La llevo de regreso a el castillo, la dejo en la puerta de su habitación, y me despido de ella con un dulce beso, voy a mi habitación con una tonta sonrisa, me recuesto y pienso en ella, en sus dulces labios, ese beso que me hace sentir un hormigueo en el cuerpo entero. A la mañana siguiente nos reunimos para tomar el desayuno, le informó a Damián lo que aconteció ayer, las mejorías a la tierras, y los obsequios que las personas me entregaron. - Si mi pueblo es agradecido con la ayuda, gracias por todo Alexis, igualmente a ti Valentina, me has sido de mucha ayuda, de verdad a ambos Gracias. - No tienes nada que agradecer, mi hermano y yo lo hacemos con gusto. - Así es, por cierto Damián, quisiera que me concedieras un momento para hablar de algo importante. En ese momento Dirina se ah