¿Quién soy y porque dices ser mi padre?

Me duele mucho la cabeza; este dolor es sumamente familiar, como si ya lo hubiera sentido antes. Tengo recuerdo vagos de voces en mi mente, cada una me habla al mismo tiempo como un remolino atormenta las antiguas aguas tranquilas sin progreso alguno. Poco a poco siento sensibilidad sobre mi cuerpo; comencé a sentir mis párpados abrir con una fuerza involuntaria. En frente de mí se encontraba una gran tela de luz brillante blanquecina, me cegaron por un instante, hasta que pude ver con mayor claridad a medida que me acostumbraba. Trate de protegerme de la luz brillante, pero mis brazos no respondía, únicamente podía sentir su dolor y pesadez. Cuando pude ver con mayor claridad observe que no estaba sola, poco a poco las voces se fueron agudizando, haciéndome entender mejor la conversación. Por la posición de mi cabeza solamente podía ver el techo, pero por una leve inclinación en mi cabeza pude ver otros objetos, colores y movimientos los cuales me llamaron la atención, acomode levemente la cabeza debido a su increíble dolor, con la intención de ver mejor. Uno de los dos hombres poseía una bata blanca, tenía un estetoscopio alrededor de los hombros, se percató de mi movimiento, nuestros ojos se encontraron y el hombre con el que hablaba al percatarse de eso se dio la vuelta... Su cara me era muy familiar, su expresión me dejo en claro que el dolor que sentía solo iba a ser el principio.