Capítulo 1
Hoy es un grandioso día, después de tantos esfuerzos para lograr parte de mis sueños, ahora me encuentro en un avión camino a una nueva vida y nuevas oportunidades. No sé si voy a conseguir amigos, ya que no conozco a nadie, pero me entusiasma el hecho de trabajar por primera vez y lo admito, estoy algo asustada.
Por otro lado, no tengo claro a donde debo llegar, ya que no es lo mismo venir de viaje a vivir en una ciudad como esta. Solo tengo la dirección de donde voy a trabajar y estoy segura de lo que voy a estudiar, a parte, debo encontrar donde dormir lo más antes posible, puede ser un apartamento sencillo, ya que mis recursos como universitaria no son muy buenos, no pienso compartir uno con nadie y pensar en las fraternidades... pues no me llaman mucho la atención.
No he aceptado la ayuda de mis padres ya que quiero aprender a ser independiente de ellos, a mis 22 años de edad ya era hora de salir de casa y emprender nuevos rumbos, Sé que no será fácil ,pero debo conocer la vida real al precio que cueste.
Veo por la pequeña ventana del avión y diviso el aeropuerto y al instante mariposas comienzan a revolotear en mi estómago.
-Pasajeros hemos llegado a su destino.
Suena una voz femenina.
Saco mi maquillaje, me aplico un poco de rubor, me pinto los labios, me inspecciono en el espejo y noto como mi negra melena no colabora mucho, por lo que me veo obligada a hacerme una coleta desaliñada. No le doy mucha importancia y termino de empacar todo en mi bolso de mano, que por cierto está algo grande y pesado.
En mi rostro se dibuja una gran sonrisa al bajarme del avión y tocar piso de donde es ahora mi hogar. Creo que la emoción se nota en mis ojos, mis manos me sudan, estoy nerviosísima.
Inspecciono el lugar mientras espero que bajen mis maletas, tomo aire y voy directa a la sala de espera. Una vez que tengo mis pertenencias en la mano, salgo del aeropuerto en busca de un taxi.
Mamá me ha hecho cargar con casi todo lo que tenía en casa, me encuentro encartada con 3 enormes maletas las cuales están bastante pesadas... Genial. Intento coger un taxi pero me es imposible, por lo que me siento en el banquillo que está cerca de donde me encuentro, levanto mi rostro al cielo.
-¿Es mucho pedir?
Resoplo y decido esperar a que alguien se apiade de mí, pero parece que no es mi día de suerte ya que tampoco lo logro, solo soy una simple chica de 22 años que ha llegado nueva a una enorme ciudad, en la cual no conoce ni distingue a nadie, estoy empezando a creer que fue una mala idea.
Muchas personas a mí alrededor, se ven tan seguras de sí mismas. Bajo mi rostro y hago morritos, los mismos que hago cuando algo me sale mal. Un mechón de mi melena se sitúa en mi rostro, lo tomo y lo pongo detrás de mi oreja, no sé cuánto tiempo llevo aquí sentada, supongo que unos 30 minutos, vuelvo a mirar para todas partes, es imposible voy a llamar a mamá, rebusco mi celular en mi bolso y en cuanto lo encuentro escucho una voz masculina detrás de mí.
Volteo y me encuentro con el chico más guapo que he visto en mi vida, lo inspecciono, deteniéndose en cada pequeño detalle, enormes ojos azules los cuales están adornados por unas largas y abundantes pestañas negras, labios rojos, cabello castaño previamente revuelto, piel bronceada a la perfección (algo que no he podido lograr con mi piel) y porte de chico de telenovela, es muy atractivo.
Agita ambas manos frente a mis ojos haciéndome parpadear, le sonrío.
-Te he preguntado si necesitas ayuda.
Me ruborizo y asiento con la cabeza. - ¿Quieres que te ayude?, ¿A dónde te diriges?
Pregunta mucho.
Coge mis maletas y en el instante me incorporo de la banqueta, que por cierto es algo incómoda, busco respuesta a sus preguntas, aclaro mi garganta.
-Estaría agradecida si lo hicieses, y pues soy nueva en este lugar, no conozco nada aún, por lo que supongo que me dirijo a algún hotel.
Me encojo de hombros y en respuesta él me sonríe mostrándome la línea perfecta de dientes blancos, a cada lado de la comisura de su boca, sé forman unos hermosos hoyuelos.
-Para ser turista, no crees que son muchas maletas?
Dice mientras las sube al increíble carro que conduce. Niego con la cabeza, pero este no se da cuenta, abre la puerta del copiloto indicándome que me suba y por alguna extraña razón lo hago.
Ahora me encuentro en un súper coche con un hombre perfectamente hermoso, el cual no conozco y que tampoco sé para dónde me lleva.
Las palabras de mi madre resuenan una y otra vez (Cariño, no hables con extraños), trago saliva y Volteo a mirar al ojiazul el cual es hermoso.
-¿A dónde vamos?
Sin mirarme contesta.
-A uno de los mejores hoteles de la ciudad.
Agacho la mirada y jugueteo con mis manos las cuales por alguna extraña razón se encuentran sudorosas.
Después de unos minutos levanto la mirada y la llevo a la ventanilla, en realidad este lugar es hermoso, tiene muchos sitios turísticos y donde ir de compras y... recuerdo de nuevo a mamá y decido escribirle.
~Hola mamá, ya he llegado y en estos momentos, me encuentro camino al hotel. Les amo.
Omito comentarle la situación en la que me encuentro, envío el mensaje y guardo el móvil. Levanto la cabeza y de reojo veo que el hombre atractivo, me mira con el ceño fruncido, seguro por su mente pasa la idea de que estoy pidiendo ayuda. Sonrío y continúo mirando por la ventanilla.
Pasan unos 5 minutos, el silencio invade el auto mientras esperamos el cambio del semáforo, es algo incómodo, pero él rompe el hielo.
-¿Qué hace una señorita como usted sola en una ciudad tan grande y sin saber para dónde se dirige?.
Es su costumbre preguntar tanto?.
-Em... la ciudad si es grande, me sé cuidar lo suficientemente bien y vengo para una entrevista de trabajo.
Genial Soph has contestado a todas sus preguntas, otro pretexto para secuestrarte.
-A sí?, a qué se dedica exactamente?.
Nuevamente pregunta y encima lo hace sin mirarme. Es algo que siempre me ha cabreado. Llevo mis manos a mis cien, organizo las ideas y orgullosa de lo que soy le respondo.
-Soy médica.
Me mira y su expresión me causa risa. Acomoda su lujoso traje y luego vuelve la mirada de nuevo a la carretera.
-A sí que eres médica... mmm.
*¿Qué pensaba? Que era una cría de secundaria o que.?.* Gira en la próxima Intersección.
-Hemos llegado.
Dice sin más preámbulos, le miro y luego miro por la ventanilla. *No me ha secuestrado, gracias a Dios.*
Me bajo y me encuentro con un espectacular rascacielos de unos 84 pisos, Es un hotel de no sé cuántas estrellas, que por donde quiera que voltees, es cristal, nunca había visto uno igual.
Volteo hacia atrás y veo que el hombre que ahora es un ángel para mí, saca mis maletas del baúl del coche y las entrega a alguien el cual se encarga de estas, al igual que el auto.
Llega a mi lado y me ofrece su brazo para que lo coja. *(Caballero y todo)*, no le presto la menor importancia y decido caminar por mi propia cuenta.
Es un lindo lugar, iluminado y moderno, todo es en cristal al igual que su fachada, es muy elegante. El apuesto hombre que por el momento lo llamo don preguntón, me coge de la cintura y me encamina hacia la recepción, una chica de cabello rubio y ligeramente maquillada, nos recibe con una sonrisa.
-¿Qué desean?
-Katherine, quiero la suite para la señorita.
Abro los ojos no solo porque se sabe el nombre de la chica, la cual lo mira muy coqueta, si no por su petición, en solo 2 noches se me irá mi presupuesto, esto es una locura.
Me siento mareada, en qué momento acepté la ayuda de este chico?, del cual no sé nada ni siquiera su nombre?, *quizá me quiere secuestrar y me venderá y... Por favor se ve a leguas que no es esa clase de chico. Reprende mi subconsciente*. Sacudo mi cabeza y me centro en el presente.
La rubia alarga su mano para entregarme las llaves y yo me niego.
-Creo que prefiero algo más sencillo por favor.
La chica mira a don preguntón que se encuentra a mi lado y el muy descarado aún tiene su mano en mi cintura.
-Yo p**o todo, no te preocupes.
No puedo permitir que este hombre haga esto, antes de que saque su tarjeta para pagar, por alguna razón introduzco la mía que es mucho más sencilla y queda pagada la cuenta por una noche.
Siento sus ojos enfurecidos mirándome. Pero qué pretendía este hombre, no soy una niña para que haga lo que puedo hacer yo misma, que no es mucho, pero por hoy me daré este lujo.
Hago caso omiso a su mirada penetrante y mandíbula tensa, se encuentra tan enojado que hasta me ha soltado de la cintura, por el contrario me coge del brazo y me dirige al ascensor sin medir palabra alguna.
En este, tampoco dice nada, gracias a Dios me ha soltado el brazo, si no lo hacía me vería en la tarea de darle a conocer que me estaba haciendo daño. Se encuentra frunciendo el ceño y su mandíbula está más tensa que antes, sus manos ahora son puños, da miedo... No comprendo el por qué se pone así, solo hace unas horas me conoce y ya me quiere dar el mundo entero, Creo que se pasa, no entiendo su comportamiento.
*Prometo que el día de mañana me marcharé de este lugar y buscaré otro hotel y el atractivo y mandón chico, no volverá a saber nada de mi ni yo sabré nada de él.*
En cuanto la puerta del ascensor se abre, salgo a toda prisa, el ambiente sé estaba tornando un poco tenso y no me estaba sintiendo muy bien allá adentro. Levanto la mirada y me encuentro con un salón iluminado, a cada lado de este hay una puerta y en el fondo hay una increíble vista de gran parte de la ciudad.
Abro una de las puertas y veo una enorme cama doble, a cada lado de estas hay una pequeña mesita, encima hay unas chulísimas lamparitas de noche, en la habitación también hay un televisor con todas las pulgadas que te puedas imaginar y en la parte de abajo de este hay una mini-chimenea portátil.
Vuelvo a salir y abro la otra puerta es el cuarto de baño, entro en este y es mucho más grande de lo que imaginaba, cuenta con una enorme bañera acompañada por un Jacuzzi.
Todo esto es como un sueño, de esos de los que no quieres despertar jamás...Salgo y miro al extraño de increíbles ojos azules. Este ha cambiado su aspecto. Sé encuentra más tranquilo.
-Bueno, creo que me debo ir, quedas en tú casa.
Me muestra una vez más su encantadora sonrisa y sale dejándome sola. Me quedo mirando la puerta, *con qué interés hace todo esto?, a dónde quiere llegar?, y por qué yo?*
-Increíble, ahora me encuentro haciendo preguntas como él.
Niego con la cabeza y sonrío, me encuentro completamente sola, me dirijo a la habitación y enciendo la pequeña chimenea, no tengo hambre por lo que tumbo en la cama, debo descansar, mañana veremos que me depara el destino.
Cojo una de las maletas y me pongo el pijama. Estoy algo cansada por lo que me meto en la cama de nuevo y con mi mente llena de preguntas sin respuestas coherentes, me quedo dormida entre enormes sábanas blancas.