Idilio En Corto Circuito

Año 2101 —Finalmente despertaste — escuché una voz un tanto inusual, podría decirse que no parecía real, era dulce, tierna, encantadora. —¿Finalmente desperté? — pregunto un poco confundido, miraba a mi alrededor, la habitación era de un color blanco bastante peculiar, no parecían existir esquinas y había equipo médico altamente sofisticado a mi lado «Nunca antes había visto algo así» pensé en ese instante. Un montón de personas entraron a la habitación en menos de unos minutos, no conocía a ninguno de ellos, me miraban con asombro y alegría ¿Dónde estaba? No recuerdo absolutamente nada, un hombre vestido de traje se acercó y se colocó a un lado de mí, llevaba una sonrisa bastante peculiar «Sonrisa de político» pensé inmediatamente. —Hoy es un gran día para la humanidad superior — comenzó a decir en una especie de discurso motivacional — este joven es conocido por la mayoría de ustedes como número 1. «Número 1» exclamaron todos en la sala al unísono como si formasen parte de una guardia militar o de un coro de la iglesia. —Él es Precious Walker, el primer trasplante de cerebro humano a robot en el mundo, tuvo un accidente automovilístico hace 76 años, sin embargo su cerebro quedó intacto ¿Qué íbamos hacer ante semejante oportunidad? ¡Aprovecharla! — este hombre hablaba como si estuviese en un comercial de cereal ¿76 años? Es completamente ridículo, estaba soñando, no había otra explicación para lo que estaba viviendo - ¿Cómo te sientes, Precious? — preguntó dirigiéndose hacia mí. —Tengo frío — contesté un poco avergonzado. —¡Perfecto! — exclamó él hombre a mi lado con su sonrisa más amplia que nunca — Mi nombre es Zero, un placer conocerte — prosiguió mientras me daba la mano para luego volver a hablarle a su público — como pueden notar todas sus terminaciones nerviosas están intactas, un cuerpo robótico que puede sentir frío, calor, dolor, picazón. Un verdadero milagro de la ciencia. En la actualidad cualquiera puede convertirse en robot e incluso transferir toda la información de su cerebro a un Microchip y vivir eternamente, ya no existen límites para lo que la humanidad superior puede hacer. Luego de terminar con su discurso Zero junto al resto de las personas salieron abruptamente de la habitación, dejándome allí completamente confundido ¿Era un robot? Que quería decir con eso. Una joven entró a la habitación vestida de enfermera ¿Si era un robot por qué necesitaba una enfermera? Era imposible que en serio me estuviese creyendo todo esto, seguramente estaba dormido, solo debía pellizcar mi brazo para despertar. —Buenos días, número 1 — se dirigió ella hacía mí con una sonrisa, sin embargo su voz era bastante sintética, robotizada. —¿Eres un robot? — pregunté lleno de intriga. —Si, soy un robot. Pero no soy como tú, soy un robot de nivel inferior, mis pensamientos provienen de un chip de inteligencia artificial y no de un cerebro — me resultaba un poco extraño mirarla, incluso estar cerca de ella, físicamente era un ser humano, pero su manera de hablar y de moverse la delataban. —No me digas, número 1. Mi nombre es Precious — contesté un poco enfadado. —Lo lamento mucho, número 1. No era mi intención ofender su persona — no tenia sentido seguir peleando con ella, lo único que deseaba era salir de allí. ¿Dónde estaba mi familia? ¿Dónde estaban mis amigos? ¿Por qué no había nadie junto a mí en el momento en que desperté? Necesitaba comenzar a recordar a rápido ¿Qué me había pasado? ¿Realmente era un robot? —Por favor dígame que estoy soñando — Exclamé tomando el rostro de la enfermera entre mis manos. —Está usted soñando — respondió automáticamente, claramente si le pedía algo así no iba a negarse — necesitamos completar su configuración. —¿Configuración? — pregunté confundido, no comprendía absolutamente nada, lo único que había configurado en mi vida era mi teléfono ¿Por qué tendría que configurarme a mí? —¡Exacto! — respondió ella con un tono de voz que reflejaba emoción, era un tanto inquietante — cuando configuramos su cuerpo en el pasado lo hicimos en base a su anterior aspecto físico, sin embargo puede realizarse algunas modificaciones si así lo desea, ojos de un color diferente, cabello, músculos, nariz e incluso puede cambiar su pene. —¿Mi pene? ¿Qué tiene de malo mi pene? No quiero cambiar mi pene, mi pene está muy bien — me alejé espontáneamente cubriendo la zona baja de mi cuerpo. —No ha sido mi intención herir su frágil masculinidad — dijo el robot entre risas, esa fría risa que me hacía sentir que en cualquier momento tendría un corto circuito. —Lo único que deseo es salir de aquí inmediatamente, quiero ir a casa o a donde sea que esté mi familia en este momento. —Puede colocarse su ropa y entonces se le será asignada una ayudante para que logre integrarse en la sociedad moderna. Todo lo que desee puede solicitarlo por medio de la voz y el cuarto atenderá sus necesidades, es un placer haberlo conocido, número 1. —El placer es casi mutuo, muchas gracias — una vez le dije esto la enfermera se retiró de la habitación ¿Qué habrá querido decir con que el cuarto va a atenderme cuando solicite algo? — Necesito ropa, cuarto — dije mirando hacia todos lados, me sentía patético. No obstante una de las paredes se abrió mostrándome un armario lleno de prendas. —Cualquier cosa que se ponga va a quedarle bien, todos los cuerpos son perfectos – escuché decir a la misma voz que había oído en un principio, supongo que entonces era el cuarto quién estaba hablándome en ese instante. —Necesito un espejo, por favor — volví a hablarle a la nada y un espejo hizo acto de presencia poco después, me acerqué hacia él, no había cambiado en lo absoluto, me veía exactamente igual a como solía verme antes — ¿Por qué hay faldas y vestidos entre la ropa? — dije en voz baja. —Las prendas de ropa no tienen género, señor. Cualquier comentario homófobo o sexista está duramente penado por la ley — eso lo sabía hace mucho tiempo, no creí que fuese tan malo hacer la observación. Me coloqué unos jeans y una franela blanca, no quería vestirme de manera exagerada, estaba cansado, muy cansado. Me miraba en el espejo, aún parecía tener los mismos diecinueve años —Es solo un sueño, debes calmarte — dije para mí mismo. —¿Ahora qué? — Exclamé — ya estoy vestido. —Su ayudante viene en camino, le suplico que sea amable, vivimos en una época diferente, necesita adaptarse — esa voz era dulce pero muy molesta. Me senté en la camilla durante un rato, me sentía con sueño, sin embargo no tenía ni las más mínimas ganas de dormir, aunque sí quería despertar, por más que lo intentaba no podía, era absurdo, lo haría cuando fuese el momento indicado, al menos eso supongo. La puerta se abrió deslizándose hacia un lado, una chica de cabello ondulado, piel oscura y una brillante sonrisa podía divisarse en el umbral. —¿Alika? — pregunté completamente perplejo corriendo hacia ella para abrazarla. —Veo que por fin despiertas, número… - ella se detuvo un momento y tosió un poco — Precious, lo lamento, es la costumbre. ¿Cómo no recordarla? Estuve enamorado de ella toda mi vida, vivía junto a mi casa, siempre jugábamos juntos, fuimos a la escuela juntos, reíamos y llorábamos juntos. Recuerdo que pasó un tiempo sin hablarme, un día la conseguí llorando en el patio de su casa, me acerqué a ella para preguntarle qué pasaba, me dijo que los niños se burlaban de ella porque su piel era oscura, que su cabello estaba dañado, que sus labios eran muy gruesos, que no parecía una niña sino más bien un animal, recuerdo haberle dicho que si era un animal entonces era el animal más hermoso que había visto en toda mi vida, esto solo empeoró la situación y lloró aún más. No quería acercarse a mí, decía que la gente comenzaría a burlarse de mí también, que se alejarían, que estaba mejor sin ella, pero yo no quería estar cerca de nadie más. —Creo que ha pasado mucho tiempo — dejé salir casi como un suspiro. —Demasiado — respondió ella con una ligera sonrisa — pero seré yo quien te reintegre a la sociedad y será un gusto enorme para mí hacerlo. Salimos de la habitación caminando lado a lado, tantos recuerdos llegaban a mi mente, dejaba escapar tantas sonrisas, incluso llegaba a sentir cierta tristeza, el tiempo se me había ido entre las manos o quizás no, porque nada de esto era real, aunque se sentía como si lo fuese. —Cuando despierte iré a buscarte — le comenté de manera ingenua mientras la miraba. —Pero ya despertaste — respondió ella mientras se reía — y ya me tienes acá, no tienes que ir a buscarme a ningún lado ¿Te sientes bien? —Me siento perfectamente, no te preocupes — contesté a sabiendas de que entrar en un debate con cualquier persona, máquina o cuarto de este mundo era completamente inútil. Al llegar finalmente a la puerta de salida ella me preguntó si estaba listo, lo único que pude hacer fue asentir con la cabeza, cuando esas puertas se abrieron mi cabeza explotó… metafóricamente. El mundo era completamente diferente, habían personas flotando, enormes edificios de cristal, no veía siquiera un solo automóvil que tuviese ruedas. —Bienvenido al 2101.