Lucas fue echado a la calle como un vulgar perro, como si fuera una clase de enfermo portador de algún patógeno altamente contagioso. Las personas lo miraban como bicho raro después de que los agentes de seguridad lo sacaran a rastras por la puerta principal en medio de los gritos y amenazas del joven recién desheredado. Cuchicheaban haciendo comentarios escandalosos y se figuraban mil y una razones para que su padre lo lanzara a la calle de aquella manera. —Seguro es por malversación de fondos… — comentó alguien. —No, eso es un problema de faldas… — aseguró otro. —Estoy seguro que es por dinero, se ve que gasta mucho… —dijo otro. Lucas quería gritarles a todos que eran unos idiotas, que ninguna de esas era la razón por la que su padre lo echaba de la Compañía, que simplemente el viejo