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Reencuentro
-¡Maldición!-gruñó una joven mientras corría por el callejón cubierto de sombras.
Miró hacia atrás calculando la distancia que tenían de sus perseguidores. ¿Cómo los habían detectado?, se preguntó molesta. Habían preparado la misión por semanas, todos los cursos de acción, todas las alternativas y en este momento estaban corriendo como ladrones. Eso la frustraba.
- ¡Corre!- gritó el joven que iba detrás de ella a la joven que se estaba rezagando a su espalda- ¡Están muy cerca!
- ¡Crees que no lo sé!-le gritó a su vez esquivando una ráfaga de energía que dio en una estructura a su lado- ¡Bastardos!
Giraron en una esquina para encontrarse con el camino cerrado. Estaban atrapados. Se miraron entre sí, analizando posibilidades a toda velocidad, intercambiando miradas y señales al tiempo que preparaban sus espadas. Estaban en desventaja numérica ¿Qué hacer?
- ¡Disparen todo lo que tienen a mi marca!- gritó la joven que iba adelante alejándose hacia la pared del callejón
-¡¿Qué vas a hacer, Yaina?!- gritó el joven de cabello n***o y ojos verdes ocultándose tras unas cajas. No recibió respuesta, la joven miraba más allá de él, concentrada en los pasos que se acercaban.
-¡Ya!- la escuchó gritar mientras avanzaba corriendo a toda velocidad dando una zancada a la caja cercana al joven, escalando hasta la cima de la estructura de bloques apilados.
Mientras se enfrentaban a los atacantes vieron como la joven saltaba girando en el aire y disparando estelas de magia a medida que llegaba al suelo, de pie tras los perseguidores. La sorpresa les dio tiempo a eliminar a varios de quienes los perseguían y los que quedaban entraron en una pelea cuerpo a cuerpo. Ambos grupos estaban entrenados y el ganador se volvía difuso en la estrategia. Estaban agotados y eso limitaba la respuesta o la agilidad, independiente de la adrenalina por la carrera.
-¡Deténganse!-gritó un soldado aferrando a Yaina del cuello mientras apuntaba a su cabeza. Solo quedaban los jóvenes y dos soldados.
El joven se detuvo en seco mirando la escena impotente ¿En qué momento se descuidaron? Miró frenéticamente el entorno analizando posibles puntos de ataque y escape por lo que tardó en reparar en la persona arrodillada frente al soldado suplicando por su vida.
- Lo siento, señor - gimoteaba- he pecado ¡No fue mi intención! ¡Por favor, señor, perdone mi vida!- se acercó a la pierna del soldado que sujetaba a Yaina, aferrándola, mientras seguía disculpándose, aterrado.
-¡Suéltame!-le gritó el soldado tratando de no desestabilizarse ante el tironeo- Lárgate ¡No ves lo que está pasando aquí!
-Señor -seguía repitiendo sin escuchar-¡Lo siento, merezco un castigo!- miró a Yaina suplicante- Dama- pidió al ver que el soldado solo le lanzaba maldiciones- Ayúdeme ¡Interceda por mi!
-¡Creo que tú estás en mejor situación que yo!- le contestó haciendo un gesto hacia la espada en su cuello. Si el soldado seguía enfureciéndose la cortaría sin dudar -El señor olvidará lo que hiciste- le explicó- no debes preocuparte. Yo hablaré con él y le pagaré con mi dinero cualquier daño - Habló con tranquilidad con una sonrisa preparada en el rostro tratando de alejar al hombre arrodillado del lugar. Por su aspecto, parecía un campesino, cubierto de polvo y ropas sencillas. No podía ver con claridad sus facciones porque el cabello estaba sucio y cubriendo su cara.
- ¿¿¿Haría eso por mí, señorita???- lo escuchó exclamar ilusionado enderezándose un poco.
-Dije que lo haría- aseguró antes de escuchar al joven que estaba con ella advertir al otro soldado que intentaba sacar el arma.
-¡Quédate quieto!-le gritó - ¡Él no tiene que ver en esta situación o eres tan bajo de matar inocentes!- hizo una pausa y chasqueó la lengua- Puede ser... como vasallo del Sarlack, lo había olvidado- le dijo con ironía.
El soldado, furioso, se abalanzó contra el joven al tiempo que el campesino saltaba hacia adelante sujetando el arma y derribando al soldado que sujetaba a la joven.
- ¿Estás bien? - le preguntó a la mujer después de dejarlo inconsciente y ayudando a que se levantara.
-Si…- murmuró aún un poco sorprendida observando al campesino con desconfianza. Ahora, de pie, le superaba en casi una cabeza y sus gestos no parecían a los de una persona humilde- Gracias.
- ¡Yaina!- le gritó el joven mientras la sujetaba revisando si estaba herida- ¡Uff, creí que no la contábamos!- extendió un brazo hacia el joven que los había ayudado y palmeó fuertemente la espalda haciéndolo trastabillar -¡Gracias por ayudar a mi hermana!- le dijo-¿Qué quieres como recompensa?
- Tranquilo, Alex- pidió la otra joven acercándose-No todos tienen tu fuerza- Se acercó al hombre, quien se inclinó en una reverencia
-No me atrevería, mi señor-le contestó regresando a la voz afectada haciendo que Yaina se pusiera en alerta- yo tuve la culpa por ser tan descuidado.
La joven se acercó a los otros jóvenes al mismo tiempo que susurraba cerca de Alex que estaba mintiendo. No era quien decía ser. Eso alertó a Alex, quien lo rodeó fingiendo una sonrisa despreocupada- ¿A quién sirves?
-Mi amo no es de aquí-respondió manteniendo la cabeza baja- Está de vista en este reino por negocios
- ¿De otro reino? - repitió la joven de cabello rubio algo corto- Qué raro...Todos los salvoconductos han sido suspendidos por orden del secretario real ¿Tu amo es tan poderoso como para ir en contra del secretario? Incluso el Imperio de Yamain ha respetado los acuerdos.
- No sé de esas cosas, señorita, solo soy un sirviente- lloriqueó el hombre apretando sus manos en el regazo- Solo sigo a mi amo.
- Aún no has dicho de dónde viene tu amo- interrumpió Yaina viéndolo dudar-contesta lo que se te ha preguntado- no recibió respuesta- Si estás escondiendo algo, podemos dejarte con los guardias de seguridad que se acaban de llevar a los soldados que nos atacaron- - advirtió amenazante indicando a los 6 guardias que se llevaban a los soldados para interrogación.
-Se lo ruego, lady Derk- suplicó arrodillándose- no lo haga.
La mención de su casa los sobresaltó al punto de sacar sus armas- ¿Cómo sabes quién soy? - exigió- Contesta ahora o no saldrás vivo de aquí
-¡¿Nos estabas siguiendo?!- le gritó Alex.
-¡No joven maestro!- agitó los brazos negando-No me atrevería. Yo estaba aquí cuando los vi ser perseguidos…creí que podía ayudar.
- ¿Cómo nos reconociste? -preguntó inclinándose amenazante.
-Uniformes- indicó con un dedo tembloroso-sus uniformes. Los jóvenes se miraron entre si perplejos. Eran negros, con capas y capuchas sin distintivos.
-¡Sigues mintiendo!-le gritó la joven de cabello corto agarrándolo de la camisa y levantándolo del suelo-¡No tenemos tiempo para tus estupideces!
-¡Para, Maya!- pidió Yaina poniendo su mano en el brazo extendido en un intento de tranquilizarla
-Que fastidio- exclamó dejándolo caer como un muñeco al suelo- encárgate- le dijo a la otra joven-Nos vamos en 5 minutos. Si no habla para entonces, lo mataré. Esta misión es crítica como para dejar a un testigo que sabe quiénes somos.
Antes que Yaina se pudiera acercar al joven, se escuchó una carcajada provenir de él mientras se levantaba sacudiendo el polvo de sus pantalones y camisa haciendo que se preguntaran si estaba loco
- ¿Qué demonios?-comenzó a decir Alex, pero Yaina extendió su brazo para detenerlo.
-Vaya, vaya- dijo con voz clara y educada caminando hacia ellos- No creí que mi hermana pudiese tener tal carácter. ¿Padre ha escuchado ese vocabulario? -le preguntó sacándose el gugels de la cabeza revelando un cabello rubio alborotado.
La joven lo miró por un momento sin entender, tratando de asimilar el aspecto de su hermano y el hombre que tenía delante.
- ¿Kairon? -preguntó más para sí misma que para él- ¿Qué estás haciendo aquí? - se acercó abrazándolo con fuerza-Marcus me dijo que habías escapado otra vez
- ¿Escapar? - dijo mirándola sin dejar de sujetar sus hombros – Ese mayordomo dice tonterías. Salir a tomar aire es diferente a escapar.
- Claro, - se burló Maya- ¿Cómo si el príncipe Heredero de Yamain pudiera salir sin avisar?
Yaina se puso tensa y en alerta visiblemente afectada, por lo que Alex la miró preocupado. Conocía los sentimientos que había tenido su hermana desde que era una niña por el hombre que estaba frente a ellos y también sabía el dolor que le había producido cuando la rechazó en la fiesta de mayoría de edad de la princesa de Yamain. Varias noches la acompañó hasta que se quedaba dormida llorando y, sumado a la muerte del anterior duque, fue una epoca dificil para ella. Cuántas veces había querido darle una paliza por hacerla sufrir.
Su hermano decidido, rodeó a Yaina por la cintura posesivo. Se divertiría un rato a costa de ese principito, pensó.
-Ejem…- Alex se aclaró la garganta haciéndose notar- Saludos a Su Alteza Imperial, - se inclinó respetuosamente- hace tiempo que no nos vemos. Me disculpo por no reconocerlo.
-Desde la academia, Excelencia- contestó Kairon fijando la vista en su brazo en la cintura de la joven respondiendo al saludo- También lamento no haber hablado con usted en sus visitas como Embajador a Yamain.
-El Duque de Corelia me encomendó representarlo mientras se encuentra en el territorio-sonrió- Fue un honor trabajar con el Imperio.
-Alex...-escuchó murmurar a Yaina, pero la ignoró.
-¿Recuerda a mi hermana, Lady Derk?-preguntó despreocupado sonriendo alegremente-Mi pequeña dama ya es toda una señorita
-Por supuesto- le dijo inclinándose en un saludo formal extrañamente afectado por la forma en que el joven trataba a su hermana. Sabía que no tenían lazos de sangre, pero esa conducta era por lo menos incómoda- Mis saludos, Lady Derk.
Yaina correspondió con una inclinación de cabeza y luego miró a Alex quien le sonrió ¿La estaba protegiendo? Si eso lograba controlar el temblor de su cuerpo y la ansiedad al volver a verlo después de 5 años, que así sea. Usaría a su hermano como escudo.
-Debemos retirarnos-le dijo-agradecemos su ayuda.
-Milady-interrumpió Kairon cortándole el paso- podría…-comenzó a decir
- ¿Por qué no dejan las tazas de té para una próxima ocasión? - apremió Maya- Tenemos que largarnos. Si nos esperaban, alguien nos traicionó y tenemos que avisarle al general. No nos quedemos aquí-miró a su hermano quien no se movió- ¿Vas con nosotros o te quedas? Sabes qué le avisaré a Marcus que te ví
- ¿Aun cuando revelarás que estabas aquí también? - le hizo una mueca.
- Soy la Duquesa de Starcross que sirve como caballero del consejo de naciones. Estoy trabajando.
El argumento sonaba válido, pero el verlos sin ningún distintivo, era obvio que no estaban en esa figura. En qué estás metida Maya, se preguntó Kairon recordando el cambio que había tenido si hermana en su paso por la Academia. No sólo desde su conducta, que pasó de una princesa delicada y una guerrera experta en tecnología y alquimia, si no en su relación con él. Como príncipes de Yamain habían recibido una educación estricta, pero que Maya parecía tolerarla mejor que él, aunque Kairon fuera cinco años mayor. Compartían el tiempo libre montando o conversando sentados en la alfombra de la habitación de ella sobre múltiples temas y sueños. Cuando su madre murió, el Emperador se enfocó en prepararla para apoyar la administración del palacio como anfitriona y a él como príncipe heredero. Las obligaciones los distanciaron, sin cruzarse en el período de estudios y solo para enterarse por su padre de que la princesa había ingresado a los caballeros del consejo de naciones.
Desde ese momento, se habían visto pocas veces; siempre por cortos momentos en eventos oficiales, pero rápidamente la princesa se retiraba antes de siquiera poder hablar.
- Te acompañaré-le sonrió acomodándose la ropa- ¿Nos vamos? Los sigo-se giró extendiendo la mano a Yaina-¿Me acompaña, Lady Derk? – La joven lo ignoró pasando a su lado junto a Alex iniciando el camino hacia a los caballos.