Siempre que estaba estresada iba a un solo lugar, ese donde el dolor pasaba a ser algo de otro plano, donde las penas no dolían y todo parecía mejor y más llevadero. Había decidido no ir a la universidad el día de hoy, solo tomé mis cosas y salí de casa a vagar por la ciudad después de la clase de la mañana, ahora siendo las cuatro de la tarde me encuentro entrando de nuevo a la escuela de danza.
El piso de todo el lugar es de madera, unos sillones de pallet se encuentran en la recepción y hay unos pequeños bancos largos en todos los salones y una pared de espejo para ver las corografías, suspiro y miro a mi jefa, llevo el maldito vestido colgado de mi hombro, las botas en la otra mano, por suerte aquí hay baño con ducha o quizás sufriría un colapso o iría apestada a baño público.
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