CAPÍTULO NUEVE Debido a la hora intempestiva, era comprensible que a Quinn Tuck le hubiera fastidiado que le llamara Mackenzie. Aun así, les dijo cómo entrar al complejo y donde podían encontrar las llaves de repuesto. Era justo antes de medianoche cuando Mackenzie y Ellington abrieron de nuevo la consigna de Claire Locke. Mackenzie no pudo evitar pensar que estaban moviéndose en círculos, un sentimiento que no era especialmente alentador tan temprano en el caso, pero también le parecía que esta era la opción correcta. Tomando en cuenta la muñeca de la consigna de Elizabeth Newcomb, Mackenzie volvió a entrar al espacio de la consigna. Quizá fuera por que era consciente de que ya era tarde, pero el sitio le causaba todavía más aprensión en esta ocasión. Los contenedores y las cajas de la