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Pecadora pero no capital.

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intro-logo
Blurb

Ava es una protagonista que rompe el molde de las mujeres tímidas e inseguras, representa a una mujer realmente segura de sí misma que a pesar de todas las adversidades que se plantan en su camino, con su intelecto, criterio y personalidad sabe como vencerlas, teniendo un aprendizaje de cada una de ellas.

¿La paciencia es una virtud, al igual que la ignorancia? La pequeña Ava se hace estas preguntas en un mundo que en un principio percibe de forma hostil.

Marginada por las conductas de su familia, herida por los descalabros de su infancia, necesitada del amor que sus padres le pueden proveer. Ava decide llevar la vida de la forma más hedonista posible en aquel momento en el cual un simple atrevimiento se convertirá en una futura explosión de lujuria, pero nada es lo que parece, secretos oscuros condicionan las realidades de esta chica. La cual con todo lo que vive, aprende a mejorar su capacidad de análisis, a alzar la voz por lo que quiere y piensa, y a no dejarse pisotear por el simple hecho de que la sociedad se sienta con derecho a hacerlo por tu género.

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Capítulo I
Estoy jugando con mis pensamientos y decido presentarme, mi nombre es Ava. Ava Miranda... No sé exactamente que rayos estaba pensando mi madre en el momento en que escogió mi nombre, pero ¿quién soy yo para cuestionarla? Soy apenas una chiquilla de siete años que nadie toma en cuenta ni respeta sus posiciones u opiniones. Agustín, mi hermano, y la señora que viene a ver a mamá diariamente vestida de blanco dice que soy muy madura para mi edad, pero eso no es suficiente para poder expresar mis argumentos libremente... Por ejemplo, yo opino que mi papá es un mal padre, ya que nos abandonó dos meses después de que mamá se quedara paralizada en la silla o la cama, ¿no decía todo el tiempo que nos amaba? ¿Qué haría cualquier cosa por nosotros?, yo considero que las personas que te aman no te abandonan cuando más las necesitamos, nada ha sido igual desde que papá no está, a pesar de que extrañamente llega dinero para pagar los gastos de la señora vestida de blanco que cuida a mamá y también para el colegio de Agustín y por supuesto para mí. Papá siempre deseo que ambos estuviésemos bien educados, porque él opina que es la única manera de sobrevivir en un país como el nuestro, pues Venezuela tuvo años de oro, repiten todos, y he podido observarlo en algunos libros que le han dado de tarea a Agustín, pero hoy en día, siempre que nos dirigimos a la escuela vemos personas pidiendo dinero en el semáforo o en las esquinas, aunque eso es bastante común en otros países, según lo observo en televisión, aquí es bastante condenado además de un encuentro con una mala situación en proceso. Nuestro transporte es bastante silencioso y nunca responde a mis preguntas, creo que me considera una pequeña imprudente, quiero ser mayor rápido para que las personas me tomen en serio, mamá siempre me tomaba en serio, la extraño demasiado, ella siempre me entendía y me cuidaba como nadie, aun cuando tenía días en los que estaba muy brava, siempre me demostraba que me amaba y respetaba. Agustín es muy regañón y siempre está coqueteando con chicas en su "espacio del colegio", pues yo aún voy a primaria por supuesto, aunque continuamente me fugo para su "lado del colegio". Me gusta mucho ver las cosas que hacen los chicos más grandes. Ya ha llegado la señora Isabel, la que cuida de mamá, y también me corrige todo lo que ejecuto, me revisa todo el tiempo las tareas y actividades del colegio. Ella se dirige fijamente a mí apenas me ve y me dice: —Ava, querida, deberías peinarte hoy, tu madre querría verte más arreglada, también espero termines pronto tus deberes, pues hoy vendrá a verlos la tía Kelly, y sabes cuán estricta es con la entrega de los deberes... — Pufffffff, siempre que estoy relativamente tranquila aparece una mala noticia, odio a la tía Kelly, sé que las personas dicen que está mal odiar pero ¿y qué? Pues es lo que yo siento, que odio y siento repulsión por la tía Kelly, desearía tener un superpoder para desaparecerla, es una idiota, siempre critica todo y constantemente repite "Si mi querida hermana estuviese bien, esta casa no estaría en este estado ni esa niña fuera tan mal contestada y salvaje". A duras penas no las arreglamos dos chicos que aún no llegan a la adultez para sobrevivir, como para que se nos exija ser perfectos, ¿por qué las personas no normalizan expresar lo que sentimos? ¿Por qué las personas no normalizan que no queramos ni sintamos amor y aprecio por toda nuestra familia? ¿Acaso el hecho de tener sangre de otra persona nos obliga a tener amor y sentimientos por ellas? Pues definitivamente, yo no estoy de acuerdo con eso, ya sé que son muchas preguntas que nadie va a responderme, pero en fin, debo intentar apaciguar mi desordenado cabello además de revisar si terminé todos mis deberes escolares para que la señora Isabel no entre en cólera por mis acciones, a ella le pagan por ver por nosotros, no es su culpa, no la detesto a ella, solo detesto un poco el hecho de que ella no consiga que mamá mejore ni siquiera un poco, sigue sin ninguna movilidad, ya pronto serán tres meses desde que está así, no sé cómo pasó siquiera, siento que Agustín lo sabe, pero como me considera muy pequeña para ser tan preguntona, pues no va a decírmelo... Ya terminé de revisar todas mis tareas, le pediré a mi querido hermano Agustín que las revise, es la peor parte de terminar las tareas. La satisfacción de que terminé mi anhelado deber, y la tragedia de ir a hablarle al idiota de Agustín para que las revise me hace sentir muy inferior a él y me asquea sentirme inferior a los demás, dejo de pasear por mis ocasionales emociones y tocó su puerta. —Oh, cabeza de puerco abre la puerta que necesito que revises mis deberes antes de que llegue la odiosa de la Kelly con su cara de mosca muerta, a lo que me responde: —Dios mío Ava que horrible es tu vocabulario, nunca te enseñaron a respetar a tus mayores, pobre de tu futuro querida hermanita, sí creces expresándote así de la familia que tanto te cuida y te ama dificultó que en algún momento de la vida consigas una persona que te respete y te ame, ya que tú no respetas ni amas a nadie más que a ti misma, trae acá tus tareas y lárgate, rezaré por ti... Pues, me voy, un poco confundida, últimamente Agustín repite mucho sus términos religiosos, además de lo de siempre sobre mí, no me importa, la única persona que me importan sus opiniones es mamá y ya no puede emitirlas, mataría al culpable de lo que le sucede a mamá, es agobiante verla así y más el hecho de no saber qué hacer al respecto. Agustín termina de traer mis deberes, me afirma que debo colocar unos acentos en algunas palabras, me apresuro en realizarlo y dejar mis cuadernos en la encimera. Corro a darme un baño para lavar mi lacio, pero abundante cabello, para estar limpia. Lo logré bastante rápido, más de lo que esperaba, ya escucho en la sala la chillona y mandona voz de la odiosa tía Kelly, ya no sé cuantas veces he repetido hoy que la detesto muchísimo. Me apresuro en salir de mi cuarto para ir a saludarle antes de que venga aquí a criticar mi cuarto, mis dibujos y poemas en la pared. Le saludo: —Buenos días, tía, estás muy guapa. Sinceramente prefiero decirle eso que es cierto, a pedirle la bendición, porque no quiero que ella me bendiga, sería muy hipócrita de mi parte. Rápidamente la tía Kelly me responde: —Buenos días Ava, quisiera decir lo mismo de ti, pero mira ese pelo, ¿acaso te peleaste con el cepillo?, y mira ese camisón, desde aquí escucho como me grita 'mal gusto', por eso seguramente el imbécil de tu padre dejó a mi pobre hermana en esta difícil situación, es inaguantable tener que vivir contigo y tu consecutiva manera de cagarla, eres incorregible. Me aguanto las ganas de decirle que es una zorra desconsiderada, me las arreglo prácticamente sola para llevar mis tareas del colegio y colaboro con las de la casa, a pesar de tener siete años y ser bastante madura para comprender la cruda realidad que me rodea, tengo sentimientos, y ella cada vez que me acusa de que papá nos abandonara, me duele, ni siquiera yo que vivo su ausencia día tras día soy consciente de porque lo hizo. Corro a cambiarme mi camisón, por el simple hecho de ser complaciente, me reviso las medias, me pongo un gorrito para guardar mi cabello, y salgo de mi cuarto, como si nada doliera, como si nada sucede, llega la hora del almuerzo y nos sentamos. Agustín no deja de bendecir los alimentos con una cara de concentración realmente increíble y sorprendente, mi tía Kelly no deja de elogiarlo y repetir que es muy guapo, maduro, inteligente para tener dieciséis años. Sinceramente yo no quiero ser un blandengue mentiroso como Agustín cuando tenga dieciséis años, yo quiero luchar por las cosas que amo y por las cosas que pienso, no pienso vivir una vida para complacer a las demás personas y menos que menos a mi familia, nadie lo merece, ni siquiera mamá, porque ella debería de estar aquí conmigo defendiéndome de su detestable hermana y no ahí en esa cama sin moverse a ningún lado. Por fin empezamos a almorzar, yo continuo en silencio, solo comiendo, un poco apresurada en terminar para tener la excusa de irme a lavar los trastes a la cocina y no tener que estar con las dos personas más hipócritas que conozco, no ha pasado nada de tiempo y rápidamente recibo un regaño de la tía Kelly —Oh por Dios Ava, que asquerosa te ves comiendo de esa manera, comes como una puerca, es detestable, sinceramente me dan pena tus modales. Asiento con la cabeza, teniendo la mirada baja, solo pensando en cómo me gustaría ver a la tía Kelly al igual que a la tía Marge de Harry Potter cuando realizó el embrujo Inflatus, inflada volando por los techos. Pero al contrario de eso, obtengo una visión de la perfecta y siempre acicalada tía Kelly y su larga melena rubia peinada de lado. Empiezo a recoger los platos rápidamente para fugarme a la cocina, me dispongo a lavar los platos mientras pienso en lo fácil que sería la vida sí la magia estuviese entre nosotros, salgo rápido de mis fantasías, coloco los platos a secar, como es debido, y me dirijo al cuarto donde esta mamá con la señora Isabel, la está peinando, le pregunto que como se alimenta mamá si no puede hablar ni moverse, cariñosamente me responde: —Bueno Ava, mamá si se alimenta, por supuesto no igual que nosotras, debido al estado de salud de tu mamá recibe una alimentación muy balanceada a través de una sonda que va desde la nariz hasta su estómago, de esa manera recibe los nutrientes necesarios para mantenerse con vida. Rápidamente entiendo lo que me explica la señora Isabel y me asombro, cuán complejo es ser enfermera, además de bastante admirable, desde mi perspectiva lo es, porque debe ser difícil cuidar diariamente de una persona y no ver resultados favorables ni desfavorables. Cuando siembro algunas semillas, sí no veo la planta crecer me impaciento y me molesto muchísimo, y sé que no soy la única que piensa de esa manera, ya que cada vez que escucho una conversación de la tía Kelly con alguna de sus amigas, está hablando sobre que está muy estresada y molesta consigo mismo porque no ha podido rebajar dos kilogramos que ella dice que le sobran, a sus veintitantos ella es tan... Me caracterizo por ser muy sincera, así que... A pesar de que odio a la tía Kelly yo opino que luce físicamente genial, pero el punto es que también se impacienta por no ver rápido los resultados que desea ver, así como yo con mis semillas, así como Agustín con su amor por la chica pelirroja nueva de su lado del colegio, así como mamá se impacientaba porque papá se tardaba mucho en sus viajes a Colombia, y papá porque mamá tardaba mucho tiempo maquillándose, entonces ¿por qué la señora Isabel no se impacienta de no ver ninguna mejoría en la movilidad de mi mamá? Realmente es una persona inteligente... No entiendo, ¿por qué se le dice paciente al enfermo y no el enfermero?, la única paciente aquí es la señora Isabel, que vive a diario con la agonía de no ver ningún cambio en la salud de mi madre. Dejo de vagar en mis pensamientos y me voy a dormir, mañana debo ir al colegio. Me levanto temprano para ir a mis clases. Escucho al idiota de Agustín golpear la pared con una afeitadora, luego tendré yo que lavar los pelos de la pared, además de lavar el espejo porque Agustín siempre escupe cuando se está lavando los dientes... Desde que mamá no esta, Agustín no deja de repetir que limpiar, lavar los trastes, barrer, 'es cosa de mujeres', gracias al cielo tenemos a la señora Isabel que nos cocina la comida de la semana, aún no sé cocinar absolutamente nada, tengo que aprender pronto, por ahora me concentro en estar decente para irme al colegio. No soy la persona más amistosa del mundo, pero tampoco soy la que a todos le hacen bullying en el salón, soy una chica más, apenas estoy en segundo grado, no sé como lleve todo cuando crezca. Me dedico a apurar a Agustín, ya yo estoy lista, y ya esta por llegar nuestro transporte. Corro y le doy un beso a mamá, repito en voz baja que la amo, luego doy los buenos días a la señora Isabel y corro a subirme al transporte. Me siento pegada de la ventana, están mis amigos Sebastián y Eliana, los saludo con la mano y me acerco a ellos, están susurrando que nuestra compañera María Eugenia estaba riéndose y eructo muy fuerte, todos se escandalizaron, yo me acerco más a Sebastián que es el que inició el tema: —Amigo, acaso tienes un pequeño fallo de memoria, ¿olvidaste que hace unas dos semanas tú y tres chicos más que olvidé su nombre realizaban una competencia sobre quién prolongaba más sus eructos? Es muy soso que estén criticando y chismorreando sobre un accidente que nos puede suceder a cualquiera de las chicas, mientras que los chicos lo hacen adrede y nadie lo cuestiona, es bastante injusto. Sebastián se queda callado, se queda un rato pensando y me dice: —Eh, bueno Ava, creo que es normal entre chicos, pero es un poco penoso en las chicas, ya pronto todos cumpliremos ocho años, con esos modales no creo que consigan novio cuando tengamos diez, - se ríe y me mira fijamente. Me quedo quieta y desvío la mirada, no soy la chica más guapa del mundo, pero sé que soy lo suficientemente bonita y atractiva para agradarle a un chico cuando sea necesario y tenga la edad adecuada, mi tez morena clara muy propia del mestizaje del Caribe, mis enormes ojos color miel, mi pelo castaño, y mi nariz respingada son rasgos y cualidades que poseo dignas de agradecer, siempre papá repetía que sería una mujer muy hermosa cuando crezca. Mis padres bromeaban con los padres de Sebastián de que seríamos novios porque Sebastián siempre le hablaba a su madre sobre lo linda que era mi voz, yo veo a Sebastián como mi tonto y loco amigo, ahora que lo pienso, mi voz no tiene nada de especial, me hace entender eso que siempre dicen las telenovelas que mamá no me dejaba mirar y me pegaba a la puerta a escuchar 'el amor te vuelve ciego', en el caso de Sebastián, quizás un poco sordo. Llegamos al colegio, me tropiezo con la maestra —Buenos días, señorita Margoth, hoy es un día muy bonito y me gustan mucho sus botines blancos. Me responde con una risita en su adorable rostro: —Muchas gracias Ava, y a mí me gustan mucho tus ojos, creo que son los más lindos de Valencia, - me guiña el ojo y sigue caminando. Me encamino a mi aula de clases y veo la erguida figura de Agustín paseándose aún por acá, se dirige a su lado del colegio con una bonita chica rubia de pelo largo, no tengo tiempo para seguirlo, llego a mi clase, me siento como de costumbre en la fila del medio, doy los buenos días y la maestra ya ha llegado e inicia a pasar la asistencia. No puedo evitar distraerme mirando a mis compañeros, ya que no soy de las primeras en la lista, soy Ava Miranda, estoy técnicamente en el medio, no comprendo mucho por qué algunos dicen "Presente" con pena, ya llevamos estudiando juntos dos años, ¿Por qué siguen teniendo la misma pena y nerviosismo cómo si fuera el primer día de clases en primer grado?, por fin dicen mi nombre y me levanto orgullosa:—Presente maestra. Me siento y fugazmente llega un nuevo pensamiento... ¿Qué estará haciendo papá? ¿Dónde estará? ¿Nos extrañará?, aunque repita seguido que lo odio por abandonarnos, solía amar mucho a papá, era mi segunda persona favorita en el mundo, por supuesto la primera era mamá cuando era una señora normal, pero papá es la única persona capaz de controlar los impulsos de Don correcto de Agustín, siempre lo colocaba en su lugar. Mi maestra inicia a dar su clase, hoy el tema a tratar es la preservación del medio ambiente, me quedo anonadada con las grandiosas ideas modernas que son amigables con el planeta, desde nuevas industrias de pastas de dientes, cepillos dentales, vasos, platos, incluso algunos artefactos para el hogar... Son inmensas las cosas que suceden afuera, no es muy común el uso de esas cosas en mi país, o al menos aún no las veo en mi ciudad, cuando sea mayor y tenga mi propia casa y mi propio estilo de vida usaré solo cosas que sean amigables con el planeta, es el lugar donde vivimos todos, es lo menos que podríamos hacer por él, se trata de agradecimiento, no de ser obsesiva con el tema ¿no? Dan por terminado el tema y nos dejan una inmensa tarea, creo que algunas cosas tendré que consultarlas con Agustín, que sufrimiento para mí tener que escuchar sus sermones cada vez que le pido ayuda, como sí se la pudiera pedir a alguien más, sería desconsiderado molestar a la señora Isabel para mi tarea, y ni de broma le preguntaría sobre mi tarea a la tía Kelly, me diría que soy una bruta para no dar su brazo a torcer y admitir que no sabe sobre el tema, ella nunca sabe absolutamente nada y sobre todas las conversaciones tiene argumentos tan pobres que yo a mis siete años podría tener unos más creíbles y diligentes. Cómo siempre acostumbro después de clases, camino despacio por un atajo que conozco hacia el lado del colegio donde está Agustín, siempre lo miro con un comportamiento distinto a él que normalmente tiene cuando está conmigo en casa, y efectivamente, ahí estaba mintiendo, le repetía a una chica de tez canela que no iba a poder verla en la tarde por qué iba al centro comercial con su padre... Pero por Dios, nuestro padre nos abandonó, creo que todas las personas canalizamos nuestras emociones de forma y manera distinta, pues al parecer Agustín lo hace mintiendo con cosas que le gustaría que fueran reales, mientras que yo, suprimo mis emociones odiando, no sé si está bien o mal, pero es todo lo que tengo para continuar con mi existencia, sigo tratando de escuchar la conversación de Agustín con la chica hasta que veo que la besa para despedirse, le está dando besos en la boca, ¿pero es que acaso no le gustaba hace muy poco la pelirroja nueva? Vaya Agustín, eres un gran poco hombre como dice la tía Kelly del portugués de la panadería que le dijo en mi presencia que tenía unas buenas pompas. Regrese corriendo a el patio de mi área del colegio, mantengo una charla casual con mi amiga Eliana, hasta que me pregunta —Oye Ava, disculpa si es imprudente, pero... ¿Por qué ahora nunca te recoge tu padre? Antes venías en el transporte del señor Omar dos o tres veces por semana, pero desde hace unos meses vienes todos los días. Me llenó de cólera un poco su pregunta, pero supe disimularlo bastante bien con una media sonrisa y un simple: –Pues, papá inició un nuevo trabajo, con un horario más restrictivo, es todo. —Eliana, se queda pensando y me mira con astucia hasta que puntualiza: —Está bien Ava, cualquier cosa que necesites mi mamá y mi papito están a la orden ¿ok?, —Asiento con la cabeza y la miro agradecida, si tan solo las personas supieran por todo lo que estoy pasando me darían un caluroso y estruendoso abrazo apenas me miraran llegar. Por fin se digna a llegar mi estúpido hermano Agustín, le pregunto: —¿Agustín por qué estás tan sudado?— Él se queda viendo el suelo y responde rápido: —Ava, ¿cuándo será el bendito día en que el señor te premie con la virtud de la sutileza? O mejor dicho, que aprendas a meterte solo en tus asuntos. Me quedo callada, no tengo ganas de protestar, nos dirigimos ambos en silencio hacia la parada del colegio donde esperamos todos los días al señor Omar, nuestro transporte, en pocos minutos llega y nos subimos con rapidez, tomamos nuestros lugares, él cerca de la chica pelirroja nueva y yo en el medio de Eliana y Sebastián, los tres estamos concentrados tratando de descifrar que cosas le dice Agustín a la chica nueva para que se esté riendo tan nerviosa, ya llego el turno de bajar de Sebastián, todos le decimos adiós y ya va a ser nuestro turno, le hago señas a mi hermano que está bastante distraído que ya tenemos que bajar. Al llegar a casa como de costumbre desde que mamá está postrada, huele muy bien, la señora Isabel además de estar al pendiente de mamá, cocina excelente, nunca antes habíamos comido tan delicioso, mamá era experta en llevarnos más de tres veces por semana a comer cualquier cosa afuera, cocinar no era precisamente su lado fuerte, y papá solo nos cocinaba los fines de semana, hacía las mejores hamburguesas del mundo. La señora Isabel me saca de mis pensamientos. —Ava, buenas tardes, ¿qué tal la escuela?—, ¿Alguna novedad? Le respondo: —No muchas, hoy tuve una breve discusión con Sebas porque él criticó que María eructó muy fuerte, también sucedió que Eliana me preguntó por qué ya papá no nos llevaba nunca al colegio, ¿crees que esté mal que oculte todo lo que está sucediendo?, la enfermedad de mamá, el abandono de papá, la tía Kelly haciéndose medio cargo de nosotros. La señora Isabel pone cara de que es mucho para procesar y asemeja una sonrisita que asemeja empatía. —Sinceramente son muchas cosas, yo opino que debes decir solo lo que a ti te hace sentir más cómoda querida, si aún no estás preparada para asumir ante las demás personas todo lo que está pasando, es tu decisión y yo la respeto. — Explica con excesiva condescendencia. Le abrazo con un poco de vergüenza a la señora Isabel y le agradezco con la mirada su excelente elección de palabras, me hicieron sentir mejor, no me avergüenzo del estado de mamá, pero si de que papá nos haya dejado en esta terrible situación, no me importa que mande o asigne dinero para que llevemos un sistema de vida bastante cómodo en comparación a muchos de nuestra ciudad, pero eso no compensa su falta de tacto y humanidad con sus hijos, es un terrible padre, ni siquiera nos explicó por qué se iba, o por qué mamá está en ese estado.

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