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Segunda temporada de "Destino"

El reinado de la familia Park ha sido uno de los más respetados y amados por el pueblo de Busan, en donde la familia real se ha encargado de dirigir con justicia y honestidad, por lo que el saber que el príncipe, Min Sehun, se estaba formando para poder tomar el trono de rey en el futuro, era algo que causaba revuelo y emoción.

Sin embargo, Park Jiho sabía que el ser preparado para un puesto tan importante no era cosa fácil, por lo que tendría que instruir a su hijo con la ayuda de su alfa, Min Haneul, quienes estaban dispuestos a dar todo por su hijo.

Incluido el ayudarlo a mejorar la conexión que tenía con su mejor amigo desde bebés, Kim Dongjun, hijo de los mejores amigos de los reyes y posible postulante para próximo rey acompañante de Busan.

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Prólogo
Apretó los labios mientras se acomodaba sobre el colchón, sintiendo su cuerpo completamente relajado entre las mantas, ya que definitivamente las horas de sueño que había tenido, habían logrado que la tensión de su cuerpo desapareciera casi por completo. Sonrió para sí mismo mientras se acercaba al cuerpo que tenía a su lado, sintiendo su calor corporal envolverlo, además de su olor, el cual estaba impregnado en todo el lugar, siendo acompañado por el olor propio. ―Auch. Abrió los ojos de golpe cuando escuchó ese suave quejido, notando que aún estaba bastante oscuro, por lo que sabía que no era por la mañana. No veía nada sobre las mantas, por lo que tomó la orilla del cobertor y lo levantó, viendo a su hijo acomodado en medio de ambos cuerpos, sus ojitos brillantes notándose por las lágrimas. ―Mi vida ¿Sucede algo? ―preguntó en un susurro, ya que no quería despertar a Haneul, quien poco había logrado dormir en los últimos días, ante la preparación y realización del anterior festival. ―Tuve una pesadilla―susurró, haciendo que el omega suspirara con algo de pena, estirando sus brazos para que el menor pudiera acercarse más, tomando el pequeño cuerpo de cinco años para poder abrazarlo, comenzando a dejarle caricias en su cabello n***o. ―Mi niño, no te preocupes, fue solo un sueño―lo consoló, dejando algunos besos en su frente, haciendo que el pequeño príncipe sonriera encantado―No te escuché llegar a la habitación, sabes que puedes despertarme y así nos acomodamos en la cama, para que no quedes aplastado entre nuestras piernas. Sehun asintió mientras sentía cómo su cabello era acariciado, relajándolo completamente, en especial porque el olor de su padre omega le daba la tranquilidad que siempre le relajaba después de una pesadilla. ―Lo sé, pero no quería despertarte, papi. Sé que ambos están cansados y no quería molestar, porque mañana vendrá Dongjunie a jugar y quiero verlo temprano. Jiho sonrió mientras apegaba sus labios a la frente de su hijo, sonriendo pequeño ante la mención del hijo de sus mejores amigos. Habían pasado muchos años desde la integración final de Haneul al reino y el nacimiento de su primer y único cachorro, por lo que le daba bastante nostalgia el saber cómo el tiempo había pasado tan rápido, viéndose aquello reflejado en su pequeño cachorro. Sabía que como ley que se había oficializado en la realeza, era deber de los reyes el encontrar a una posible pareja que pudiera ser el futuro acompañante del rey, cuando pudiera tomar el puesto por su edad y preparación. Faltaba mucho tiempo para que eso pudiera pasar, pero eso no descartaba el que tuvieran que prepararse desde temprano. Por eso mismo, los padres de ambos niños habían notado la gran conexión que ambos niños tenían, no solo porque sus padres eran mejores amigos, sino porque ellos de forma sincera se llevaban muy bien y siempre quería estar al lado del otro, cosa que no había pasado con otros niños. Eso era una clara ventaja para todos, pero tampoco obligarían a ninguno a formar una relación que ellos no desearan. ― ¿Te gusta mucho estar con Dongjunie? ―preguntó, aunque la respuesta era totalmente obvia, porque podía verlo todos los días y era algo que era conocido por todo el castillo. ―Me gusta mucho, él me hace sentir bien y nos divertimos juntos siempre, por eso me levanto temprano para poder estar con él todo el día, antes de las clases. Como habían prometido, aunque Dongjunie no era parte de la familia real de forma oficial, la pareja real iba a brindarle la mejor educación que se le pudiera entregar, siendo aquella la que se brindaba en el castillo de forma exclusiva para el príncipe en preparación. Por lo que ambos niños asistían a sus clases juntos, siendo una fortuna que la diferencia de edad no fuera amplia, por lo que podían sobrellevar los estudios juntos. En ese momento, ambos menores sintieron el movimiento del alfa, haciendo que se mantuvieran en silencio y vieran en su dirección. Haneul hizo una pequeña mueca mientras se acomodaba entre las mantas, abriendo los ojos ligeramente y notando que sus dos niños lo veían atentamente, cosa que le hizo soltar una pequeña carcajada grave, contagiando a los contrarios. ―Lo siento, papá. No queríamos despertarte―Sehun se separó de su padre omega y con cuidado estiró sus brazos hasta su padre alfa, quien se acercó más a ellos y lo tomó con cuidado, acomodándolo sobre su pecho. ―Tienen conversaciones de media noche y no me invitan, no sé cómo sentirme al respecto―ambos menores soltaron risitas ante aquello, Jiho apegándose más a su alfa, acomodándose de costado para poder abrazarse al pálido, quedando su rostro cerca del de su hijo. ―No queríamos despertarte porque te notamos muy cansado ¿Cierto, cariño? ―Jiho habló, haciendo que Sehun asintiera rápidamente, completamente de acuerdo―Pero creo que fracasamos en nuestra misión. ―Papá tiene una buena audición y escucha todo, así que nos escuchó susurrar―Haneul sonrió y tomó el rostro de su hijo entre sus manos, acariciándole las mejillas con los pulgares, mostrándose bastante encantado con el vocabulario de su hijo―Lo lamentamos, te podemos dar un besito en compensación. Haneul soltó una pequeña carcajada ante aquellas palabras, porque su niño a veces le sorprendía demasiado y eso siempre era algo bueno. ―Me encantaría tener un beso en compensación, gracias por la oferta, mi vida―tanto el rey omega como el príncipe se acercaron para poder llenar de besos en rostro del rey alfa, haciendo que soltara carcajadas encantadas mientras apretaba ambos cuerpos entre sus brazos. Sehun se encargaba de besar mejillas y frente, mientras Jiho tomaba los labios y mandíbula. ―Listo, te llenamos de besitos, ahora sí podemos dormir de nuevo―Jiho sabía que su niño estaba enérgico en esos momentos, pero no les convenía el mantenerse despiertos a ninguno, mucho menos a su cachorro, quien terminaría cansándose en medio de alguna clase o por la tarde, por lo que era mejor que descansara. ―Cierto, mañana tienes tus clases y si queremos ir al patio para el almuerzo, tenemos que descansar ¿No crees? ―preguntó Haneul mientras acariciaba el cabello del príncipe, quien asintió sin pensarlo demasiado, acomodándose al medio de ambos padres para poder dormir en medio de los olores. ―Papá tiene razón, descansen y los amo. ―Te amamos también, cariño. ··· Saltó de la cama con rapidez, viendo que su ropa había quedado bien acomodada, solamente que debía pedirle algo de ayuda a alguno de sus padres para que le ayudara a reforzar el nudo de sus cordones, porque a él siempre le quedaban flojos. ―Dongjunie es muy bueno atándose los cordones, quizá deba pedirle que me enseñe―susurró para sí mismo, tomando con algo de dificultad su mochila, ya que caminaba con las piernas considerablemente separadas, para no tropezar con los cordones desatados. ―Príncipe ¿Le gustaría que le ayude con sus cordones? ―preguntó una de las empleadas, haciendo que el pelinegro la viera con sorpresa, ya que lo había asustado. ―No gracias, Noona. Le pediré ayuda a mi papi, porque él me enseña cuando los ata―dijo con amabilidad mientras hacía una pequeña reverencia, haciendo que la empleada sonriera y asintiera, retomando su camino por el pasillo. Soltaba risitas en medio del camino, porque sabía que estaba caminado chistoso y que algunas de las empleadas o alfas de la tropa lo veían con gracia, el príncipe dando reverencias educadas a todos con lo que se topaba en el camino. Llegó hasta la oficina de sus padres y se estiró para poder abrir la puerta, notando que en ese momento se encontraban su padre, su tío Yejun y Dongjunie. ― ¡Tío! ¡Dongjunie! ―chilló en alto mientras dejaba su mochila en el suelo, junto a la puerta. Yejun se agachó para poder tomar a su sobrino entre sus brazos, dándole besos en las mejillas, ya que sabía que el pequeño se dejaría mimar, ya que su hijo estaba siendo arreglado en ese momento y tenía que esperar a que estuviera listo para abrazarlo. ―Tío Yejunie, su cabello está muy lindo hoy―halagó, ya que el omega había ordenado sus ligeros rulos ese día y se veía diferente. Dongjunie bajó la mirada con algo de pena, ya que su padre omega le había peinado igual, pero a él no le había dicho nada por su nuevo estilo. Haneul, quien se encontraba colocándole los zapatos con velcro al menor, le vio con una sonrisa de lado, porque había notado el pequeño cambio de humor. ―No te preocupes, Sehunie te dirá lo bonito que te ves, pero sabes que le da un poco de vergüenza cuando estamos nosotros―le confortó el alfa, haciendo que el pequeño castaño levantara la vista animado, sabiendo que aquello era cierto. ―Tiene razón, hyung. Es solo que le dije a mi papi que me sentía un poco raro con el peinado, porque es nuevo, pero me dijo que se veía bien y no sé…me da algo de nervios―confesó con sinceridad en medio de susurros, sabiendo que solamente el rey alfa le escuchaba. ―No debes sentirte nervioso, porque te ves muy guapo, en verdad―le confortó, haciendo que el pequeño sonriera en grande, su sonrisa siendo idéntica a la de su padre omega, sus ojos redondos siendo iguales a los de su padre alfa. ―Gracias tío hyung, ya me siento menos nervioso. Haneul se levantó de la silla y tomó al castaño por debajo de sus axilas, levantándolo para poder dejarlo sobre el suelo con cuidado, ya que anteriormente estaba sentado en el escritorio. El castaño comenzó a arreglarse algunos mechones que se habían movido con el viento al llegar al castillo, relamiendo sus labios con su lengua rosa, pensando en que quería escuchar palabras bonitas de Sehun. No es que fuera dependiente a la opinión de su amigo, pero le encantaba escucharlo decirle cosas bonitas. Le hacía sentir muy bien. ―Por favor bajen a comer, los vamos a esperar en el comedor―habló Yejun mientras veía a los dos niños, los cuales aún no se habían saludado como siempre, con un gran abrazo, pero que mantenían la vista de reojo en el otro. ―Sí papi y hyung, llegaremos pronto―dijo Dongjunie con una sonrisa, haciendo que el pelinegro asintiera de acuerdo. Ambos adultos salieron de la oficina, claramente dejando la puerta abierta y pidiéndole a una de las empleadas que estuviera al pendiente de la salida de los niños, para verificar que no les pasara nada en el camino al comedor. ―Buenos días, Dongjunie―habló Sehun mientras se acercaba al castaño, quien mantenía sus manos tras su espalda, moviéndose de adelante hacia atrás con algo de nervios. ―Buenos días, Sehunie―lo saludó de vuelta, soltando una carcajada cuando sintió los brazos de su mejor amigo sobre su cintura, abrazándolo fuertemente mientras se agitaban de lado a lado, siendo aquella la forma en la que se saludaban siempre. ― ¡Ay, espera! ―Sehun apegó su mejilla a la contraria en medio del abrazo, comenzando a moverse con cuidado, por lo que sus cabezas se restregaban sin dolor, siendo mayormente por diversión―Mi carita. Sehun se separó y prestó atención al rostro de su ligeramente mayor, notando que sus rulos castaños ahora estaban un poco más formados y ordenados, por lo que se veía sumamente bonito y adorable, siendo una imagen similar a la de su papá, solo que con el rostro de Dongjunie, claramente. ―Te ves muy guapo con este peinado, me gusta mucho―el pelinegro se separó ligeramente para poder ver mejor el rostro sonrojado de su amigo, haciendo que le diera una gran sonrisa con algunos dientes faltantes, ya que habían comenzado a caer y crecer los permanentes―Tu carita se ve muy bonita, aunque realmente te ves bonito con todos los peinados que te haces, incluso cuando acababas de despertar y se pone esponjado. Dongjunie sonrió mientras veía hacia abajo, más que todo por la pena ante las bonitas palabras de Sehun, ya que sentía cosquillas cuando recibía ese tipo de halagos. ―Muchas gracias, Sehunie―se estiró para poder darle un pequeño beso en la mejilla al pelinegro, siendo aquella su acción secreta, ya que temían de que sus padres los regañaran si supieran que se daban pequeños besos en las mejillas de vez en cuando―Oh, tienes tus cordones desatados. Te voy a ayudar. El castaño tomó la mano contraria y se dirigieron a la silla que los reyes tenían en la oficina para cuando su hijo quería colorear o hacer sus deberes con ellos, encontrándose también una mesita, en donde había dos sillas pequeñas. Sehun se sentó y Dongju se sentó en el suelo, para poder tener el zapato de su amigo cerca. ―Primero tienes que tomar ambos lados del cordón―comenzó a explicar, siguiendo las palabras que le había dado su padre alfa cuando le enseñó―Luego los cruzas y tienes que hacer que uno de los cordones viaje hacia abajo, para después elevarse y ser tomado con su amigo. A Sehun le encantaba mucho cómo explicaba Dongju para enseñarle cómo hacer algo, en especial porque lo hacía de forma divertida y así era difícil que lo olvidara, aunque atarse los cordones era algo que siempre olvidaba y no comprendía porqué. ―Y debes tirar fuerte, fuerte. Hasta que sientas que el zapato no caerá si te levantas. Cuando el castaño terminó de atarle el cordón mientras le explicaba, Sehun se levantó de la silla y le extendió las manos para ayudarlo a levantarse, ambos retomando el agarre en sus manos mientras comenzaban a salir de la oficina, sabiendo que se habían tardado un poco más de lo planeado. No les importaba realmente el andar por el castillo con las manos entrelazadas, porque ellos habían visto que sus padres andaban así también y a ellos realmente les había parecido algo bonito, por lo que lo hacían sin pensar en nada más, solo sintiéndose bien por el calorcito en el agarre con el otro. ―Príncipe y joven Kim, sus padres los esperan en el comedor―dijo la empleada mientras caminaba detrás de los niños, haciendo que el castaño se sobresaltara, ya que no la había visto y habló de repente. ―Gracias Noona, mi papá nos lo dijo antes de salir―dijo Dongju mientras miraba hacia atrás por algunos segundos, siendo alguien bastante fácil de asustar, por lo que Sehun no solía gritarle de la nada. ―Noona, asustó a Dongjunie―le dijo con un pequeño puchero el pelinegro, haciendo que la empelada se avergonzara y diera una pequeña reverencia. ―Lo lamento, jovencito Kim. No era mi intención. ―No se preocupe, Noona. Llegaron a comedor en poco tiempo, en donde sus padres los estaban esperando sin haber comenzado a comer aún. Les habían colocado una silla de goma sobre las sillas del comedor, así los niños no tendrían que comer alejados de ellos y también estarían cómodos y seguros. Ambos niños quedaban juntos, por lo que podían seguir con sus pláticas o compartir de sus platos, aunque ambos comieran casi lo mismo. ― Papá ¿A qué hora iniciamos clases hoy? ―preguntó Sehun mientras daba una reverencia, ya que le habían entregado su plato con su desayuno, además de sus cubiertos. ―A las ocho, cariño. Cuando terminen de comer los llevaremos al cuarto de estudios, la maestra ya debería estar ahí cuando lleguemos―el alfa les dio una sonrisa, haciendo que los niños asintieran. ―Gracias por la comida―dijeron al mismo tiempo, para poder comenzar a comer. Juwon llegó poco tiempo después, el padre alfa de Dongjunie y m*****o de la tropa de alfas, quien había tenido un turno bastante pesado y apenas podía salir, por lo que saludó a todos, dándole un beso en los labios a su omega y uno en la frente a su hijo, quien se lo devolvió en la mejilla. ― ¿Te gustaría probar un poco de mi fresa? ―preguntó Sehun en voz baja, ya que sus padres estaban teniendo una conversación con sus tíos, por lo que no quería interrumpir. Dongjunie tomó una fresa de su plato, mostrándosela con una sonrisa. ―Yo también tengo fresas, Sehunie. Pero gracias. El pelinegro jadeó bajito y apretó un poco la fresa, intentando pensar en algo, porque realmente ele gustaba compartir su comida con el menor. ―Aunque quizá sepan diferente, son fresas diferentes―volvió a hablar el castaño, haciendo que el pelinegro asintiera rápidamente, feliz por poder lograr su cometido. Sehun acercó la fresa a la boca contraria, haciendo que el castaño diera una mordida, jadeando a gusto cuando el sabor dulce lleno su pequeña boca, haciendo que el príncipe sonriera en grande. ―Sabe muy rica, dulce―halagó, extendiendo ahora su propia fresa, para que Sehun le diera una mordida. ―Mhh, esta también sabe muy bien. Dulce, dulce―celebró el menor con un pequeño baile, siendo acompañado por el castaño en sus movimientos, causando pequeñas carcajadas entre los menores. Mientras tanto, los adultos los veían con una sonrisa de lado, comiendo mientras se mostraban encantados con las interacciones de sus hijos. ― ¿Qué dijo el médico respecto a sus feromonas? ―preguntó Juwon, quien comía con un poco más de rapidez, ya que estaba hambriento totalmente. ―Dijo que, lo más probable, es que Dongjunie sea un omega y Sehunie un alfa, pero que no era algo cien por ciento verídico, pero que eso era lo que sus feromonas mostraban―dijo Jiho con una sonrisa mientras tomaba su vaso con jugo, dándole un sorbo al terminar. ―Entiendo, reamente tiene sentido, alguno de sus comportamientos demuestran aquello―todos asintieron, comprendiendo a lo que se refería―En cuanto al tiempo de presentación ¿Lejano o cercano? ―Dice que ambos son estables, por lo que probablemente comiencen a presentar síntomas de celo entre los seis a diez años, dependerá de cada uno―habló ahora Haneul, notando que los niños estaban bailando suave en sus asientos, haciendo que sonriera―Igualmente, los avances se van notificando, por lo que la hora de la presentación será algo importante. ―Y si mi Dongjunie no es omega, ni alfa ¿Qué sucedería? ―preguntó Yejun con una pequeña mueca, haciendo que la pareja real lo viera. ―No pasaría nada, eso no es un problema y lo sabes―le reconfortó el omega, haciendo que el castaño sonriera, tranquilo―Los únicos que podrán elegir si es mejor buscar a alguien más para ser sus parejas o mantenerse entre ellos, serán ellos mismos. Todos los adultos vieron a los niños, quienes ahora compartían sus trozos de naranja. ―No va a ser fácil, pero nuestro único trabajo es el velar que ellos estén bien. Ellos serán los que elijan sobre su vida. Tal como su padre había hecho en el pasado, Park Jiho no manipularía a su hijo de ninguna forma para tomar las decisiones que él considerara mejores, en especial en aquel aspecto. Por lo que solamente les quedaba esperar a ver qué era lo que el destino tenía preparado para sus hijos.

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