Federico. —¿Qué fue todo eso?. —Nada. —a penas llegamos me hizo sentar en la cocina para poder curar mis heridas. —Aaaa... Entonces nada te lastimó toda la cara por nada. —la miro suspirando—. Que lindo. —Peleas de hermanos, nada grave. —Vamos Fede. —me mira muy enojada—. Esa no fue una simple pelea... Algo pasó y quiero saberlo. —No peleamos por tu causa. —¿Qué?. —su cara se contrae alejándose de mi—. No puede ser posible si hace dos días me vio por primera vez y no hablamos nada, a penas sé su nombre. —No... Cuando desapareciste lo llamé para que me ayude a buscarte, él era de la marina pero experto en rastreo por eso le pedí ayuda... Ahí nos peleamos. —¿Por qué?. —me paro mirando por la ventana ya que no sé como llevar un interrogatorio de una mujer pero debo dárselo porque