Perverso Destino

Robert ha sido mi compañero desde la infancia, desde que nos conocemos tratamos de estar cerca uno del otro. Es un poco mayor que yo, en realidad nunca he hecho cuentas exactas, pero quizá dos años de diferencia. Crecimos juntos, él tuvo una familia que lo amaba, en mi caso sólo tuve el apoyo de mi madre. Hemos estado juntos desde que tengo memoria, siempre uno al lado del otro desde la secundaría hasta la universidad. Nos interesamos en la misma clase de educación superior, somos profesionales irónicamente con el mismo título, aunque nuestras especializaciones son diferentes. Siempre he sido bueno administrando y en los negocios, Robert en relaciones humanas y proyectos. Tenemos aproximadamente cuatro años de trabajar para la misma compañía, y sé que ha contraído matrimonio hace un año. Justo cuando fue la boda, lo suplí; yendo a un viaje de negocios a otra ciudad. A pesar de que Robert y yo compartimos una profunda amistad, como en toda historia, hemos también pasado por una que otra diferencia.  Si bien Robert terminó la universidad con honores, ya no decidió seguir especializándose en otras áreas. En mi caso, había continuado en la universidad para obtener algunas maestrías. Obtuvimos trabajos muy similares en la misma empresa; sin que en la misma sospecharan de nuestra inmensa amistad. Sin embargo, pese al excelente desenvolvimiento de Robert no obtuvo el inesperado ascenso. Así que al elegirme el director administrativo en su lugar, fue inevitable que terminara enfadado conmigo, tanto que, no me invitó a su boda, para no decirle a sus invitados que era su jefe. Como mencionaba anteriormente, en la fecha que él decidió casarse, tenía un viaje de negocios realmente improbable de eludir. Por lo que, no dudé en salir en su ayuda, acepté hacer ese viaje en vez de él. No estuve presente en la boda, y hace un año y medio soy su jefe. Al cabo de unos meses del ascenso dejó de hablarme de asuntos personales y muy rara vez me comentó algo sobre su esposa. Sin embargo, nuestra amistad siguió siendo buena, y regularmente compartíamos el almuerzo para conversar. En nuestras conversaciones constantemente me animaba, me hacía saber que sinceramente anhelaba mi felicidad. Al ser mi mejor amigo estaba al tanto de lo ocurrido en mi última relación, la cual había sido bastante complicada. Había durado tanto con ella, que creí que lo correcto era proponerle matrimonio, pero resultó lo que jamás pensé y nuestro compromiso jamás se dio. Robert es un tipo muy bien parecido, alto rubio y de ojos claros. Alguien animado muy sociable con muchos amigos y amigas, con un comportamiento extrovertido. Por conocerlo tan bien, muchas veces al notarlo tan liberal, me perdía en mis propios pensamientos sin comprender por qué realmente se había casado y tan pronto. Por lo general siempre conocía de sus nuevas conquistas y los fugaces romances que mantenía. Estaba seguro que sería soltero por mucho, pero cuando menos lo imaginé contrajo matrimonio. No tenía ni la más remota idea de quien era su esposa, nunca la había llevado a ningún evento social del trabajo, ni la mencionaba al tener una conversación, usualmente asistía a muchas reuniones y viajaba muy seguido, además de aceptar una que otra invitación a salir a comer, y regularmente asistir a citas por las noches con amigos o amigas. Fue tan poco lo que me comentó de ella que cuando se comprometió, creí que bromeaba, y en cuanto quise mencionarle algo al respecto, no me dejó ni siquiera indagar en el asunto. En la temporada que estuvo enfadado eliminó cualquier contacto cercano conmigo, incluso me eliminó en varias de sus r************* . No hace mucho que me ha incluido de nuevo, pero no he notado nada fuera de lo común en sus actividades, estados y fotos. Sabía que Robert al estar enamorado solía ser muy cariñoso y detallista, pero no había nada con ella, ni siquiera una fotografía juntos. Antes de tomar el viaje de trabajo fuera de la ciudad, me había pedido ir a una celebración en su casa, cumplía un año de casado. Y al ser mi amigo Robert un hombre emprendedor y muy hábil en su trabajo, en la compañía todo el mundo le conocía y estaba seguro que la gran mayoría habíamos sido invitados a su fiesta.  Nunca antes había tenido que pensar en un obsequio para un aniversario de matrimonio, así que no tenía idea de que llevar. Se me complicaba el doble al no tener idea de quién era ella, ni como era. Así que después de pensarlo un poco, decidí que lo mejor era darle algo de dinero a Robert para que él eligiera algún presente para su esposa. No puedo negar que algunas veces, Robert me logra incomodar con su actitud. Bien sé que nuestros cargos requieren de mucha responsabilidad, pero al notarlo muy al pendiente de algunos asuntos hasta tarde, muchas veces le dije que se fuera a casa, pero él se niega siempre, y prefiere hacer mil cosas antes que ir a casa para la cena. Muchas veces lo vi quedarse hasta después de la seis en la oficina atendiendo llamadas y fijando citas. Otras ocasiones salir a comer con Mary u otras chicas del edificio de enfrente; a Mary la conozco es una compañera en común. Los rumores siempre van y vienen, muchos han estado al tanto de la vida social de Robert, algunos aseguran que mi amigo tiene un romance con Mary. Y al conocerlo tan bien, prefiero no encontrar pruebas al respecto. Aunque hubiera preferido mil veces no ir a la celebración e inventar cualquier excusa para evitarlo, Robert me envía cada quince minutos un mensaje para recordarme que al haberle dicho que sí, no lo deje plantado. Respiré hondo, sabiendo que no podría eludirlo. Tomé mi móvil y le marqué. Pasó un breve instante y escuché su voz: —¡Por fin, hasta que te comunicas! —Hola Robert. Perdona, pero no estaba muy seguro de ir. Ya sabes, dejé cosas pendientes y tengo que volver de nuevo al amanecer. —No empieces con eso. Recuerda que no fuiste a mi boda por andar trabajando como si no tuvieras una vida. No me digas que me dejaras solo otra vez… —Bueno…no. Estaré allí pero no prometo que sea temprano. Aún estoy muy lejos, desde el otro lado del país. —Te conozco Matthew. Olvida el obsequio, sólo quiero que estés conmigo en este momento, además por fin mi amada esposa conocerá a mi mejor amigo y jefe.  —De acuerdo, despreocúpate. Estaré allí tan pronto como sea posible. —Gracias Matt, hasta entonces. Me hubiera gustado que llevaras novia, pero bueno, ojalá algún día dejes de pensar en ella. Espero que no tardes en aceptar que nunca fue para ti. Cuídate. La voz de la señorita en el altoparlante me hizo saber que tenía unos minutos antes de abordar.