PERVIRTIENDO AL CHICO TIERNO

—¡j***r, Megan, ¿qué te pasa?! — me levantó malhumorada, despeinada y gritando a todo pulmón, ya que mi "hermosa" hermanita menor me tira un vaso de agua encima, con el propósito de despertarme y sale corriendo. Me levanto rápidamente antes de que el agua se derrame por toda mi cama y corro hacia el baño. Me deshago de mi ropa mojada, la tiro a un lado y me meto a la ducha. Oh, oh que rico se siente. Eso sonó feo. ¿Pero qué puedo hacer? Después de todo esta es mi naturaleza, ser una chica pervertida. —¡Alice alista tus maletas! — grita mi mamá desde la cocina—¡salimos a mediodía! Después de una larga y relajante ducha, salgo y me visto con una camisa de tiras con rayos y un short de jean, ya que hoy hace bastante calor aquí en Florida. Dejo mi cabello suelo para que se sequé y este se ondula naturalmente. Todavía no entiendo muy bien por qué nos vamos, pero supongo que es por el trabajo de mi papá, siempre nos ha tocado mudarnos bastante debido a eso. ¿Y saben que es lo peor de todo? Que serán como unas vacaciones permanentes; adiós a mis viejos amigos y hola nuevos amigos. Ustedes pensarán que podemos seguir hablando y siendo amigos, pero déjenme decirles que eso es una vil mentira; puede que los primeros días hablemos todos los días, pero poco a poco nos iremos convirtiendo en desconocidos, y no lo digo solamente yo, lo dice la ciencia, así funcionan las relaciones humanas. Que tristeza, además nunca me ha gustado ser la chica nueva, pero me acostumbraré. Supongo. • • • —¡Alice baja tenemos que hablar contigo! — grita mi padre desde la primera plata Ruedo los ojos ¿Nadie puede hablar como una persona civilizada en esta casa? Bajo rápidamente las escaleras, para regresar lo más pronto posible a mi habitación. Sin embargo, antes de terminar de bajar las escaleras me caigo de culo, me levanto rápidamente para que nadie se dé cuenta de lo que acaba de pasar. —¿Qué pasa? — digo tratando de actuar natural tomando un vaso de limonada que está en la mesa —Te vamos a meter a un internado— dice mi papá yendo directo al grano Escupo la limonada sobre ahora una molesta Megan que se asomaba a la cocina. —¡Boba!¡Mi ropa era nueva! — grita frunciendo el ceño y mirando su blusa estropeada —Tú lo has dicho era— musito —¡¿Que?! —¡Que lo siento mucho, hermanita! — digo y sonrió falsamente mientras ella me fulmina con la mirada—Ahora si— digo aclarándome la garganta—¡¿Qué?!­—chillo— ¡¿A un internado?! Tengo entendido que los internados son lo peor que te puede pasar, espero que no sea un internado de monjas, creo que me quemaría al entrar. —¡Si, y ya paren de gritar todos o juro que les corto la garganta! — dice mi madre señalándonos amenazadoramente con el cuchillo que tiene entre sus manos —Si, a un internado y no quiero hablar más del tema— dice mi padre y sale de la cocina —Ja Ja! — dice Megan y sube a su habitación —A veces quisiera quitarle su teñido cabello para ver si hay algo ahí adentro— susurro con rabia, pero al parecer es más que eso ya que mi mamá escucha —¡Hey! Te recuerdo que tienen la misma sangre y que tú también tienes el cabello teñido —Pero no de rubio, mamá— reniego—Todas las rubias que he conocido son huecas, como Megan — digo poniendo los ojos en blanco y cruzándome de brazos —¡Basta! no quiero oír más, a tu habitación, señorita— dice mi mamá y deduzco que está un poco molesta por el tono en que lo dice Ya en mi habitación, me tiro a mi cama y comienzo a jugar en mi celular. Me encanta este juego, hay tanto por hacer. El tiempo pasa volando, miro la hora 11:43 am. ¡Mierda! No he alistado nada. Salto de mi cama, abro mi maleta y como un robot comienzo a repetir la misma acción. Sacar. Meter. Sacar. Meter. Sacar. ¡La ropa manada de pervertidos! —Bueno, creo que es todo— digo orgullosa poniendo mis manos en mi cintura y mirando mi desorganizada maleta, no debería estar orgullosa de esto Wow. Va a ser un verdadero reto cerrarla. Me siento encima de la maleta y trato de cerrarla. —¡Lo logré! — digo orgullosa de mi misma y trato de bajarme de la maleta— ¿Oh, Dios, ¿es en serio? — digo mirando hacia el cielo en búsqueda de una respuesta, ya que mi camisa se ha quedado enganchada en la cremallera de mi maleta. —¡Vámonos! — anuncia mi padre —¡Voy! — escucho decir a Megan —¡Un momento! — digo bajando con dificultad la maleta de mi cama. Ahhh no les había dicho que mi papá vendió la casa con todo el mobiliario, ya que para él cambiar de ciudad es como empezar una "nueva vida" Igual, ahora que lo pienso que pereza mudarse con todas las cosas. Regresando a mi problemita. —Sal, bendita cosa hija de tu.... ¿mamá maleta? —digo jalando mi camisa hasta que por fin se libera del agarre —¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Gracias! — digo al cielo y bajo corriendo hacia el auto que ya está a punto de arrancar.