? - Mm porque conozco al niño - me mira sorprendido. - ¿Cuándo fuiste a casa de Lucrecia? - No, lo conocí mucho antes. Resulta que unos meses después que me fui, llame a Santiago y me dijo que era papá. - ¿Santiago? - Si, yo asumí que había embarazado a una chica o que era un recién nacido, él me enviaba fotos, hablaba con él, es un niño encantador. Cuando llegue el me lo presento y me di cuenta de que tenía más edad de lo que pensaba así que le pregunté quién era su madre, pero Santiago se rehusaba a decírmelo. Veo a Gabriel y no sé porque siento que duda de lo que le digo. - Empecé hacer cuenta con la edad del niño y coincidían con el tiempo que salía con la descerebrada, le pregunté, pero insistía en no decirme. Un día estaba con el niño y cuando te vio de lejos se puso tan blanco como un fantasma que le pregunté si te conocía, el punto es que quería salir de dudas así que les mandé hacer una prueba a los tres. Santiago, Lewin y tú. Voy hasta mi cartera y sacó los resultados y se los di, los leyó de una vez y tiene la misma expresión que Santiago. - Lucia aquí dice que... - Lo sé, lo comprobé dos veces. Juraba que el resultado iba a salir positivo para Santiago así que volví a tomar muestra de los tres y los datos son los mismos. Me enfurecí de tal manera que casi mató a Lucrecia hasta que no le tocó de otra que admitirlo. Santiago casi la mata después de evitar que yo lo hiciera. - Yo me encargue que... No iba arriesgar lo nuestro si no estar seguro de que era mi hijo.- lo veo rojo y sus ojos parecen que estuvieran en llamas. - Lo sé, la ayudaron alterar los resultados. - ¡¿Quién lo hizo?! - Debo tener pruebas de eso. - Lucia Meller no me salgas ahora con eso, dime ¿quién fue? ¿Desde cuándo sabes que no es mi hijo? - Desde que fui a cenar a la casa y llegaron tus sobrinos, pero no fue hasta hace dos días que recibí la prueba. - Eso es casi un mes Lucia, llevas metiéndome casi un mes. - No te estado mintiendo. - ¡¿Y cómo se llama esto? ¡Omisión por desconocimiento!¡Fuiste a mi casa, me preguntaste sobre el niño y en vez de decirme me saliste con estupideces Meller! - Gabriel no es algo que se dice a la ligera y sin pruebas. - ¡De todas maneras me dices lo que sospechabas, tus dudas y al enterarte me hablas de cualquier cosa menos de esto! - No podía decirte que un niño que crees tu hijo por dos años no lo es, si te hubiera dicho que era de Santiago hubiera quedado como mentirosa. Se que no es fácil, pero… - Me tengo que enterar por otro que mi hijo no es mi hijo y que tú lo sabías, todo el mundo lo sabía menos yo. Tu deber era apenas enterarte decirme. - Ya sabes lo que se siente - me mira mucho más enojado y no debí decir eso - ¿te estás vengando? - ¡No! No lo quise decir de esa forma. Se que estás molesto, pero como se le dice a un hombre con tu carácter que lleva dos años engañado. La vas a matar. - Por supuesto que la voy a matar, Lucia me mintió con algo delicado y tú... Tira su copa al piso y me asusta - ¿dime quién alteró los resultados? Porque no tolero una mentira más. Si le digo que es Emilia, pero no tengo pruebas, Lucrecia pudo mentir y quedaría mal ante él. Demonios. - Lucia... - No puedo decirlo sin pruebas y sé que estás enojado, pero ella pudo mentirme, es experta en eso; por dios, el niño ni es suyo imagínate sus alcances. - ¿Cómo que no es suyo? - Fue lo que dijo - Dios está a punto de perder el control - Gabo trata de respirar estás convaleciente y se te pueden abrir las heridas. - ¡No me hables de eso ahora! Ponte en mi lugar, llevo más de dos años pensando que ese niño es mío, cuidándolo, tratando de trabajar para que me acepte y resulta que no es mío. He sido un completo idiota manejando en manos de mujeres que creen poder controlarme la vida, incluyéndote. - No me digas eso. - ¡Es la verdad! ¡Te dije que quería recuperar lo nuestro sin mentiras, descubrí las cosas juntos y los estás haciendo sola y confías en medio mundo antes que en mí! - eso es verdad y no puedo defenderme ante eso. - No quiero que hagas una locura. - Ahora mismo soy capaz de cualquier cosa Meller mi mamá, Alaska, Emilia con la anulación, tus noviecitos, la prensa y ahora tengo que lidiar ¡con un hijo que no es mío! - se agarra de la baranda parece que la fuera a romper - quiero ese niño, lo había aceptado como mi hijo, por él te perdí a ti y resulta que todo es mentira. Lo dejo un par de minutos tratando de que se calme y de repente explota tirando y rompiendo todo lo que está a su paso, yo dejo que saque toda su ira. Veo a Nicandro subir y lo detengo, para que vuelvan a su sitio, nadie vera a mi hombre en ese estado. No hay manera de contenerlo y no lo haría, tiene todo el derecho de estar furioso conmigo y con la vida, no me imagino si alguien viene a estas alturas y me dice que Gaby no es mi hija.
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