El mismo día Paris Onur Sincerarse debería ser liberador, reconfortante y lo ideal en cualquier contexto, pero no es tan simple como pudiera parecer. Existen ocasiones en las que hablar sobre lo que piensas o de tus sentimientos puede ser un error fatal. En tales casos, la prudencia debería gobernar tus actos. Sin embargo, como nos encanta ser impulsivos y tenemos la manía de creer que podemos controlar lo incontrolable, nos lanzamos al vacío sin paracaídas. Sí, somos suicidas emocionales. Nos gusta seducir a la razón y cuando nos percatamos, estamos cayendo en picada sin opción a cambiar la situación. Un ejemplo claro soy yo. Había recibido una bofetada de indiferencia de Gizem, y a pesar de todo, estaba suplicando un momento de su atención. Al final, aproveché una situación horrible