Martha llega hasta la calle dónde está el pub de ambiente que visitó la semana pasada con su amiga Montse. Intenta engañarse diciéndose que sus pies la han llevado hasta allí, pero sabe que no es cierto, no es casualidad que esté ahora decidiendo que hacer, con la vista fija en la entrada del local y en el pequeño neón que lo anuncia. Aquel local, su camarera y algunas de las mujeres reales o ficticias que lo pueblan, han protagonizado alguna de las pajas más épicas que se ha hecho últimamente. No, no es que Martha se haya vuelto lesbiana a raíz de aquella incursión (sigue sin sentir deseo por otras mujeres), pero el hecho de que la anhelen a ella, de haber sido durante unos instantes el centro de atención y que una dura camarera le dedicara varios requiebros, es algo que la enerva y la p