¡Mi Mate es una Bebé!

Me encontraba acostado esperando a que la alarma sonara para así dar inicio al día, no quería levantarme y enfrentar la realidad. Me encontraba cansado, pero no podía dormir y sabía exactamente la razón... mi mate. Ayer viaje a París, a la manada Garras de Hielo. Estaba en busca de mi mate por todas las manadas del mundo, está era la número cincuenta que visitaba. Al igual que el resto de las manadas que he visitado el resultado es el mismo... nada. Cada día que pasa pierdo más la esperanza de encontrarla. Cabe la posibilidad de que esté con alguien más. No, con solo pensar en el hecho de que esté con otro que no sea yo mi lobo toma el control. Otra alternativa es que se haya cruzado en el camino de la muerte y se la haya llevado alejándola de mi castigándome así de la peor forma que puede existir. Quitarle a un lobo su compañera de vida o peor aún, quitarle a un Alpha su luna. La alarma suena sacándome de mis pensamientos, me levanto y voy a mi armario. Busco que ponerme, luego me meto al baño y me doy una ducha relajante para olvidarme de todo esos pensamientos que me atormentan. Salgo del baño envuelto con una toalla en la cintura y me visto. Me pongo un pantalón n***o con una camiseta blanca lisa, una jacket negra y unos tenis nike blancos. Ya listo guardo las cosas que voy a necesitar en la Universidad en mi mochila, salgo de mi habitación y bajo las escaleras. Entro al comedor y saludo a mi madre con un beso en la mejilla como todas las mañanas, luego tomo asiento frente a Jessica. —Esta vez vas temprano, eso es raro, siempre te vas tarde, ¿qué pasó? —me mira arqueando una ceja. Ella sabe porque es que siempre llego tarde a las clases, por mi mate, ya que casi siempre estoy de viaje en busca de ella y llego cansado del viaje sin ánimos de nada, mucho menos para ir a la Universidad. —Hoy no quería llegar tarde nuevamente, eso es todo —respondo restándole importancia empezando a desayunar. —Jessica, ya deja de molestar a tu hermano y mejor come —la regaña mamá mientras sirve el desayuno. —¿Alex, después de las clases porque no vamos a correr al bosque?, hace tiempo que no vas, te servirá para distraerte —propone Elías dándole un trago a su bebida. No es mala idea. Creo que podría ir, me servirá ir y distraerme para no pensar en el hecho de que aún no encuentro a mi mate—, esta bien, pero iremos después de clases. —Que bueno que irán a distraerse, hace tiempo que no lo hacen —habla mamá sonriendonos a mi hermano y a mi. —Yo también quiero ir —me mira poniendo cara de perrito regañado. —No —contesto firme. —Aahh, ¿por qué no?, yo quiero ir también, por favor Alex —hace puchero como niña pequeña. —¡No Jessica, no irás y punto!. Ya no insistas —le dice Elías enojado levantando la voz. Creo que se paso con levantarle la voz, tampoco era para tanto. Lo fulmina con la mirada para levantarse de la mesa e irse molesta. Elías la mira subir las escaleras hasta que desaparece, el cierra los ojos dejando salir un suspiro para después abrirlos. —A veces es imprudente —suspira frustrado echando la cabeza hacia atrás. —Lo sé, pero tampoco era para que le gritaras así —termino mi desayuno—, bueno, ya me voy, adiós mamá nos vemos luego —la abrazo y dejo un beso en su mejilla. —Adiós hijo, cuídate. —Yo también ya me voy mamá —Elías se acerca a ella y se despide. —¡Jessica apúrate! —grita mamá llamándola. Después de despedirnos de mamá salimos de la casa, me pongo el casco y subo a mi motocicleta. Jessica sale corriendo, se sube al auto de Elías. Rato después llegamos a la Universidad. Estaciono cerca de el gimnasio del instituto, bajo y entro corriendo ya que voy a clases tarde, como siempre y eso que me levante temprano. Mis hermanos van detrás de mi, hoy había mucho tráfico. Llegamos a la clase, tocamos la puerta, esta enseguida es abierta por la profesora de matemáticas. —¡Alpha! —hace una pequeña reverencia de respeto—, pasen —entramos y nos sentamos los tres juntos. Bueno, empieza un día más de aburridas clases. El día transcurrió normal, ya era hora de salida, estaba con Elías en el estacionamiento esperando a Jessica, ella sale unos minutos más tarde que nosotros ya que esta en el equipo de porrismo de la universidad, mi hermano y yo estamos en el equipo de fútbol. Veo a mi hermana que viene corriendo hacia nosotros. —Lo siento por hacerlos esperar —dice agitada por venir corriendo. —No importa —me pongo el casco y subo a mi moto—, vámonos ya —Jessica y Elías suben al auto. Enciendo la moto y conduzco hasta la mansión. Llegamos después de un rato, estacionamos en el garaje, entramos y vemos que no hay nadie así que cada quien sube a sus respectivas habitaciones. Entro y me tiro en la cama boca arriba viendo el techo. Si tan solo encontrara a mi mate, de repente tocan la puerta. —Alex, Alex —me llaman gritando, me levanto, abro la puerta encontrándome a Elías. —¿Qué pasa? —pregunto preocupado por como ha tocado. —Alex, los vampiros acaban de atacar una de las manadas vecinas y papá quiere que vallas a ver si hay sobrevivientes ya que el Alpha de esa manada era su amigo —me dice serio con las manos en los bolsillos. —Ok, esta bien —cierro la puerta y caminamos hasta bajar las escaleras. Llego a la sala, veo a mi madre con Jessica sentadas viendo televisión, al parecer no saben la situación. —Mamá —enseguida capto su atención—, unos vampiros acaban de atacar la manada vecina, saldré con Justin ya que papá quiere que valla a revisar si hay sobrevivientes, Elías se quedará por si llegara a pasar algo. —No puede ser, ve con cuidado por favor —se levanta y me abraza. —Si mamá, no te preocupes —correspondo al abrazo, nos separamos. —Yo quiero ir contigo —se pone de pie poniéndose frente a mi. —No Jess, es muy peligroso que vallas mejor quédate con mamá —doy media vuelta para irme pero ella me detiene tomándome del brazo. —Alex por... —antes que dijera algo más la interrumpo. —No Jess, no instas porque no irás —me suelto de su agarre—, quédate aquí con mamá —dejo un beso en su frente y camino hasta la puerta para salir en busca de Justin. Camino hasta encontrarlo hablando con unos guerreros—¡Justin!. El voltea posando su mirada en mi—¿Alex, que haces aquí? ¿pasó algo? —pregunta con cierto tono de preocupación. —Si, los malditos chupa sangres acaban de atacar una de las manadas vecinas, papá quiere que valla a revisar si hay sobrevivientes y quiero que me acompañes. —Claro que si, así podemos matar a unos cuantos vampiros —acepta saliendo lo último con odio. —Entonces vamos —empezamos a caminar rumbo al bosque, cuando ya hemos entrado en el nos transformamos. Empezamos a correr hacia la manada. Desde esta distancia siento el olor a sangre, malditos chupa sangres, solo buscan acabar con los lobos. Íbamos llegando a la manada, todo se encontraba destrozado, quemado, habían cuerpos desmembrados por todas partes, todo en un completo silencio y con olor a sangre muy fuerte. Nos acercamos con cuidado, revisamos que no hayan vampiros, cuando vemos que el lugar es seguro Justin y yo volvemos a nuestra forma humana. Revisamos que no hayan sobrevivientes, pero lastimosamente todos se encontraban muertos, ya solo nos faltaba la mansión del Alpha. Entramos, vemos a todos muertos pero de pronto un delicioso olor a rosas silvestres llega a mi inundando mis fosas nasales, mi lobo empieza a aullar de felicidad. —¡Mate, búscala rápido!. —¿Alex, que pasa? —pregunta Justin viéndome raro, lo ignoro y corro siguiendo el olor hasta llegar a una habitación rosa que está totalmente destrozada con manchas de sangre por todas partes. Olfateo el lugar, el aroma viene de aquí, reviso y veo que viene del armario. Lo abro encontrándome con una hermosa bebé de grandes ojos azules, con cuidado la tomo en brazos. —¡Mate! Exclama mi lobo feliz, pero en ese instante llega Justin y lo primero que ve es a la hermosa bebé que tengo en brazos. Instantáneamente al verla sonríe y se me acerca sin apartar la vista de ella. —Que hermosa princesa —hace el intento de tomarla en brazos pero le gruño y la aparto de el. —¡MÍA, no la toques! —le grito. —Alex, es una bebé, ¿que te pasa? —frunce el ceño mirándome con cierto desconcierto. —Justin, ella es mi mate —lo veo a los ojos, el me mira sorprendido y algo confundido. —¿Qué, estás seguro?, ella es sólo una bebé no puede ser tu mate —dirige la mirada a mi mate. —Estoy seguro, puedo sentir su olor a rosas silvestres —veo a la bebé y sonrío al ver que me mira con esos hermosos ojos azules. —Me alegra que hayas encontrado a tu mate amigo —sonríe dándome una palmada en el hombro. —Gracias amigo —le sonrío devuelta. —Mira, aquí hay algo —toma una hoja que estaba en el suelo cerca de donde encontré a mi mate. —¿Que es? —pregunto viendo la hoja que está en sus manos. —Parece que es una carta —la abre y empieza a leerla. A mi estimado lector: Si estás leyendo esto es porque mi manada fue atacada y tuve que dejar a mi hija, Natasha Portman, nació el 6 de febrero. Cuiden de ella ya que los vampiros que atacaron la manada la deben de estar buscando por ser la hija del Alpha. Por favor le pido que la cuiden, por su bien no le cuenten lo que pasó con la manada y no permitan que los vampiros sepan de ella. Att: La luna. Después de leer la carta regresamos a la manada, ahora yo con mi pequeña en brazos, ella en el camino se quedo dormida. Entro a la mansión sin hacerle caso a nadie, antes de subir le pido a Justin que le compre algo de ropa luego subo a mi habitación y me acuesto con mi pequeña feliz de haberla encontrado. La acuesto en la cama con cuidado, parece un angelito cuando duerme, le doy un beso en su mejilla. —Prometo cuidarte y hacerte feliz mi pequeña, no dejaré que nadie te lastime —dejo otro beso en su mejilla. Me levanto y voy al baño a ducharme. Al salir, me pongo un pantalón de pijama y me acuesto con mi pequeña. Estoy tan feliz de haberla encontrado, no me importa que sea una bebé, la voy a esperar hasta que crezca, la voy a cuidar con mi propia vida si es necesario, no dejaré que nadie la aleje de mi lado.