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La noche que fuiste mía

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Blurb

Se dice que el primer amor jamás se olvida, no importan los años el recuerdo siempre queda. Marina es una joven humilde con una carrera lograda en base a su propio esfuerzo, durante su época de colegial suspiraba por el guapísimo y popular Sam, un joven que a diferencia del resto no le importaba la posición social, era el estudiante más atractivo de toda la escuela, de familia rica y dueña de las empresas "Passione Notturna" una de las marcas de perfumes mas famosas del país. Debido a su timidez nunca pudo expresar sus verdaderos sentimientos. El tiempo pasó y la comunicación entre ellos se perdió hasta que años después un reencuentro de ex compañeros los junta donde unas copas y el calor de la noche traerá más de una consecuencia. 

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Mi primer gran amor
"Tan solo una mirada, los ojos son las ventanas de nuestra alma, aquella que significa tanto pero no la puedes tocar. Una mirada puede decir mucho, a la vez que nada pero es el unico capaz de entender sin que tengas que hablar" ***************************************** Se encontraba frente a la entrada del que sería su nuevo Colegio, las manos le temblaban, las rodillas parecian querer doblarse y su voz parecia no querer salir. Un mundo nuevo, con personas nuevas. ¿Que le depararia el destino? Aún no lo sabia pero debia prepararse mentalmente, su nueva vida empezaba y debia afrontarla. - ¡ Apartate del camino Nerd ! Fue una voz detras de ella. - ¿Acaso a parte de Nerd, eres sorda? ¡Te dije apartate! Sintiendo un golpe en el hombro fue empujada. Avergonzada solo llevó su mano al área afectada mientras se hacía a un lado dejando que los otros estudiantes ingresarán. - Excelente forma de iniciar, Marina. Se dijo a si misma, entrando finalmente. Cuando pensaba que lo peor había pasado, las miradas se juntaron a su alrededor. Se sentía extraña ¿Por que todos la miraban raro? Como un bicho extraño al que debían pisar. ¡Dios! Solo quería que ese día terminara ¡Ya! Apresuró el paso dirigiéndose a la Directora. - ¡Cuidado jovencita! - ¡ Ah! Ya era tarde. Debido a su impaciencia por llegar a la oficina de la Directora, no habia notado el letrero de "Precaucion piso mojado" Y ahora tenia dos problemas. Uno el terrible dolor en sus posaderas por la estrepitosa caida y dos que se le estaba haciendo tarde. - Deme la mano señorita, la ayudaré. Dijo amablemente el señor de limpieza, un hombre de aproximadamente 60 años. - Se lo agradezco. Respondio sonriente. - Eres nueva ¿verdad? - Asombrada preguntó - ¿Como lo sabe? - Ja, ja, ja Jovencita sere viejo pero no senil. Esta memoria todavia esta intacta y recuerdo a cada estudiante y a usted jamás la he visto. - Bueno la verdad es que... ¡Oh cielos es muy tarde! Lo siento debo irme. Muchas gracias por su ayuda. Dijo despidiendose y dirgiendose a gran velocidad a la Directora, rogando por no recibir un regaño por su tardanza. - De nada ¡Mucha suerte! ... Alzando la mano en un puño se preparaba para tocar la puerta, cuándo esta esta se abrio dando paso a una señora de ceño fruncido, ojos saltones y frios. - Eh.. Lamento llegar tarde. - Toma asiento. - Marina asintió y obedeciendo tomo su lugar. - Señorita Montero, la Puntualidad es una virtud. La estuve esperando por dos minutos. - Lo siento, no volverá a pasar. - Eso espero. No quiero pensar que hice mal en aceptarla en nuestra gloriosa institución. - Oh no, le prometo que haré mi máximo esfuerzo. - Nosotros no queremos su máximo esfuerzo, queremos todo su esfuerzo. Asi como lo realizado en la prueba que usted realizo para ingresar. Esta institución jamás ha recibido a un estudiante de bajos recursos sin embargo usted fue la excepción ¿Y sabe por qué ? - Porque saque la puntuación mas alta. - Ja, ja, ja. ¡No señorita! A nosotros no nos intereza la puntuación más alta ¡Queremos el puntaje perfecto! Y usted fue la única en conseguirlo. - Oh, gracias. - ¿Pero si no la estoy felicitando? Usted debe mantener ese nivel si quiere permanecer aquí . - Si, lo haré. - Por esta vez dejaré pasar su tardanza, pero la próxima, DESPIDASE DE LA BECA. - Pasando saliva. - Marina solo movió la cabeza afirmando. - Ahora vaya a clases. - Si, con su permiso. Caminando por el pasillo, Marina se pasó la mano por la cara - ¡No puedo creerlo! ¡Sigo viva! Pensé que me comeria con los ojos. Alzando la vista observo el número de las aulas. - Si, este es. Asomandose por la puerta, se disculpo por la interrupción. - Oh cierto la nueva estudiante , Adelante a penas hemos empezado. Dijo el Docente de turno. - Gracias. - ¡ Jóvenes, presten atención! Desde hoy se integra una nueva estudiante, Su nombre es... El Profesor leyo la hoja que tenia en la mano. - Es la señorita Marina Montero quien obtuvo la calificación perfecta en nuestro prueba de ingreso. - ¿Una cerebrito? - Es la Nerd, que vimos en la entrada. Eran los murmullos que se oían. - Quisiera que reciban a su nueva compañera con una calurosa bienvenida. Los rostros de disgusto de los demás estudiantes lo decían todo, A la mayoria no le agradaba la nueva de la escuela. - Toma asiento en uno de los lugares disponibles. Marina caminaba hasta encontrar el asiento. - ¿Esta libre aqui? - No, este lugar es para mi maleta. Cerrando los ojos por el sonido que hizo este al golpear el asiento con la maleta, Marina continuó su búsqueda. -Hey psss. Tú. Girando la cabeza buscaba el origen de la voz que la llamaba. - Aquí . Una joven pelirroja de pecas la llamaba. - ¿Es a mi? - ¿ A quien más tonta? Ven sientate aqui. Colocando su maleta, Marina al fin pudo tomar asiento. - Oye debes ser más lista, y no hablo de las materias. Esos creídos son los "hijitos de papi" Solo estan aqui porque cada año sus familias donan una gran cantidad de dinero a esta escuela. Bueno... Mi padre también, pero a lo que me refiero es que ellos se creen los reyes del mundo, los intocables por eso no me agradan, asi que ten cuidado de acercarte a ellos, sobre todo a su estúpido lider. - ¿Líder? - Ah... Si. Sam Leone. Es el estudiante más rico de toda la escuela y aunque no es prejuicioso, se habla con todos esos cabeza huecas. - Bueno tendre cuidado. Gracias por tus consejos. Dijo estirandole la mano. - Gracias a ti. - ¿Por qué? - Por escuchar. Dijo estrechandole la mano. - ¡Haber presten atención! Usted señorita Raffaela no distraiga a la señorita Marina. - Conversemos en la hora del refrigerio. Este profesor tiene orejas de murcielago. - La estoy escuchando señorita Raffaela. La joven pelirroja giro en su asiento quedando espaldas a Marina. - Bueno... El dia de hoy hablaremos de una de las etapas de la Edad Media. ¿Alguien podría decirme cuales eran? De pronto alguien interrumpió. Se trataba de un joven de cabello n***o, ojos azules, labios varoniles, su apariencia era la típica de un "Chico malo" - Otra vez tarde, Joven Sam. - Oh que mala suerte. Si hubiera sabido que usted estaba dando la clase, no habria venido. - ¡Pero como se atreve! - Bueno, supongo que ahora me enviará con la Directora ¿verdad? Me voy. - ¡ Un momento! - ¿ Desea que le de un recado de parte suya? - Usted esta en mi hora de clase y tomará asiento guardando silencio. - Bueno... Dijo de mala gana. Las demás chicas miraban boquiabierta a Sam. Pues él era el único que rompia las reglas y jamás recibia castigo alguno. Su familia no solo era rica, era el mayor benefactor de la institución. Gracias a esa fama ganada era el más codiciado por las jovencitas que soñaban con algún dia ser correspondidas por el muchacho mas guapo que sus ojos hubieran visto. Fue entonces cuando Marina alzo la vista topandose frente a frente al apuesto estudiante. Una mirada, tan solo eso había sido suficiente para que mil emociones recorrieran a la jovencita. Su corazón palpitaba ferozmente, su respiración se habia detenido y sus labios fueron incapaz de articular palabra alguna cuando él le hablo. - Buenos días, señorita. Sea bienvenida. Dijo Sam haciendo una reverencia para la sorpresa de los demás. Y sin decir más ocupo su lugar en el aula. Ya durante el receso, Raffaela aprovecho en contarle más cosas de su vida a Marina ¡Y vaya que la jovencita era muy habladora! Marina ahora sabia que Raffaela era la hija del dueño de los hoteles mas lujosos de la ciudad y que tenia una hermana melliza, sin embargo ella no habia venido debido a un pequeño accidente el dia anterior. - ¿ De verdad? - Shhh. No lo digas tan alto, no quiero que los demás se enteren. Es algo raro que a ella le gusta. De pronto mientras ambas platicaban, Marina sintió algo frio sobre sus piernas. Una de las estudiantes habia derramado un liquido de color extraño sobre su uniforme. - Oh lo siento, no me fije. Dijo con fingida inocencia la joven mientras llevaba intentaba ocultar su risa detras de sus manos. -¡ No es cierto! Lo tirarste a proposito. Tú y tus estupidas amigas estaban planenado esto, pero ya me tienen cansada ¡Ahora vas a ver de lo que soy capaz! Parandose con las manos en un puño pretendia abalanzarse sobre la chica, que al ver la reacción de Raffaela retrocedio. - No Raffaela, no es importante solo fue el uniforme. No te metas en problemas. Marina colocándose entre ambas trataba de calmar a su amiga. - ¡Pero que salvaje! ¡Le dire a la directora! Dijo la joven alarmada. - ¡Ven te daré un motivo para quejarte! - Ustedes no deberian estar aqui, este lugar es solo para personas de bien. Dijo otra de las estudiantes. - No para una delincuente y una pobretona. - ¡Ahora si, de esta no te salvas! Con la poca paciencia que tenia, Raffaela finalmente no aguantó más y sujeto a una de las chicas del cabello. - ¡Auxilio! Sin importarle lo demás, la pelirroja seguia tirando del cabello de la otra. - Todo esto es tu culpa, debes irte. No te queremos aqui. Marina solo bajo la mirada. - ¡Oh, Sam! Gracias al cielo que estas aqui, mira a esa salvaje la esta golpeando. Sin prestar la minima atención, Sam continuo caminando hasta detenerse frente a Marina quien no habia notado su presencia hasta que él le toco el hombro. Alzando la mirada dio un brinco de sorpresa. - Descuida, no vengo a insultarte. Dijo Usando una voz suave. - ¡Pero Sam, ellas nos atacaron! Una de las chicas estaba sorprendida. - Sin voltear a mirarla el contesto. - Si hay algo que destesto en esta vida es que se aprovechen de su condición humillando al otro. Eso solo lo hace alguien desagradable. - Sam... - Lamento que esto haya pasado. Metiendo su mano a su bolsillo saco un pañuelo. Y para sorpresa de todos Sam se arrodillo pasando el pañuelo por la tela mojada. - ¡Ah! Haciendo una cara de disgusto se retiraron las demás. Marina retrocedio un paso. - No es necesario, yo puedo hacerlo sola. - De acuerdo, se que no confias en mi pero no debes temerme. Dijo tomando la delicada mano de la joven entregandole el pañuelo. - Si alguien te molesta dimelo. Y guiñandole un ojo se marchó. Marina viendolo de espaldas, solo se llevo el pañuelo a su pecho soltando un suspiro. - No-puedo-creerlo. Sam Leone, jamás se mete en los problemas de los demás pero él... Ahora... Debo estar soñando. Tomando un pliegue de su piel la apreto con sus dedos arrepintiendose al instante por el dolor. - Sam Leone. Dijo sonrojandose. - ¡Oh no! Amiga no me digas que te gusta. - Eh... No... - Podra haberte ayudado ahora, pero eso no significa que te aceptará. Amiga mi consejo es que no te hagas ilusiones porqué saldras lastimada. - Solo es agradecimiento, no... No estoy interesada en él. - ¡Uff que alivio! Cambiando de tema, mira tu uniforme, te lo dejaron manchado. - No te preocupes, lo lavaré. - ¿Qué? No, eso no saldrá lavandolo. ¡Ya sé! Vendras conmigo al terminar las clases. - ¿Contigo? - Si, tengo muchos de estos uniformes y te obsequiare algunos. - Creeme no hace falta. - Tranquila, dejame ayudarte, somos amigas ahora ¿verdad? - Marina sonriendo asintio. ... En la salida habia un auto esperandolas, Saliendo al instante un hombre quien les abrio la puerta para llevarlas. Marina se encontraba de pie con los ojos bien abiertos de la impresión. Aquella habitación era más grande que la casa donde vivía . - Yo creo que esto te dará a la perfección, después de todo tenemos la misma talla. - Marina aceptó el uniforme y al probarselo notó que le daba suelto. - ¡Ja, ja, ja! Uy si claro. Una voz detrás de ellas resonó en la habitación. Se trataba de la hermana de Raffaela, Laura. - Ashh, ¿Laura que haces aquí? Se supone que debes estar en tu habitación sufriendo por el brazo roto. - ¿Sufrir? Esto es el simbolo de mi victoria. Dijo con orgullo la joven. Al contrario de Raffaela, Laura tenia el cabello castaño y liso, era un poco mas delgada que su hermana. - Si, claro pero bien que gritabas cuando te lo rompiste. - No lo voy a negar, pero valió la pena cada lagrima, esa figura lo valía. - Ignorala, Marina. - No, espera. Laura aparecio frente a Marina.- No se que te habra contado mi hermanita menor pero... - ¡ Ash solo eres la mayor por 4 minutos! - Calmate mi Godzilla. - Agradece a tu brazo roto que si no... - No peleen por favor, yo creo que tener una hermana es algo valioso para atesorar y no para pelear. - Las dos hermanas se quedaron en silencio. - ¿Sabes algo Marina? Me agradas. Dijo Laura. - Pero hay que admitir que ese uniforme te da como costal. - ¡Ja, ja, ja! Las tres estallaron en risas. - Bueno... Marina, tu no tienes mis caderas de infarto pero tal vez podriamos ajustarlo aquí... - Se vera terrible, mejor acompañame. Laura la llevo a su habitación que lucia llena de figuras de colección. - ¡Vaya! Exclamó Marina. - ¿Verdad que esta increíble? Mira este lo conseguí madrugando una vez. Por este acampe 3 dias... - ¡Oye! ¿No ibamos a ver otra cosa? Preguntó Raffaela. - Ah si... Laura la llevo hasta su woking closet. - Escoge los que tu desees. Supongo que los mios tal vez te queden mejor. - Eh... - Anda no seas timida. Finalmente Marina tomo un uniforme y al probarselo se observo en el espejo. - Mira... Te queda mejor que a mi. Bueno es todo tuyo. - Se lo agradezco. - Oh vamos, deja las formalidades y dime Laura. - Esta bien Laura. Al pasar los dias en la escuela, Marina notaba el respeto que todos le tenian a Sam, sin embargo el muchacho no era muy aplicado, los maestros se la pasaban quejandose aunque eso no parecía importarle. Hasta que... - Muy bien jovenes, la próxima semana, investigaran un tema y lo expondran en parejas. A penas el profesor mencionó eso, las chicas voltearon a ver a Sam. - Antes que armen un alboroto yo formare las parejas por apellidos. La decepción en las chicas era notoria mientras avanzaban la lista hasta que llego el momento. - Leone y Montero, ustedes formaran pareja. - ¡¿QUÉ?! Todas protestaron. -¡ Silencio jovenes! Cuando la clase terminó, Marina dio la iniciativa acercandose a su compañero. - ¿Sam? - Ah... Tú eres Montero. - Marina estaba sorprendida ¿Acaso ya no la recordaba? Una parte de ella se desilusionó. - Si, tenemos que reunirnos para hacer la presentación. - Oh... Pero aún falta una semana ¿No pretenderas que nos pongamos a trabajar ahora? - Pero es un tema amplio, tenemos que... - Se que tu investigaras muy bien, asi que puedes ir comenzando y luego te ayudaré. Dijo sonriendole al tiempo que uno de sus amigos lo llamaba. Marina se quedo sola y recordó las palabras de Raffaela. - Tiene razón. Cerrando los ojos y soltando un suspiro se marchó a casa. Cinco días después Después de haber terminado la clase Marina estaba molesta, ella había terminado por su cuenta el trabajo. Ni una sola vez, Sam jamás se acerco a terminar el proyecto y ahora ella estaba debatiendose si debia informarle o no. - Supongo que debo hacer lo correcto. Dijo sosteniendo toda su investigación en sus manos. - ¡Ey! ¿A donde crees que vas? Otra vez esa voz intolerable. - Por favor solo quiero salir. - ¡ Chicas dice que quiere salir! - Maragaret, no quiero problemas. Marina opto por cambiar de camino sin embargo se lo impidieron. - ¡Vaya! - No, por favor regresenmelo. - Una de las chicas abrio el informe. - ¡Miren la Nerd termino su tarea! ¿Me pregunto que pasaria si lo corregimos un poco? - No lo hagan, me esforcé mucho. - Sonriendo Margaret tomo unas tijeras de su maleta. - Ahora nadie te defendera, ni las raras de tus amigas. Diciendo esto empezo a cortar las hojas frente a ella. - Apretando los dientes de rabia y con los ojos llorosos, siguio sus impulsos. - ¡PLAF! De un golpe en la mejilla Margaret cayo de espaldas. - ¿Que tengo de malo? ¡Yo jamás les hice nada! Soltando las lagrimas Marina expresaba su sentir. - ¡Jamás debiste hacer eso! Las otras chicas la sujetaron - ¿Como te veras con el cabello corto? - ¡Sueltenme! ¡NO! Margaret sostenia las tijeras y tomando un mechon procedio a cortarlo. - Uno, dos, tres. Marina veia como sus mechones caían al suelo. - ¡Ya basta! Por favor... Decia cerrando los ojos. - Ja, ja, ja. Las risas resonaban en sus oidos mientras solo esperaba que todo terminará. De pronto las burlas pararon, las chicas habian dejado de cortar su cabello. Al abrir su mirada frente a ella esta, Sam quien tenia la mirada muy seria. - Sam... Las otras jovenes estaban nerviosas. Él no dijo nada, solo le tendio la mano a Marina y la cobijo con su brazo. - Sam, nosotras... Él les dio una mirada de desprecio dejandolas en silencio. Caminaron durante un largo rato en silencio hasta que ella se detuvo. - No hace falta que sigas, ire sola a partir de aquí . - ¿Estas segura? No has dicho nada hasta ahora. - ¡Eso no te importa! Dijo saliendo corriendo. - ¡Oye! Sujetandola del brazo la obligo a mirarlo. - No estas bien, mira como te dejaron. - Marina ya no pudo contenerse más y rompio en llanto. - Hic... Ah... ¿Por que me hicieron esto? Sam la pego a su pecho abrazándola. Su mano acariciaba su cabeza con ternura. Por insistencia del muchacho, Marina dejo que la acompañara. - ¿Aqui vives... Sola? Ella solo asintio. - Mis padres viven el campo, ellos pensaron que en la ciudad obtendria mejores oportunidades, pero no estoy sola me acompaña Ruffo. - Miau... Un pequeño gatito de color blanco salto al sillón. - Hola pequeño. Dijo cargando al felino quien empezó a ronronear al contacto con su ama, como si entendiera su tristeza—. Él es el unico que me hace compañía mientras estudio. - Lamento lo de tu tarea... -Era la investigación, me esforce tanto. Entonces para su sorpresa el se arrodilló. - Perdóneme... Todo fue mi culpa. - ¿Que de que hablas? - Debi haberte ayudado, prometo que terminaremos el trabajo. - ¿Lo dices en serio? - Te doy mi palabra, con una condición. - ¿Cuál? - Que dejes de llorar, mirate tu cara se ve fea. Marina se giro viéndose en el pequeño espejo. - Ja, ja, ja. Ambos soltaron a reir. - Te ves más linda así. - Eh... Pero ¿Como puedes decir eso? Mi cabello. - Oye... Yo se que el cabello es algo sagrado para las chicas pero volverá a crecer, en cambio una cara triste quita cualquier atractivo. Ella volvio a sonreir. - Eso es, sonrie. Quién hubiera imaginado que ese sería el inicio de una hermosa amistad. Sam empezaba a cambiar su actitud, con mucho esfuerzo el habia dejado atras esa apariencia de chico malo convirtiéndose en un alumno destacado. Solo había una cosa que no cambiaba, Sam seguia siendo admirado por las chicas y aunque había ocaciones en que disfrutaba de esa popularidad nunca dejaba de lado a su pequeña llorona. Recordaba las palabras de sus amigas cada vez que el se le acercaba. - Nada bueno te traera esa amistad. - Él no es tan malo, chicas. - Mientras no confundas esa amistad con amo... - Tonterías, eso no pasará. Eran las palabras de Marina. Con el tiempo esa palabaras serian su cruz cuando lo veia rodeado de mujeres. Ella terminaba enojada, dejandolo disfrutar de su popularidad. - ¡Hey! ¿Que te pasa? Te fuiste sin decir nada. - Y ¿por que no te quedas con tus administradoras? - Oye, ellas no significan nada, lo sabes ¿Acaso estas celosa? - ¿Qué...? Sus mejillas se tiñeron de rojo carmesí. - ¿D-de que hablas? - Lo sabia estas celosa, pero no debes preocuparte jamás cambiaría a mi llorona, eres la mejor amiga que podria tener. - ¡Ah! Me voy. - ¿Qué... Que dije? Entre bromas y risas el tiempo transcurrio y el último dia de la graduación llegó. Sam debia viajar a una universidad lejana lo que significaba una cosa, separarse. Ya habian pasado 6 años desde ese día pero su corazón le dolia recordarlo. - Oye, no llores. Recuerda sonreir aún cuando todo parezca salir mal. - Sam... - Ven aqui. La abrazó fuertemente dejandole un beso en la frente. - Te extrañare —Dijo Marina limpiandose las lagrimas. - Mmm yo no tanto. - ¡Sam! —Lo regañó. - Ja, ja, ja. Es broma, solo quería recordarte sonriendo, mi llorona. Pronto se escuchó el llamado a ocupar su asiento en el avión. - Cuidate mucho, Marina. - No me olvides. - Él le sonrió. - Jamás. Y tomando su maleta se alejó. Marina quería sonreir pero las lágrimas la traicionaban y salió corriendo del aeropuerto encontrándose con sus dos amigas. - Chicas... Ellas la miraron con compasión. - Raffaela le abrió los brazos. Marina solo se acunó en ellos y lloraba mientras Laura le hablaba. - El tiempo curará todo amiga, incluso el amor. Marina no lo sabia aún, pero el mismo tiempo le traeria grandes sorpresas. Lo que pensaba que habia sido una despedida dolorosa solo era el inicio de todo. ... Hola chicas las invito a leer mi nueva historia: Mi mayor deseo, la actualización es diaria y gratuita.

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