Ha sido una locura pero ninguno los dos hace mención a ningún propósito de enmienda. Desean que la posibilidad de repetirlo siga planeando y esa noche vuelven a follar como animales. Solo después de dos o tres orgasmos y en plena madrugada, exhaustos, se permite Ariana una reflexión. - Estamos locos, deberíamos dejar el trabajo fuera de esto. Y si Sofía tiene que creerlos, parece ser que hasta ahora lo han conseguido: no metas la polla donde tengas la olla, que dice el refrán. Pero eso no significa ni mucho menos que estos jueguecitos hubieran acabado o que se hayan reducido a una versión controlada. Una vez que han probado, el chute de adrenalina y de placer era tan alto que volver a las prácticas sexuales anteriores, simples y aburridas, es algo que no se quieren ni plantear. Casi todo