Un ogro enamorado.

Anteriormente en Papá Soltero.  Tomo lo necesario según yo, las lágrimas empañan mis ojos, siento ese vacío en el pecho, el vacío que queda después de haber perdido algo que en verdad querías conservar toda la vida. "Tonta, tonta, tonta" pienso de mi, sabía que esto era demasiado bueno, no obstante quise correr el riesgo, ¿y qué haré ahora? Me iré lejos como debí haberlo hecho antes, sólo que hoy huire como una cobarde, me alejare de Alessandro, de su vida, si me quedo él es capaz de pedirme que me quedé a su lado, que responderá por su hijo, nada más, y sé que yo lo haré, me quedaría para él, pero también sé que esto no es fácil,  que la plástica hará hasta lo imposible por alejarme de él, y no le daré ese gusto. Sé que estoy actuando de manera inmadura y egoísta, pero ¿y qué hay de mí? Estoy sufriendo por algo que apenas hace unas horas fue mío,y fue lindo, y lo disfruté, ni soy una princesa ni Alessandro es un príncipe y esto no es un cuento de hadas, por lo tanto no hay final felíz, sólo queda un adiós, un definitivo adiós. Un ogro enamorado. (Secuela de papá soltero)  Escrito por: Alexandra Figueroa.  Instagram: @alexandrafigueroaoficial  Facebook : Alexandra Figueroa  Todos los derechos reservados.  Cualquier copia sin autorización previa se denunciará y procesará conforme a la ley.  Copyright © (Art. 14; punto 1. El autor tiene derecho a decidir si su obra ha de ser divulgada y en qué forma y punto. 3. El autor tiene derecho a exigir el reconocimiento de su condición de autor de la obra)  Hecho en México. (2020) Todo el contenido de esta obra es ficción, cualquier parecido con la realidad, nombres, situaciones o personas es mera coincidencia.  Madrid, España. Cuatro años después Abro los ojos y miro el reloj, a sólo quince minutos de que Iñaki se despierte e inicie  con sus citas médicas, me levanto despacio y salgo de la cama, bajo hasta la cocina en donde Naty ha hecho el desayuno ya. -Buenos dias Naty. -Buenos días señora, ¿café?  -Por favor Naty.  Naty sirve mi café y hago lo de siempre, mirar mi celular, observar por la ventana y suspirar recordando ese último día.  -¿Amor, todo bien? -Todo bien. Iñaki besa mis labios y aún después de tres años de casados no me puedo acostumbrar.  -Hoy llegaré un poco tarde, tengo reunión con los jefes del instituto de cirujanos.  -Si está bien. -contesto automáticamente. -No olvides ir con Raisa, tendrá los resultados de tus exámenes.  Asiento bebiendo un poco de mi café.  Iñaki besa nuevamente mis labios y se va, Naty sirve mi desayuno y apenas lo toco, hay cosas en mi vida tan inconclusas, extraño a Jane, a mi Bell, a Elliot, a Noely. Inconscientemente una lágrima cae por mi mejilla, de un momento a otro ya me encuentro llorando, esto es tan cotidiano para mí que ahora ya no me doy cuenta de que lo hago. -¿Otra vez se siente mal señora?  -Sólo es un dolor de cabeza Naty. -Espero que sus exámenes salgan bien, usted lleva tres años con ese dolor de cabeza, y todos los días desde que yo estoy aquí ha llorado por ello, a la misma hora, en el mismo sitio, de la misma forma.  Es verdad que cada que Iñaki sale de casa las lágrimas salen de mí, el dolor de cabeza es sólo un pretexto que tuve que inventar un día que Iñaki me vio llorar. -A usted no puedo mentirle Naty, usted sabe perfectamente que no es dolor de cabeza.  -Lo sé señora, los dolores de cabeza no duelen tanto como los del corazón.  -¿Qué hago?  -Yo no soy la indicada para decirle que hacer, jamás me casé -sonríe-. Y en eso del amor no soy la mejor consejera.  Miro a Naty quién sonríe plenamente al decir que ella no se casó, inclusive me ha dicho que no se arrepiente, pues no quería vivir atada a un hombre al que no amara.  ¿Amo yo a Iñaki? No, definitivamente no, lo quiero mucho y nuestra relación fue más por costumbre que por amor, por lo menos por mi parte así fue.  No sé cuanto tiempo vaya a durar esto, no es sólo el recuerdo, es todo, la insistencia de Iñaki por tener un hijo, mi hermana hablandome de lo mal que Alessandro está después de tanto tiempo, Bell y Noely llamando y diciendo que me extrañan, mi necesidad de creer que todo está bien, han sido cuatro años difíciles de muchas maneras, de horas y horas de lágrimas, de días de depresión y culpas, de una vida de apariencias y momentos incómodos, de todo y de nada al mismo tiempo, si pudiera resumir esos cuatro años en cuatro palabras estas serían. . . Mi vida sin él. Subo a la habitación y me doy una ducha, trato de despejar la mente pero no puedo, quizá si tengo un bebé todo cambie, quizás teniendo a mi pequeño todo sea mejor, tal vez Iñaki merezca la dicha de ser padre, eso es lo que más deseo en el mundo, tener la dicha de ser madre, amar a ese pequeño ser que será mío, esa es una buena opción, tendré un hijo, un hijo mío y de Iñaki.  ༄ ༄ ༄ ༄ No sé cuanto tiempo pasó desde que estoy en el agua, creo que hasta me dormí, cuando abro los ojos veo a Iñaki parado en el marco de la puerta.  -¿Buenas noches? -¿Qué hora es?  -Exactamente las dos de la tarde, ¿cuanto tiempo llevas ahí? Apuesto que ya pareces pasa. -No lo sé exactamente, ¿me pasarías mi bata? Iñaki camina y toma mi bata, sin embargo en vez de darmela e irse me tiende su mano para ayudarme a salir de la tina, la acepto no muy convencida, los ojos de Iñaki escanean mi cuerpo haciéndome sentir expuesta.  -Iñaki,  la bata. -Quiero verte, ¿hay algo de malo en eso?  -Pero tengo frío. -Puedo notarlo. -¡Iñaki!  -Lo siento mi amor, pero es difícil dejar de verte, eres muy hermosa.  -Bueno ahora dame la bata.  Iñaki besa mis labios y enreda sus manos en mi cuerpo, me alza haciendo que mis pies salgan del agua.  -Iñaki te vas a mojar todo. -Me cambio de ropa.  Iñaki empieza a besar mi cuello y acaricia mi piel desnuda, está de más decir que nuestra intimidad es mala, muy mala, puedo sentir la dura erección de Iñaki a través de su pantalón.  -Iñaki, hoy no.  Iñaki deja de besar mi cuello y me mira fijamente.  -¿Por qué no, Mirela?  -Tengo que ir con Raisa, llegaré tarde.  -Mirela sé que no puedo obligarte a hacerlo pero, ¿has tomado en cuenta que estamos casados y que han sido contadas las veces que hemos estado en la intimidad?  -Lo sé Iñaki, pero sabes que no me he sentido bien.  -Tal vez España no era la mejor opción Mirela, vámonos a otro lugar, a donde quieras, a donde sientas que estarás mejor. "Colombia, Colombia" pienso una y otra vez.  -No, aquí está bien, sólo debo descansar y a ver que me dice Raisa en la consulta.  -Ojalá ahora esos dolores de cabeza sean una buena señal.  -¿A qué te refieres?  -A que ya es tiempo de tener un bebé Mirela, sé que amas a tus sobrinas pero un hijo propio sería mucho mejor.  -No creo estar preparada.  -¿Y por qué no Mirela? Has dejado botado el hospital, ya no sales, no haces nada más que estar aquí con tus malestares, dime ¿por qué no?  -Porqué retomare el hospital Iñaki, de hecho hablaré con el padre de Raisa.  -Piénsalo Mirela, un hijo nuestro, sería una bendición, tal vez eso refuerce nuestro matrimonio que a veces siento que se esta yendo al carajo.  Iñaki sale de la habitación sin decir más, ¿he sido tan egoísta a tal grado de no darme cuenta que Iñaki siente que lo nuestro se va al carajo? Ahora veo que sí.