un final glorioso
Incluso ahora tendido en el suelo, recostado en esta enorme piedra de diorita, mientras las gotas de lluvia recorren con prisa mi cuerpo fatigado y herido de muerte, no puedo dejar de percibir el exquisito aroma que emana de la tierra húmeda por la lluvia o por la briza matinal que rocía los campos cada mañana, este olor remémbrese mi infancia, incluso en un instante como este, en el que la muerte está próxima a visitarme.
Disculpa mi descortesía, mi nombre es Zafaron y los tres c*******s que me hacen compañía son mis valientes amigos Ferrayoli, Azua y Serrat. Y si crees que me equivoque al usar la palabra “son”, tu eres el equivocado pues nunca lo dejarán de ser y mucho menos en mi situación actual, en la que pronto me les uniré. Junto a ellos disfrute lo ancho de los caminos de la vida y lo estrecho del destino, pues muy pocos hubieran aceptado pelear batallas más allá de su propia resistencias, como lo son las peleas por sueños que nadie más puede ver o que nadie más quiere ver por el miedo al posible final fatal que espera ansioso en caso de fallar, y ahora como era de esperarse nuestro destino concluyó, pero terminamos con una victoria.
Ven acércate pues te contare una historia que incluso el viento quisieran narrar, pero se lamenta de solo contar con una voz repletas de silencio. Es una anécdota llena de logros y sacrificios, donde sabrás porque mi fin le dará comienzo a algo mucho más grande para mí que mi propia existencia. Y para poder comprender mi final como mi mayor logró, deberás de verlo desde los divinos ojos que me fueron otorgados, así que te conteste mi historia.
Todo comenzó en un lugar tan lejano y olvidado que incluso podrían brincar y danzar los baobabs, Pinos y Secuoyas Gigantes sin que tú te dieras cuenta, en ese lugar lleno de magia y misticismo se encuentra una aldea. No espera te lo diré con orgullo ¡mi aldea!, es una aldea que se encontraba compuesta por cinco asentamientos que se encuentran a orillas de un río provisto por gran variedad de peces, rodeado por vastas montañas, con un clima tan perfecto que se puede sembrar y cosechar cualquier cosa con el debido cuidado, incluso la verdadera amistad y con un poco de cuidado, el amor. Ahora a diferencia de hace un tiempo puedo recordar mi infancia y permíteme que te diga, que no se ve toda la vida pasar frente a los ojos de un agonizante, solamente se ven las cosas importantes que olvidaste un día.
Pues ahora a diferencia de mi infancia, ya puedo recordar a los muertos que trazaron mi camino y con mis actos rendirles tributo al convertirme en un escalón que aleja un poco mas el lodo de a las generaciones venideras, pues lo que hemos hecho, lo hicimos por nosotros y por los que vienen pero con los ideales que nos heredaron.