Camille Moreau
Lo primero que siento es la textura de una sábana cubriéndome completamente el cuerpo, a mí alrededor escucho sonidos incomprensibles que resultan ser voces con acento francés. Esto no es como lo imaginaba, no recordaba siquiera estar en Francia.
— Hora de la muerte: ocho con quince minutos — escucho a alguien hablar cerca de mí — pobre chica, que muerte tan desafortunada siendo aún tan joven y llena de vida.
Parpadeo en varias ocasiones sin poder moverme, me siento tirada sobre un duro asfalto, mi cabeza duele levemente y siento algunos raspones en mis brazos y piernas, pero después de ahí, no siento ningún otro dolor. ¿Qué pasó? ¿Cómo llegué aquí?
— Bien, prepárenla. Hay que llevárnosla para practicarle la autopsia — al escuchar esa última oración es lo que me da la f
