Buscando a Marcia

BUSCANDO A MARCIA Escrita por Ana Martínez  Registrada en SAFE CREATIVE  Bajo el código: 2105147833523 TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © **** Cuando vi por primera vez ella bailaba sola en medio de la gente. Vestida con unos jeans de color n***o, un top crop de lentejuelas doradas que la hacía destacar aunque hubiese cientos de personas a su alrededor. Su cabello largo y n***o se movía al compás de la animada música que dos Dj’s tocaban sobre el escenario, un grupo que no tenía ni idea de como se llamaba porque para ser sinceros, yo no debía estar aquí; vine a supervisar que todo estuviera bien ya que la empresa de mi padre era la que patrocinaba este evento.  Yo me encontraba en el área V.I.P, en un tipo balcón que daba al escenario principal y de donde se podía ver todo, absolutamente todo. Llevaba horas ahí, escuchando música que no tenía nada que ver con mis gustos, bebiendo a sorbos una cerveza ya que no quería tomar demasiado, algo que no cumplí, hasta que la vi a ella brillando y mis ojos no se quisieron mover de su silueta.  ¡Here we go!  Escuchaba a lo lejos mientras sonreía al ver a esa chica bailar desinhibida en medio de ese mar de gente. Empecé a hacerme ideas sobre ella, a crearle un perfil como solía hacerlo cuando observaba a las personas desde lejos para después tratar de averiguar si mi intuición aun era acertada.  «Seguro tiene entre unos veinticinco y veintisiete años. Soltera. Acaba de terminar la universidad y está en este festival porque cortó con su novio y quiere divertirse para demostrar que aún puede», son mis primeras suposiciones y sólo de ver como su cuerpo curvado se mueve al ritmo de la música me hace sonrojar.  Ella, por arte de magia voltea a ver para arriba, no sé si me está viendo a mí o a alguna persona más pero cuando veo que empieza empujando a todos para poder pasar mi corazón late agitado con sólo pensar que  me vio y que este puede ser uno de los mejores encuentros de mi vida, si no el que le quite el aburrimiento a esta noche.  Sube las escaleras aún bailando, lo hace animada cantando la letra que al parecer se la sabe de memoria porque mientras espera a que la seguridad hable con ella repite las palabras a la perfección. Unos minutos después ella le dice algo pero la seguridad le niega y mi rostro cambia por completo.  Dejo la cerveza en la mesa  donde estoy con Mario, mi mejor amigo de la infancia y que ha decido acompañarme para no hacer el ridículo, según él, y camino hacia la puerta donde ella está a punto de irse.  —¿Qué pasa aquí?— Le pregunto al guardia de seguridad y ella al escuchar mi frase voltea viéndome con su hermosa mirada que mueve todo en mí.  —La señorita quiere pasar, pero no trae pase V.I.P, es todo.  —Yo la conozco.— Miento y ella sonríe para luego morderse el labio ligeramente.  —¿Seguro señor Torreblanca?  —Sí, la conozco, déjala pasar.  —¡Gracias! — Me dice ella emocionada mientras entra al balcón.  —De nada.— Respondo y le sonrío como nunca lo había hecho antes.  Su top crop de lentejuelas hace que sus ojos brillen aún más y debo admitir que no puedo evitar verla de la cabeza a los pies y volver a acordarme de cómo movía su cuerpo sensualmente entre la gente. De pronto, ella camina hacia la parte de atrás desapareciendo entre la gente y en menos de un segundo paso de casanova a idiota.  «Te superaste León» pienso mientras regreso caminando cabizbajo a mi mesa para seguir tomando la cerveza que se encuentra ya completamente caliente así que la doy por perdida. Ya no hay nada que ver para abajo, la única imagen que me interesaba ahora se encuentra seguro en otra mesa con otro idiota que no soy yo y por primera vez deseo ser ese idiota.  —¡Ey! — Escucho al lado mío y al voltear la veo a ella poniendo una pequeña bolsa sobre la mes,—gracias, te lo agradezco mucho.  —De nada.— Contesto sin saber porque me agradece.  —En verdad los baños del V.I.P son mucho mejores que los público de allá abajo.  —¿Querías pasar al baño? ¿Por eso te fuiste tan rápido? — Pregunto y ahora sí soy feliz porque soy un idiota pero al parecer soy el suyo.  —Sí, lo siento, pero llevo como 3 litros de cerveza y tanto baile… ya sabes.  «No, no sé, llevo con la misma cerveza desde que llegué».  Entonces me acerco a su oído y murmuro— ¿Cómo te llamas?  Así, ella repite la misma acción que yo hice y con una voz muy bonita me murmura.— Marcia.  Volteo a verla a los ojos y sonrío.— Hola Marcia.— Digo y ella sonríe.— Yo soy León Torreblanca.  —¡¿Qué?! — Grita.  —LEÓN TORREBLANCA — Grito  —¿Leo Blanco? — Repite.  Entonces, le digo que me espere un momento y tomo la botella de tequila que tienen los invitados sobre la otra mesa y se la muestro.  Ella ve la etiqueta con mi apellido “TORREBLANCA” y se ríe.  —¿Tu nombre es tequila? — Pregunta y yo levanto la ceja. —No, es  Torreblanca.  —Ya sé, sólo estoy bromeando contigo.— Me murmura al oído.— Gusto en conocerte Tequila Torreblanca.  Me río,—gusto en conocerte Marcia.— Respondo y cuando nuestras miradas se vuelve a cruzar todo lo demás se olvida. —Oye, ¿quieres ir a otro lugar más tranquilo? — Me atrevo a decir y ella vuelve se muerde los labios y sin que yo lo espere me toma de la mano.  —Llévame.— Leo en sus labios y sin pensarla dos veces dejo la botella y salgo con ella de ese lugar.