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Otra Oportunidad
- Si existes, dame otra oportunidad...
La súplica en su mente sobrecogió a Viktoria a medida que se hundía en las aguas heladas del rio cercano a la mansión del ducado de Dorset. Las capas y enaguas del vestido pesaban demasiado y se estaba quedando sin fuerzas...
Todo lo que había creído y anhelado durante su vida se reducía a un sólo nombre, Killian Byron...Un hermoso hombre de ojos azules como el mar con piel clara quien se había convertido en lo más valioso para ella desde que había llegado a Inglaterra hace diez años.
Vivía con su madre en Paris en un estudio de un piso con su niñera la que también cumplía las funciones de sirvienta. Su madre era cantante clásica famosa en toda Europa y era convocada a muchas mansiones de nobles y de la realeza. Se decía que había tenido varios amantes, pero que sólo un hombre había logrado llegar a su corazón. Nadie conocía su nombre o su aspecto, pero fruto de la pasión entre ambos, había nacido una niña a la que había llamado Viktoria.
La niña creció sin la presencia de su padre ya que éste había regresado a Inglaterra después de terminar su trabajo en Francia antes de que naciera. Su madre nunca mencionó su nombre y la pequeña niña no se atrevió a preguntar. Tal vez, él jamás supo que tenía una hija...
En su imaginación de niña, deseaba que la puerta se abriera y un hombre parecido a ella entrara y la saludara llamándola hija. Ahora tenía ocho años y empezaba a dudar si el hombre que imaginaba existía. Debía ser real ya que la había engendrado, pero podía ser cualquier tipo de persona, hasta uno malo.
Paris, Inicios Siglo XIX
- Mademoiselle - la llamó su niñera. Una mujer mayor vestida sencillamente con una cofia y un delantal que protegía su vestido - Madam la espera en el salón.
- Iré ahora, nana - le dijo con una sonrisa. Su vestido estilo imperio con unas zapatillas bajas la hacían ver como la muñeca que sostenía en sus brazos. Su cabello castaño claro fluía en ondas afirmado con una cinta clara enmarcando un rostro ovalado de ojos color verde que miraban todo con intensidad.
La niña corrió por el pasillo hasta el pequeño salón de recepción a pesar de los gritos de su niñera para que tuviera cuidado.
- Mamam - llamó la niña abriendo la puerta con una gran sonrisa para correr hacia su madre quien le extendió los brazos desde su asiento en el sofá.
- Ma petite - le dijo besando ambas mejillas. Era una mujer alta y delgada de piel clara, cabello castaño claro con ojos marrones y labios carnosos. Iba peinada al estilo reina Eugenia de Francia con un vestido al estilo imperio que delineaba su busto amplio.
- ¿Volverás a viajar, mamam? -le preguntó ansiosa. Por su profesión, su madre pasaba mayor parte de la temporada social viajando y ella se quedaba en casa con su niñera.
- Fue mi último concierto, cariño - le dijo - Ha pasado algo que hará que ya no viaje tanto.
- ¡¿...?!
- Vamos a mudarnos a Inglaterra, ma petite.
- ¿Inglaterra?
- Vamos a vivir en una hermosa casa en el campo. Podrás ver animales y jugar al aire libre.
- ¿En serio?
- Si, cariño...He conocido un buen hombre que me ha pedido ser su esposa...
- ¿Es papá?
- No, cariño. - le dijo suavizando su expresión al tiempo que acariciaba su cabeza - pero nos cuidará bien.
- ¿Yo también puedo ir?
- Por supuesto, Chérie - exclamó - Vamos a ir juntas. Eres mi hija.
- ¿Y él me querrá?
- Ya ha visto tu retrato, está muy ansioso por conocerte.
- ¿Cuándo nos vamos?
- En una semana. - le dijo su madre - Tengo que hacer los arreglos para cerrar el estudio y pagarle a Jean por su trabajo.
- ¿Nana no irá con nosotros?
- No, lo lamento. - le dijo - Ella quiere quedarse en Francia. Su familia está aquí.
- No quiero ir sola, mamam - le dijo abrazando su cuello.
- Todo estará bien...- le dijo su madre calmándola - Seremos muy felices allí.
- ¿Lo prometes?
- Si, cariño. - le dijo besando su coronilla y levantándose para llamar a la niñera quien se presentó ante ellas - Jean, ayuda a Viktoria a elegir algunas muñecas para el viaje, el carruaje ya está reservado al igual que la posada. Llevaremos sólo los esencial. Compraré lo que necesite en Londres. Un carruaje del Conde nos esperará para llevarnos a la villa.
- Lo prepararé, madam - le dijo tomando la mano de la niña para llevarla a su habitación.
Mientras preparaba las mejores ropas para el viaje y un bolso para llevar, miró a la niña quien estaba sentada en el dintel de la ventana, perdida en sus pensamientos.
- No te preocupes, mademoiselle - le dijo con una sonrisa - Londres debe ser un lugar muy hermoso y la casa donde vivirás será mucho más grande que este estudio. Podrás jugar y disfrutar las flores que tanto te gustan.
- Si...- le dijo poco convencida.
- Tal vez conozcan a niños de tu edad y puedas hacer nuevos amigos...
- ¿Amigos?
- Si, alguien en quien puedas confiar y te apoye incondicionalmente. Te ayudará si te caes y te protegerá.
- ¿Jean es mi amiga? - preguntó.
- No - le dijo soltando una risita - Solo te sirvo, mi señorita. Un amigo es más que alguien como yo...
- ¿Entonces cómo puedo saber si lo es?
- Lo descubrirás a su tiempo, petite - le dijo abrazándola - Elige la muñeca que quieras llevar... La vestiremos como tu...
- Si...- le dijo la niña riendo alegremente mientras elegía entre sus muñecas.