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Tu voz a través del viento

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Julieta, no, no la julieta de la novela de Shakespeare, esta julieta era diferente, una chica sin igual, extrovertida, social, de comunes ojos cafés que sin querer expresaban lo que había dentro de si, era un libro abierto. Sin embargo, vivía confinada en una burbuja de prohibiciones y sobre protección que nunca detuvo su felicidad, que se resumía a pequeños momentos únicos, que sin importar las circunstancias la hacían brillar. Pero un día, sentada en la ventana de su casa, con el viento golpeando su rostro, escuchó la voz de un chico, que removió todo su interior, escucho

Su voz a través del viento.

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"Una voz" Capitulo 1
Julieta. Hojeo el libro en mis manos como si fuera lo más preciado para mi. Porque en realidad lo era, el libro que contenía mi nombre en sus páginas era fascinante, era tan realista e idiota a la vez que daba gracia al leerlo. Romeo y Julieta William shakespeare Río levemente y lo cierro, para luego cerrar los ojos. Mis pensamientos van a mis amigas, quienes deben estar muy lejos en este momento. Mi vida era un remolino la mayoría del tiempo, pero ahora lo era mucho más, dado que por cosas que prefiero no mencionar, mi madre, mi hermano y yo tuvimos que partir para vivir en Venecia, Italia. Ahora vivíamos en una pequeña casa, esta era de madera, era muy rural, estábamos en el campo, rodeadas de árboles y flores. Era un lugar tranquilo, perfecto para quien buscaba paz, justo lo que ella necesitaba, sólo que yo no me sentía tan tranquila al estar encerrada, mi límite de salidas se reducía a dos por semana, y eso que no conocía la ciudad, sólo teníamos dos semanas aquí y ya sentía que enloquecería de aburrimiento. Mis clases en la universidad no habían empezado, por lo que sólo tenía que ocuparme de las cosas del hogar. Suelto un pesado suspiro y me levanto del suelo para volver a mi casa antes que mi madre me grite. Estaba bajo un árbol, leyendo, eran al menos las seis de la tarde y ya estaba a punto de oscurecer. Mis pies se dirigen con seguridad y rapidez hacia la pequeña casa donde vivo, al llegar abro la puerta y cierro detrás de mi rogando que mi madre no me este esperando al otro lado. —¿Porque has tardado tanto Julieta? Te he dicho que llegarás aquí a las seis—regaña enojada. Intento no resoplar y busco con la mirada el reloj de pared. 6:10 pm. ¿me esta hablando enserio? La miro con incredulidad y asiento para no discutir otra vez con ella. —Que no vuelva a pasar. Asiento otra vez y dirijo mis pasos a mi habitación donde me quito mis botas para la lluvia y me acuesto en mi cama. Mi mirada va directamente a la mesa de noche donde se encuentra mi celular y luego de tanto tiempo sin prestarle atención decido tomarlo Busco mis notas y empiezo a escribir en uno de los libros que estoy escribiendo, mi pasión por la literatura no tiene límites, sin duda es mi cosa favorita en el mundo, es un escape de la realidad que te permite explorar nuevos mundos y países, conocer nuevos personajes que te hacen reír, llorar, gritar por cuan idiotas pueden ser o enojarte por no ser el final que esperabas. Pero todo en un pequeño libro, y yo quería ser parte de esos momentos únicos de cada persona, así como muchos escritores lo eran para mi. Era curioso que buscara un escape de la realidad cuando siempre tenía que volver a ella, golpeandome con fuerza. Pero todo tenía un propósito ¿no? Sólo tenía que mantener la calma. Marco el número de mi mejor amiga y curvo una sonrisa al momento de escuchar su voz. No la cambiaría por nada. ... Despierto por el sonido del despertador, hoy tengo que ir a inscribirme en la universidad a unos minutos de aquí, por lo que tenía que manejar la bicicleta. Me levanto con pereza dirigiendome al baño, mi desordenado cabello castaño me da la bienvenida al mirarme en el espejo, resoplo antes de hacer mis necesidades y entrar en la ducha sin mucho ánimo, al abrir la llave pego un brinco por lo fría que está pero no es como si tuviera otra opción, así que me ducho como si mi vida dependiera de ello. Luego de terminar, salgo envolviendome en una toalla y salgo de baño para buscar en mi cómoda algo que ponerme, luego de rebuscar en mis cajones al menos cinco minutos, me decido por unos jeans claros, una camiseta pegada morada, y unas converse negras, peino mi cabello ondulado y salvaje hasta que esta completamente desenredado. Me miro en el espejo haciendo que mis ojos castaños me devuelvan la mirada y me pregunto si algún día podré hacer lo que me gusta sin trabas ni limitaciones. Mi mayor sueño es tener en mis manos un libro escrito por mi, pero eso no era ni remotamente posible cuando eras menor de edad y tus padres no te ayudaban con procesos legales. Salgo de mis pensamientos tomando mi bolso para salir de la habitación, el pasillo de la pequeña casa se encuentra oscuro, pero la televisión me anuncia que mi hermano y madre ya están despiertos. Me muevo con agilidad hasta la cocina y miro a las dos personas que giran su cabeza para mirarme una vez llego a la sala. —Buenos días—musito empezando a sacar las cosas para hacer el desayuno. —Buenos días—suelta mi hermano menor sonriente para luego volver su mirada a los dibujos animados mientras mi madre sólo mira su celular. Pongo los ojos en blanco antes de continuar con mi labor y luego de unos minutos pongo la comida frente a ellos para luego tomar mi bolso. —¿No comerás Julieta?—pregunta y yo niego con la cabeza. Por lo general no me daba mucha hambre a estas horas, prefería la hora del almuerzo. Finalmente salgo de la casa y me dirijo a donde esta mi bicicleta, le quito la cadena que la sostiene y me subo en ella para empezar a manejar hacia el pueblo, mi cabello es golpeado fuertemente por el viento, haciéndome saber que voy rápido, sonrío al sentir el aire fresco pegando en mi rostro y unos minutos después es que noto que ya he llegado, el camino se hizo tan rápido que ni lo note, suerte que ya conocía el pueblo. Me adentro por las calles buscando la universidad y unos diez minutos después me detengo frente a ella. La estructura es grande y pintoresca. Me bajo de la bici y dirijo mis pasos al interior bajo la atenta mirada de algunos estudiantes que charlan entre si, busco con la mirada la recepción o talvez la oficina del director pero no encuentro nada, asi que dejando aún lado la timidez me acerco a una chica rubia que esta de espaldas en un casillero. —Disculpa—la llamo tocando su hombro, ella se gira y me da una sonrisa—¿Sabes donde me inscribo? Pregunto. —¡Hola! Soy Sophie, y claro, te guío. Exclama alegre para luego empezar a caminar, la miro con curiosidad y empiezo a seguirla sin rechistar, su baja estatura contrasta con su dócil actitud, la chica mira sobre su hombro constatando que la sigo y para abruptamente para esperarme, al llegar a ella continúa. —Y...¿Que carrera estudiaras?—pregunta curiosa. —Idiomas. Ella sonríe emocionada y asiente. —Estaremos en la misma carrera entonces.—chilla mirando a su alrededor. Nos detenemos frente a una puerta que se supone es la oficina del director, así que sin esperar más tocó con mis nudillos esperando respuesta alguna. —Adelante. Miro a Sophie quien me hace una señal de "Adiós" con la mano para luego irse por donde vino. Suspiro antes de entrar y al hacerlo me encuentro con un hombre de unos cuarenta y cinco años, este me sonríe al verme y me pide que tome asiento. —¿Que se le ofrece señorita...? —Julieta, Julieta Willson—respondo—Vine a inscribirme, mi madre ya le informó. —Ah si, claro—responde antes de buscar una carpeta y pasarmela. —¿Que es esto?—pregunto tomándola en mis manos. —Ya estas inscrita, allí estan tus papeles y por supuesto, tu horario, inicias mañana—afirma confundiendome. Decido no preguntar nada y me levanto tomando mi bolso, guardo la carpeta dentro y salgo de la oficina no sin antes despedirme. Camino hacia el exterior del edificio y me monto de nuevo en la bici para volver a casa. Eso fue más rápido de lo que creí. ... Tomo la cafetera y me sirvo una tasa de café, el humo emana de está haciendo que tome precaución, miro por la ventana el cielo nublado y unas intensas ganas de salir me embargan. No hay nadie en casa, por lo que puedo dar un paseo. Salgo de la cocina cuidando no derramar el líquido caliente y dirijo mis pasos hacia la puerta, la abro con cuidado y me siento en el portico de la cabaña. Cierro los ojos sintiendo la brisa y el silencio pasearse lentamente por el lugar. Pero entonces escucho algo que me hace abrir los ojos de golpe. Una voz. Busco con la mirada la procedencia de esa melodía, notando que proviene de la casa de al lado, no tenía idea de que tuviéramos vecinos, pero esa voz... Era estupenda. Mis pies se mueven por si solos hacia allá, mis timidez se dispersa haciendo que la curiosidad crezca cada vez más. Una vez llego al pórtico de la casa, noto que evidentemente se están mudando, mi mirada se dirige automáticamente a un chico de cabello castaño, su cabello cae libremente por su frente, sus ojos se mantienen cerrados mientras canta y sus manos se mueven por la guitarra, mi vista no se aparta de el, hipnotizada por su voz. Entonces pasa lo inesperado, sus ojos se abren haciendo que su mirada choque con la mía. Mi pulso se acelera y la vergüenza no me cabe en el pecho así que antes de que pueda hablar, salgo corriendo de vuelta a mi casa, en cuestión de segundos ya estoy dentro, apoyando mi espalda contra la puerta. Mi corazón martillea desesperado haciendo que cierro los ojos intentando calmarme. ¿Que fue eso? Julieta. Hojeo el libro en mis manos como si fuera lo más preciado para mi. Porque en realidad lo era, el libro que contenía mi nombre en sus páginas era fascinante, era tan realista e idiota a la vez que daba gracia al leerlo. Romeo y Julieta William shakespeare Río levemente y lo cierro, para luego cerrar los ojos. Mis pensamientos van a mis amigas, quienes deben estar muy lejos en este momento. Mi vida era un remolino la mayoría del tiempo, pero ahora lo era mucho más, dado que por cosas que prefiero no mencionar, mi madre, mi hermano y yo tuvimos que partir para vivir en Venecia, Italia. Ahora vivíamos en una pequeña casa, esta era de madera, era muy rural, estábamos en el campo, rodeadas de árboles y flores. Era un lugar tranquilo, perfecto para quien buscaba paz, justo lo que ella necesitaba, sólo que yo no me sentía tan tranquila al estar encerrada, mi límite de salidas se reducía a dos por semana, y eso que no conocía la ciudad, sólo teníamos dos semanas aquí y ya sentía que enloquecería de aburrimiento. Mis clases en la universidad no habían empezado, por lo que sólo tenía que ocuparme de las cosas del hogar. Suelto un pesado suspiro y me levanto del suelo para volver a mi casa antes que mi madre me grite. Estaba bajo un árbol, leyendo, eran al menos las seis de la tarde y ya estaba a punto de oscurecer. Mis pies se dirigen con seguridad y rapidez hacia la pequeña casa donde vivo, al llegar abro la puerta y cierro detrás de mi rogando que mi madre no me este esperando al otro lado. —¿Porque has tardado tanto Julieta? Te he dicho que llegarás aquí a las seis—regaña enojada. Intento no resoplar y busco con la mirada el reloj de pared. 6:10 pm. ¿me esta hablando enserio? La miro con incredulidad y asiento para no discutir otra vez con ella. —Que no vuelva a pasar. Asiento otra vez y dirijo mis pasos a mi habitación donde me quito mis botas para la lluvia y me acuesto en mi cama. Mi mirada va directamente a la mesa de noche donde se encuentra mi celular y luego de tanto tiempo sin prestarle atención decido tomarlo Busco mis notas y empiezo a escribir en uno de los libros que estoy escribiendo, mi pasión por la literatura no tiene límites, sin duda es mi cosa favorita en el mundo, es un escape de la realidad que te permite explorar nuevos mundos y países, conocer nuevos personajes que te hacen reír, llorar, gritar por cuan idiotas pueden ser o enojarte por no ser el final que esperabas. Pero todo en un pequeño libro, y yo quería ser parte de esos momentos únicos de cada persona, así como muchos escritores lo eran para mi. Era curioso que buscara un escape de la realidad cuando siempre tenía que volver a ella, golpeandome con fuerza. Pero todo tenía un propósito ¿no? Sólo tenía que mantener la calma. Marco el número de mi mejor amiga y curvo una sonrisa al momento de escuchar su voz. No la cambiaría por nada. ... Despierto por el sonido del despertador, hoy tengo que ir a inscribirme en la universidad a unos minutos de aquí, por lo que tenía que manejar la bicicleta. Me levanto con pereza dirigiendome al baño, mi desordenado cabello castaño me da la bienvenida al mirarme en el espejo, resoplo antes de hacer mis necesidades y entrar en la ducha sin mucho ánimo, al abrir la llave pego un brinco por lo fría que está pero no es como si tuviera otra opción, así que me ducho como si mi vida dependiera de ello. Luego de terminar, salgo envolviendome en una toalla y salgo de baño para buscar en mi cómoda algo que ponerme, luego de rebuscar en mis cajones al menos cinco minutos, me decido por unos jeans claros, una camiseta pegada morada, y unas converse negras, peino mi cabello ondulado y salvaje hasta que esta completamente desenredado. Me miro en el espejo haciendo que mis ojos castaños me devuelvan la mirada y me pregunto si algún día podré hacer lo que me gusta sin trabas ni limitaciones. Mi mayor sueño es tener en mis manos un libro escrito por mi, pero eso no era ni remotamente posible cuando eras menor de edad y tus padres no te ayudaban con procesos legales. Salgo de mis pensamientos tomando mi bolso para salir de la habitación, el pasillo de la pequeña casa se encuentra oscuro, pero la televisión me anuncia que mi hermano y madre ya están despiertos. Me muevo con agilidad hasta la cocina y miro a las dos personas que giran su cabeza para mirarme una vez llego a la sala. —Buenos días—musito empezando a sacar las cosas para hacer el desayuno. —Buenos días—suelta mi hermano menor sonriente para luego volver su mirada a los dibujos animados mientras mi madre sólo mira su celular. Pongo los ojos en blanco antes de continuar con mi labor y luego de unos minutos pongo la comida frente a ellos para luego tomar mi bolso. —¿No comerás Julieta?—pregunta y yo niego con la cabeza. Por lo general no me daba mucha hambre a estas horas, prefería la hora del almuerzo. Finalmente salgo de la casa y me dirijo a donde esta mi bicicleta, le quito la cadena que la sostiene y me subo en ella para empezar a manejar hacia el pueblo, mi cabello es golpeado fuertemente por el viento, haciéndome saber que voy rápido, sonrío al sentir el aire fresco pegando en mi rostro y unos minutos después es que noto que ya he llegado, el camino se hizo tan rápido que ni lo note, suerte que ya conocía el pueblo. Me adentro por las calles buscando la universidad y unos diez minutos después me detengo frente a ella. La estructura es grande y pintoresca. Me bajo de la bici y dirijo mis pasos al interior bajo la atenta mirada de algunos estudiantes que charlan entre si, busco con la mirada la recepción o talvez la oficina del director pero no encuentro nada, asi que dejando aún lado la timidez me acerco a una chica rubia que esta de espaldas en un casillero. —Disculpa—la llamo tocando su hombro, ella se gira y me da una sonrisa—¿Sabes donde me inscribo? Pregunto. —¡Hola! Soy Sophie, y claro, te guío. Exclama alegre para luego empezar a caminar, la miro con curiosidad y empiezo a seguirla sin rechistar, su baja estatura contrasta con su dócil actitud, la chica mira sobre su hombro constatando que la sigo y para abruptamente para esperarme, al llegar a ella continúa. —Y...¿Que carrera estudiaras?—pregunta curiosa. —Idiomas. Ella sonríe emocionada y asiente. —Estaremos en la misma carrera entonces.—chilla mirando a su alrededor. Nos detenemos frente a una puerta que se supone es la oficina del director, así que sin esperar más tocó con mis nudillos esperando respuesta alguna. —Adelante. Miro a Sophie quien me hace una señal de "Adiós" con la mano para luego irse por donde vino. Suspiro antes de entrar y al hacerlo me encuentro con un hombre de unos cuarenta y cinco años, este me sonríe al verme y me pide que tome asiento. —¿Que se le ofrece señorita...? —Julieta, Julieta Willson—respondo—Vine a inscribirme, mi madre ya le informó. —Ah si, claro—responde antes de buscar una carpeta y pasarmela. —¿Que es esto?—pregunto tomándola en mis manos. —Ya estas inscrita, allí estan tus papeles y por supuesto, tu horario, inicias mañana—afirma confundiendome. Decido no preguntar nada y me levanto tomando mi bolso, guardo la carpeta dentro y salgo de la oficina no sin antes despedirme. Camino hacia el exterior del edificio y me monto de nuevo en la bici para volver a casa. Eso fue más rápido de lo que creí. ... Tomo la cafetera y me sirvo una tasa de café, el humo emana de está haciendo que tome precaución, miro por la ventana el cielo nublado y unas intensas ganas de salir me embargan. No hay nadie en casa, por lo que puedo dar un paseo. Salgo de la cocina cuidando no derramar el líquido caliente y dirijo mis pasos hacia la puerta, la abro con cuidado y me siento en el portico de la cabaña. Cierro los ojos sintiendo la brisa y el silencio pasearse lentamente por el lugar. Pero entonces escucho algo que me hace abrir los ojos de golpe. Una voz. Busco con la mirada la procedencia de esa melodía, notando que proviene de la casa de al lado, no tenía idea de que tuviéramos vecinos, pero esa voz... Era estupenda. Mis pies se mueven por si solos hacia allá, mis timidez se dispersa haciendo que la curiosidad crezca cada vez más. Una vez llego al pórtico de la casa, noto que evidentemente se están mudando, mi mirada se dirige automáticamente a un chico de cabello castaño, su cabello cae libremente por su frente, sus ojos se mantienen cerrados mientras canta y sus manos se mueven por la guitarra, mi vista no se aparta de el, hipnotizada por su voz. Entonces pasa lo inesperado, sus ojos se abren haciendo que su mirada choque con la mía. Mi pulso se acelera y la vergüenza no me cabe en el pecho así que antes de que pueda hablar, salgo corriendo de vuelta a mi casa, en cuestión de segundos ya estoy dentro, apoyando mi espalda contra la puerta. Mi corazón martillea desesperado haciendo que cierro los ojos intentando calmarme. ¿Que fue eso?

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