Toxico amor

Obra registrada bajo licencia internacional de Safecrearive, con número de registro 2106048017715, TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. ____________________________________ INTRODUCCIÓN Mi nombre es Antonella Watson. Mis padres y amigos suelen llamarme Nella. Actualmente tengo 23 años y estoy por entrar a la escuela de leyes en la universidad de Michigan. Seguro se preguntarán ¿No es esa edad para estar terminando tu carrera y no apenas estar comenzando? Es una larga historia. Todo se remonta a mucho antes de que naciera. Para que estén enterados un poco, este mundo no es lo que solía ser. Hace unos 25 años comenzó una extraña enfermedad que dejó a algunas mujeres con problemas de fertilidad y aquellas que estaban embarazadas, lamentablemente perdieron a sus bebés. Un par de años después las mujeres afectadas recobraron su fertilidad. Pero... Si, hay un PERO en esta historia, los bebés nacidos de estas mujeres tenían algunas características diferentes. No eran malformaciones en la mayoría de los casos, pero muchos tenían ciertas "particularidades". La comunidad científica después de varios debates decidió llamar a estas nuevas personas como "Neo Humanos" Lo sé, suena estúpido, bueno, uno de esos peculiares bebés soy yo. Los científicos creen que nosotros somos resultado de la evolución humana y que como Charles Darwin decía, nos "adaptamos" para sobrevivir. Pero bueno, como nada en esta vida es fácil, les diré que somos marginados por la sociedad, vivimos bajo un régimen de Apart.heid mundial. En algunos lugares un poco más inflexibles que en otros. Esa es una de las razones por las que no pude estudiar antes. Quiero ser abogada, para defender los derechos de los Neo, como nos llaman, me gustaría que esa estúpida ley de segregación fuera abolida. Las únicas modificaciones a la ley fue el permitirnos estudiar la universidad este año. Mi infancia fue difícil, pero más aún la adolescencia. Mis padres, un par de Odontólogos de Seattle, siempre me apoyaron y defendieron, incluso siempre estuvieron dispuestos a mudarse las veces que fuera necesario con tal de protegerme. Todo este cambio es nuevo para todos, tanto para la gente normal como para nosotros. Muchos neos, han intentado pasar desapercibidos entre la gente, y lo hubieran logrado de no ser por los malditos "Neochips" que te indican cuando un neo está cerca, estas malditas cosas nos son incrustadas en el antebrazo al nacer y suenan en contacto con un "normi" (como llamamos a la gente normal), solo suenan alrededor de 3 segundos, pero cuando pasas por donde hay muchos de ellos, si es bastante caótico. Esto se implementó con el fin de tenernos controlados y que no "violemos la ley" al estar en un lugar "no neo". Este será un año muy difícil para mí, jamás había estado lejos de mis padres, ellos claro que insistieron en mudar sus trabajos desde Seattle a Michigan por mí. Pero ya no me podía permitir eso, se han sacrificado tanto y ya es hora de que empiece a valerme por mí misma. Aún recuerdo la cara de mi madre, llena de lágrimas por no querer dejarme ir, igual mi padre tenía sus ojos vidriosos, pero se hizo el fuerte. Realmente dolió despedirme de ellos, pero era necesario, si la universidad de Washington D.C. hubiera sido la que implementaría primero su programa educativo para chicos como yo en lugar de Michigan, sin duda no me habría ido de casa. No lo negaré, estoy muy asustada porque no se con que tendré que lidiar yo sola, sé que no será fácil y que talvez deba soportar algunas humillaciones, pero no le daré el gusto a los normales de verme derrotada. Además, mis peores enemigos del instituto han quedado en el pasado, en Seattle. Estaría muy jodida si alguien de Seattle estuviera aquí. Lo que se me hace poco probable considerando los miles de kilómetros que hay desde Seattle Washington hasta Michigan. No me gusta hablar sobre lo ocurrido en el instituto, pero creo que les ayudará a entender mejor. Como bien saben, nosotros estamos segregados en zonas específicas para neos, sin embargo, hace algunos años, cuando recién iniciaban con la prueba piloto de "inclusión" en las escuelas de educación básica, fui una de las "afortunadas" seleccionadas para el programa. Fue una horrible pesadilla desde el primer maldito día. Había un grupo de bravuconas de segundo grado del equipo de Judo que se encargaba de hacernos bullying a varias chicas neo. Si iba al baño me seguían y me golpeaban y metían mi cabeza al excusado, cortaban mi cabello. Era una mierda, pero no podía renunciar al programa de tres años, porque mis padres habían firmado, y una cláusula en letras pequeñas, obligaba a terminar todo el programa educativo o de lo contrario me darían una carta de mala conducta y una multa para mis padres, bastante excesiva. La opción que nos daban era que, si no estaba a gusto, podía irme a otra escuela dentro del mismo programa piloto. Aquí el acoso era intenso. Había un chico en particular que me agarro de su mascota. Su nombre era Tomas Allen, un rubio alto, fornido de ojos grises que realmente disfrutaba torturando a los que eran como yo. Aún recuerdo el primer día en que me cruce en su camino. El me vio y me siguió por todo un pasillo diciéndome cosas obscenas y yo solo lo ignoraba, entonces el me jaló del cabello y me metió a un armario. Yo intentaba gritar, pero me tapo la boca con su enorme mano. — ¿Te crees muy lista eh mutante?— Decía mientras acercaba su cara a mi oído, podía sentir su aliento y un escalofrío recorrió mi cuerpo. — Haré de tu vida un infierno si no te vuelves mi mascota ¿me oíste?— El solo tono de su voz me causaba escalofríos, no podía contener mi miedo y seguramente mi cabello estaba cambiando de color. El me miro fascinado y me apretó más contra la pared. — Vaya, pero mira ¿qué tenemos aquí? Tenemos a una camaleónica. Será divertido darte un follón de vez en cuando, con tu cabello cambiante será como cogerse a alguien diferente cada vez. — Esbozo una sonrisa realmente lasciva e intimidante. Yo realmente solo quería desaparecer, o desearía tener una habilidad útil para defenderme. Mentalmente pedía ayuda a gritos, pero nadie podía oírme, el seguía tapando mi boca, mientras con su otra mano me tocaba un seno. Yo solo sollozaba La campana de inicio de clases sonó y el detuvo lo que estaba haciendo. — Ni una palabra de esto a nadie, ¿me oíste? O te irá peor— Decía mientras abría la puerta del armario y salía dejándome sola y perturbada en la oscuridad. Los días pasaban con aparente normalidad, algunos estudiantes me molestaban, pero era lo "normal", podía lidiar con eso. Y entonces un día de camino a casa, me volví a topar con él. Al verlo, me paralice por unos segundos e intente cruzar la acera para evitarlo, pero supongo que me puse tan nerviosa que mi cabello debió cambiar de color nuevamente y para mi desgracia, eso llamo su atención. Intenté caminar más aprisa y para acortar camino me metí por un callejón. ! ¡GRAN ERROR! Quise correr el último tramo del callejón y salir del otro lado, pero entonces sentí un gran golpe en la cabeza y lo último que recuerdo es ver como todo se oscurecía a mi alrededor. No sé con exactitud cuanto tiempo paso. Cuando me desperté estaba en un viejo sofá, de lo que parecía la guarida de un drogadicto. Con mi blusa desabotonada y pude notar un par de hematomas en mis pechos. Realmente estaba aterrada — Cogerte inconsciente no parece ser tan divertido— Escuche su voz proveniente de un rincón oscuro de esa pocilga. Yo di un grito aterrado, me mire hacia abajo y toque mi parte intima para comprobar que no me hubiera ultrajado mientras estaba inconsciente. Suspire con un poco de alivio al notarme intacta. — No te hice nada, como te dije. No es divertido si pareces un cadáver.— Me dijo mientras fumaba un cigarrillo de marihuana. — Ten, dale una fumada. Te ayudará a sentirte mejor— Me dijo con voz calmada. Yo solo lo mire, trate de analizar la situación, pero todo era una mierda de confusión, sabía que se pondría violento si lo ignoraba o rechazaba, ¡me había dado un golpe en la cabeza! así que con mi mano temblorosa le acepté el cigarrillo, le di una fumada y comencé a toser. Él se rió — Debes jalar despacio y guarda el humo en tus pulmones, luego lo exhalas, inténtalo otra vez. Obedecí a lo que decía para que no volviera a lastimarme, talvez si hacía lo que el decía, solo tal vez no me iría tan mal. El parecía complacido de verme obedecer. No sé si fue efecto de la droga, pero después de algunos minutos tuve el valor de preguntar — ¿Porque me haces esto? ¿Porque te metes conmigo? — Porque quiero. Porque sí. No lo sé, desde que te vi, supe que tu serías mi nueva"mascota", así que siéntete afortunada, ser mi mascota tiene sus ventajas, pero solo si eres obediente, o de lo contrario te castigaré como hoy— Dijo antes de seguir con su cigarrillo — Ya puedes irte. — Yo no te he hecho nada. Entiendo si me odias por ser una neo, pero por favor déjame en paz. — Le dije con voz calmada, quise tratar de verme segura, pero como siempre, mi cabello parece un detector de mentiras y mostró que estaba nerviosa...y arrepentida de abrir mi bocota — Aun no has entendido nada cachorrita. Yo mando en el instituto, a nadie le gusta llevarme la contraria. Y no te dejare en paz, hasta que me aburra de ti o llegue otra mascota más interesante. Esta vez dejare pasar tu insolencia, pero cuidado en no obedecerme o sufrirás las consecuencias. Ya lárgate— Me dijo Tomé mis cosas y me fui. Mientras caminaba hacia mi casa no podía dejar de pensar en que problema me había metido.