El Rey Espectro

Dicen que dios le da a cada individuo lo que es capaz de soportar, ese era un dicho muy popular en mi viejo mundo. Entonces… ¿Por qué? ¿Cuánto más debo soportar? No soy una persona codiciosa, la riqueza o el poder no me interesan y tampoco he lastimado a nadie que no haya intentado lastimarme primero. Entonces… ¿Por qué? —“¡Responde! ¡Si realmente hay alguien ahí arriba! ¡¿Por qué permites que algo como esto suceda?!” por primera vez en mi vida grité con desesperación a los cielos en busca de una respuesta. La sangre fresca recorre mi cuerpo como las gotas que recorren una ventana en un día de lluvia, el ardor en mi espalda me informa que acabo de ser golpeado nuevamente por el látigo de las personas que están esclavizando a mi pueblo y por mis oídos recorren cada uno de los gritos de dolor y suplicas de las personas que aún luchan por sus vidas a la distancia. Sin embargo, nada de esto importa ya. Lo único en lo que puedo pensar es que, a mi espalda hay un grupo de niños asustados que necesitan ayuda y esos niños asustados son todo lo que queda del pueblo que aprendí a amar. —“¡¿Dónde ocultan el tesoro?! ¡Responde mi pregunta, esclavo!” La voz del captor es percibida por mis oídos, pero ya ni siquiera el dolor y el maltrato me importan ¿Qué es este dolor que siento? No es dolor físico ¿Esto es lo que significa estar triste? ¿sentir desesperación talvez? En mi otra vida tuve que crecer por mi cuenta, mis padres me abandonaron, mi bisabuela era la única persona que consideraba familia y murió cuando apenas era un niño. A los otros familiares que tenía solo les interesaba la herencia de la persona que me cuidaba, así que no tardaron en deshacerse de mi enviándome a una ciudad para estar bajo el cuidado de una persona que no quería cuidarme y que no tardó ni un mes en abandonarme. Siempre estuve solo ¿Tal vez por eso no lo entendía? Ahora lo entiendo, así que este es el dolor tras perder aquello que más amas, el dolor que se siente al perder a tu familia. ¿Nuevamente pasará lo mismo? ¿Perderé la vida justo en el momento en el que acabo de obtener aquello que me hace feliz? —“Dime, criatura que habitas los cielos ¿Acaso esto te divierte?” Pregunte en voz alta, no a mi captor, sino a aquella existencia que habita más allá del reino humano y la imaginación. —“¿Qué pasa contigo? ¡Jajaja! ¿Acaso has perdido la cabeza?” Las palabras de este hombre irrelevante siguen lastimando mis oídos. —“Señor, es solo un niño.” Uno de los soldados que siente algo de compasión después de tal tortura a empezado a hablar. Sin embargo, lo que sea que este hombre esté diciendo ya ni siquiera puedo entenderlo. La ira en mi interior no hacía más que crecer y crecer hasta que finalmente obtuve una respuesta. —“Dime lo que deseas hijo mío.” La voz de una mujer resuena en el interior de mi cabeza, es una voz lúgubre, pacífica y hermosa. “Venganza, poder, ¿riqueza quizá?” —“No quiero nada de eso.” —“Oh, en ese caso ¿qué es lo que deseas?” La mujer parece algo curiosa por mi respuesta, aunque realmente no puedo ver su rostro y no hay ninguna garantía de que esto no sea una alucinación. —“Darles a estos niños que me observan con los mismos ojos que tuve una vez, aquello que yo no pude tener.” —“¿Qué es lo que quieres darles?” —“Un hogar.” —“…” La mujer guardó silencio, en el interior de mi cabeza se escucha el sonido de su boca abrirse y cerrarse repetidas veces, probablemente aquella mujer está buscando las palabras adecuadas a decir. “Si esa es tu petición, no necesitas que te de nada hijo mío” —“¿Qué quieres decir?” —“Lo único que necesitas hacer es despertar.” Junto con esas palabras fui completamente rodeado por la oscuridad, una oscuridad tan profunda que si estirara la mano frente a mi cuerpo no la vería. Inmediatamente, me llegó una abrumadora sensación de dolor, arrepentimiento y resentimiento proveniente de miles de almas que habitan el lugar, cada una arremolinándose en el interior de mi cuerpo. Es aterrador como cada una de esas criaturas en pena trata de tomar el control de mi cuerpo. En este momento ya ni siquiera puedo decir si esta ira y rencor que corroen mi alma es mía o no. —“¡¿Q-qué está pasando?!” El hombre que me torturaba luce asustado ¿Me pregunto cuál es el motivo? —“¡Todos corran!” —“¡Es un monstruo!” Solo dejé que la oscuridad me arropara, deje que todo ese odio, ira y resentimiento afloraran a voluntad y tomaran el control de mis acciones. Ya nada importaba, de todas formas, lo había perdido todo.