Traviesa y Peligrosa

Después de la muerte de su madre y la partida de cada uno de sus hermanos quedando en casa solamente su hermano Ronal, quien casi no pasa en casa por estar enamorado, quedando solamente su padre y ella. Quien desde a los quince años aprendió a manejar motocicleta y conducir auto, gracias a los amigos que ha hecho. Ese era un dolor de cabeza de su padre, pensando que la joven sufriera algún tipo de lesión que le ocasionara cicatrices permanentes y no fuera atractiva para los pretendientes que, así como llegaba, se iban de su casa. Su padre siempre se preguntaba que pasaba con ellos, lo que ignoraba que Aby se encargaba de que ellos se decepcionaran de ella y salieran corriendo de su lado. A los diecisiete años competía en carreras de autos clandestinas, ganando una vez el segundo lugar, logro que lo celebro por todo lo alto, por más que su padre la vigilara ella siempre encontraba la forma de escapar. Ronal no pasaba en casa, no sabía de los escapes de su hermana, él solo tenía ojos para la mujer de sus sueños, Aby por esa parte sentía libertad, ya que él no le ocasionaba problemas. Un día su padre descubrió que ella recibía clases de defensa personal, no comprendía por qué su hija se comportaba como si fuera un varón, se culpa porque en su casa nunca hubo una figura femenina, su hija adopto las costumbres de sus hermanos. —Hija, porque te comportas de esta manera, únicamente mírate, pareces varón, cuando mis ojos te verán con vestido y tacones altos, quiero verte como se visten las señoritas. —Hay papi, esta ropa es cómoda, sabes que me gusta la comodidad, los tacones no fueron hechos para mí. —Te quiero ver casada y criando a tus hijos, quiero que seas feliz con un buen hombre. —Eso sucederá a su tiempo, por los momentos no, no creo que haya sido creada por Dios para ese tipo de cosas. Ella usa jean y camisetas, con tenis, un vestido o falda no hay en su ropero, corre a todos los pretendientes que su padre le presenta y que quieren con ella, los somete a juegos donde salen perdiendo. Tiene gran destreza con la navaja, puede defenderse perfectamente bien, la peor locura que cometió a los diecisiete años fue cortarse su cabellera, haciéndose un corte a los hombros. Su cabellera le caía hasta la cintura. —¡Dios santo! Que demonios te hicisteis en tu hermoso cabello. —Lo doné a los niños con cáncer, para que les hicieran pelucas. —Hija me vas a matar, ahora pareces un hombre. —Cogió el teléfono y digito el número de David. —Qué más da. —Esto no puede seguir así, te he consentido demasiado, no soy firme en mis castigos, hablaré con tu hermano mayor. —Hola, padre, ¿Qué sucede?. —David, ¿Cómo estás? Ya me conoces hijo —Bien, aquí con trabajo, si sé que cuando me llamas de repente es algo que está pasando en la casa. —hijo, quiero pedirte un favor. —Dime, padre, sabes que cuentas conmigo. —Es tu hermana no la controlo, sé que le he tolerado todos sus caprichos, pero temo por su bienestar, no se quiere sujetar a mi disciplina. —¿Quieres que me haga cargo de ella? —Si, ella se me escapa, temo que algo le suceda en la calle. —Está bien padre, este fin de semana iré por ella. —Gracias, hijo. Le diré que haga las maletas. —Cuídese, padre. Aby solo giro los ojos poniéndolos en blanco al escuchar a su padre, ella sabe que nadie la domará, ella le gusta ser divertida, no le interesa el matrimonio ni el sexo opuesto, ella solo quiere ser libre sin restricciones. Su padre la obliga hacer maletas, ya que viajara a Rusia donde reside su hermano desde hace algunos años, quien tiene familia, para su padre David es un hombre de bien. —Iré a vivir con mi hermano, sin embargo, no te prometo que seré obediente. —David sabrá que hacer con esa rebeldía tuya, sueño con verte casada, vistiendo como una señorita, así como vistes ningún hombre posara sus ojos en ti. —¿Qué? ¿En qué siglo vives padre? Ahora los tiempos han cambiado, las mujeres pueden hacer los que les antoja. —No quiero esa vida para mi hija, no quiero que salgas embarazada de algún vago, no, no, me resigno a eso, tu madre no me lo perdonaría. —Ojos que no ven corazón que no siente, es mejor de esta manera. —Hija ingrata, me quieres mandar al otro mundo antes de tiempo, le prometí a tu madre que cuidaría de todos y pienso cumplirle. Al tercer día Aby está viajando en avión rumbo a Rusia, al aterrizar ella con su estilo de roquera, siendo vista por todos con rareza, ella no les dio importancia. Al salir de la entrega de maletas visualiza a su hermano que la espera junto a otro hombre que de inmediato su corazón despertó de un largo sueño. Se quedó paralizada viéndole a la distancia, ese hombre tiene algo que le llama la atención, sonrió y reanudo su andar. —¡Hermano! —Hermanita. —David la abrazo en cuanto ella estuvo frente a él—Como has crecido. —Soy mayor de edad. —Más lo dijo para que el acompañante de su hermano la escuchara. —Si tienes razón, te presento a mi amigo Sergey. —Bienvenida señorita a mi país. —Qué bonito acento, me alegro de que hable español. —No lo hablo muy bien, pero me defiendo. —Dejemos la charla para más tarde, regresemos a casa. —Yo aquí los abandono, tengo asuntos que atender. —Gracias por todo Sergey, nos ponemos de acuerdo para compartir cualquier día de estos. —Desde luego. —Él tomó un camino diferente a ellos, Aby se quedó pendida por ese hombre, el aura que tiene es magnífica y sorprendente para ella. —Hermano, tu amigo es fisiculturista. —David se ríe a carcajadas— Claro, que no, de donde sacas esa brutada. —¡Estás seguro! Porque da la impresión de que sí, es que no le ves los músculos que le resaltan a través de su camisa. —Pareciera que estás muy interesada, así que desde ya te voy a desilusionar, ese hombre no es para mi hermanita, a él le gustan mayores y con experiencia, cosa que mi hermana no posee, además ya tiene novia. —Tiene novia, no esposa, tan solo lo digo por jugar, no me interesan ese tipo de cosas. —Lo primero, lo dijo con picardía. Al llegar a la casa de David ella se quedó boquiabierta, no era una casa común, tenía muchos guardaespaldas y era una mansión como las que miraba en las revistas, nunca su hermano presumió por las redes su riqueza. —Humano, acaso eres millonario. —Y tú también, nada más no se lo comentes a nuestro padre. —¿Por qué? —Sabes que mi padre es chapado a la antigua y comenzara con sus sermones y a indagar, no quiero estar en el banquillo de los acusados, entra quiero presentarte a mi esposa y mi hijo. —Ojalá no sean estirados. —No, ella es tranquila, sé que se llevaran bien. —¡Si tú lo dices! Si por fuera era sorprendente por dentro era magnífica, Aby hasta daba la vuelta entera para poder admirar lo grandiosa que es. En eso una mujer de lo más elegante baja las muy decoradas escaleras, mirándola con una sonrisa en sus labios. —Cariño, te presento a mi hermana menor. —Eres Abigaíl, eres… diferente a lo que imagine. —Ambas solamente se conocen por fotografía. —Hola, que significa eso de diferente. —No me hagas caso, ven te llevaré a tu recámara has de estar cansada. —Gracias. Te veo más tarde hermano. —Descansa Aby. —Este es tu dormitorio, si necesitas algo no dudes en pedírmelo. —Gracias, Elena. Ella entró a la habitación, es grande y bonita lastimas los colores la decepcionaron, odia el rosa y el morado, definitivamente ese color se tendría que ir. Aby desempaco su ropa y sus accesorios, se siente decepcionada porque había comprado piercing, lamentablemente no podrá perforarse el ombligo, se tira en la cama derrotada. Ahora tiene que acostumbrarse a su nuevo estilo de vida junto a su hermano, solo esperara conocer bien la ciudad y saber dónde divertirse, solamente es cuestión de tiempo, se asoma por la ventana y ve que hay extrema vigilancia, como si su hermano fuera un funcionario importante. —Que sospechoso esta esto, será interesante descubrir a que se dedica mi hermano, porque vender flores no creo que haga. Ala hora de la cena Aby pudo conocer a su sobrino, un niño muy inteligente, que en cuanto la vio se le colgó de la cintura, al parecer es muy cariñoso, cosa que ella no es muy buena, es poca siendo amorosa con los niños.