La elegida

Hace tiempo, todos los reinos vivían en paz. Pero desde que el malvado hechicero Badrech, tomó el control del valle de las sombras, muchos reinos habían quedado completamente destruidos. La reina Cristal era la única persona capaz de detener al hechicero, pero desafortunadamente falleció. -Su alteza, disculpe-dijo el caballero azul entrando al salón. -¿Qué ocurre Eusudrin? -Las sombras están invadiendo el castillo. -¡Refuercen la seguridad!, ¡protejan el anillo! -A la orden, su majestad. El castillo fue rodeado por miles de sombras, algunos caballeros luchaban valientemente mientras que otros protegían el lugar donde se guardaba el anillo. Me dirigí rápidamente al escondite, atrapé el anillo en una burbuja, y lo hice desaparecer. -¡¿Dónde está el anillo?!-grito el hijo del hechicero entrando de golpe. -No está aquí Ivucu. -Podemos hacer esto por las buenas o por las malas-amenazó. Ordenó a las sombras que destruyeran todo el lugar hasta encontrarlo. Las sombras se apoderaron del lugar, destruyendo todo a su paso, pero no lograron encontrar el anillo. Ivucu furioso por su fracaso, lanzó un hechizo a una de las mucamas convirtiéndola en un sapo. -Te dije que no estaba aquí. -Espero que no me estés escondiendo nada, tarde o temprano acabaré por descubrirlo-Ivucu sonrió y luego desapareció entre una neblina negra. Poco a poco las sombras se fueron desvaneciendo. Lance un hechizo a la mucama para volverla a la normalidad, pero no tuvo ningún efecto. El sapo escapó del castillo con lágrimas en los ojos. Me quedé mirando la ventana, observando como mi reino se colapsaba.