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Lucius

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Blurb

A veces las personas llegan y se van de tu vida de golpe; jamás pensé que el amor fuese para mí, pero como por arte de magia apareció ante mis ojos, dandome los mejores momentos, pero a veces la vida es tan injusta que del mismo modo que llegó la muerte me lo arrebató.

Los nephilims nos enamoramos una sola vez, ¿Qué debo hacer ahora? ¿Acaso estoy condenada a una eternidad sola? o eso fue lo que creí hasta que me topé con unos ojos grises.

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Prólogo
Maldita lluvia, ¿Acaso podría haber peor clima?, Es mi último día en Nebraska, necesito regresar a Nueva Orleans, en verdad no sé qué demonios estaba pensando al venir acá, si bien Dominick me encomendó cuidar de Ágata ella ya está bastante grande como para cuidarse sola, bueno, ya tiene familia propia así que no necesita de su tío padrino para la tarea, aunque la realidad es que decidí quedarme aquí con la esperanza de que la distancia me hicieran olvidar; fue una mala idea, aun estando lejos no he podido sacarla de mi maldita cabeza, ¿En qué mierdas estaba pensando? Cada vez que me invitan a una reunión voy y obviamente la veo, Jamás creí que esto me fuera a pasar a mí, más cuando siempre me he jactado de ser un casanova o como me dice mi querido hermano Rodge, un mujeriego irremediable. Suelto una pesada respiración, tomo la maleta que yace sobre la cama en la cual he colocado algo de ropa, ya la mayoría de mis cosas las he mudado de vuelta a Nueva Orleans, las ventajas de un demonio, me ahorro muchísimo dinero al utilizar mis habilidades, del bolsillo de mi americana saco una fotografía la cual miro con cierta nostalgia, suelto un suspiro inevitable aun no entiendo cómo fue a ocurrirme esto a mí y para colmo con ella, doy una triste sonrisa y llevo la fotografía a mis labios depositando un beso sobre esta, ¡Soy realmente patético!, Camino unos pasos y dejo el retrato sobre la pequeña mesa de noche, nadie sabe que lo tengo, ni siquiera Rodge, pero a diferencia de los demás a él no le puedo ocultar las cosas todo el tiempo, creo que es parte de la carga de ser gemelos, la conexión es más fuerte, al grado de que pude sentir su muerte y el dolor de sus alas al ser arrancadas de su cuerpo por segunda ocasión. Dejo mi energía fluir, necesito armarme de valor y decidir de una buena vez lo que haré con mi vida, si mi condena es la soledad, por lo menos la viviré gozando de las tentaciones terrenales, no estoy para ser un santo de ningún tipo; siento como mi energía demoníaca me recorre de pies a cabeza y la neblina negra se hace presente envolviendo mi cuerpo de a poco para hacerme desmaterializar, quiero ir a casa, a mi vieja casa, si Rodge tiró mis libros le patearé el culo de aquí a china y de vuelta; parpadeo un par de veces, estoy en el salón principal de nuestro hogar, los muros color marfil con vistas en gris hacen lucir bastante sobria la decoración, aquí no hay retratos ni colores alegres, todo es claro y obscuro, nada más y bueno, una que otra estatuilla y lo que parece ser un cuadro de Monet instalado en uno de los muros, seguramente la fijación por el arte de Andrew ha contagiado a mi gemelo de algún modo, niego con la cabeza y me encaminó con maleta en mano hacia el living, necesito un jodido trago, sé que Rodge guarda algo de Jack Daniels en su vitrina de vinos y licores, el muy cabrón solo colecciona lo mejor de lo mejor, pero a la vista solo nos muestra esa vitrina diminuta que no es nada comparado a lo que guarda en su bodega personal; dejo la maleta en uno de los sofás, me acerco a la pequeña vitrina tomando el vaso de cristal siempre listo esperando a que se sirva un trago en él, haciendo uso de mis habilidades visualizo un poco de hielo dentro de este para que al momento aparezca y luego vierto unas cuantas onzas del líquido ambarino, lo agito un poco y doy un primer sorbo, sabe bien a pesar de ser tan simple —¿No podías avisar que llegaste? — La voz de Rodge se hace presente en el lugar, me giro en mis talones encarándolo, va vestido demasiado formal como para estar en casa, si bien solemos vestirnos a la línea, dudo que al usar ese traje solo pretenda estar en casa; Sus ojos ambarinos se clavan en los míos, mi hermano tiene una mirada bastante fría, pudiera considerarse mi doppelgänger, siempre serio, frío y calculador, pero aseguro que es un gran tipo con una extraña forma de demostrar sus sentimientos, aún puedo recordar de manera vívida cómo es que caímos del cielo, yo me uní a la segunda rebelión de ángeles porque deseaba enseñarle a los humanos a usar la medicina a su beneficio, a los ángeles no se les permite interferir en la vida humana, aun no entiendo dónde está todo el amor y bondad que nuestro padre profesa, pero quise hacer algo por la humanidad y claro, experimentar, el poder estar con una humana en el plano s****l me daba demasiada curiosidad y mi buen hermano Rodge, al ser mi gemelo quiso seguirme y dejarse influenciar por mi curiosidad; se aclara la garganta y se cruza de brazos, está esperando una respuesta que es más que obvia, ruedo los ojos, no me queda de otra —No necesito avisarte, hermano, creo que eres bastante capaz de sentir mi aura— Respondo despreocupado, él solo niega con la cabeza y se acerca a mí a paso seguro, sus ojos centellean azulino, puedo sentir cierto aire de preocupación, pero con él es difícil deducir lo que pasa por su cabeza —¿Sabes? Nos tienes bastante preocupados, sobre todo a Dominick y a mí, no podemos entrar en tu cabeza, bueno, si podemos, pero no queremos forzarte a nada, sabes que en mi puedes confiar ¿Qué carajos te pasa, Lucius? Cada día estás más ausente — Suelto una pesada respiración, tengo bastante sin tener una plática profunda con Rodge, y en ese sentido siempre hemos sido muy unidos, quizás sea cosas de gemelos, pero como sea, somos cercanos, agacho la cabeza un momento, no estoy seguro de decir las cosas, pero necesito hacerlo, quiero desahogarme un poco, siento como pone su mano en mi hombro y no me queda más que levantar la mirada, su gesto refleja preocupación, por primera vez en mucho tiempo sus sentimientos se reflejan en su mirada, me paso una mano por el cabello y me alejo un poco aún con el trago en la mano sentándome en el sillón echando por un momento la cabeza hacia atrás mientras le hago una seña con mi mano libre —Siéntate que quizás esto va para largo, pero ya lo sabes, total confianza, solo entre tú y yo— —Solo habla, Lucius, sabes que eso de los malentendidos no es lo mío y mucho menos involucrarme por chismes— Suelta serio tomando asiento frente a mí, doy un trago a mi bebida, por un momento siento un poco de escozor al sentir el líquido bajando por mi garganta, dejo el vaso en el reposabrazos, me inclinó un poco y me paso ambas manos por el rostro en un gesto de frustración a la vez que suelto una pesada respiración —Aún no la supero, después de todos estos años no consigo olvidar mi sentir— Noto como arquea una ceja un tanto confuso, no creo que sea increíble el hecho de no poder olvidarla —Lucius, ya son más de veinte años, hermano y no te creo tan enamorado, te has acostado con muchas mujeres desde entonces — Responde, cierto, soy un jodido mujeriego, pero mi libido siempre está latente y desde que la conocí solo he podido concretar relaciones carnales con mujeres que tengan cierto parecido con ella, soy un maldito enfermo, la deseo tanto que he llegado incluso a gritar su nombre al estar al borde del éxtasis, pero el sexo solo es una breve satisfacción que al concretarse todo vuelve a ser lo de antes y deja ese vacío interno que me hace sentir miserable incluso al grado de sentir culpa por usar a alguna de mis compañías   —No me iba a conservar célibe, Rodge, si bien creo amarla desde entonces, ella no puede ser mía, jamás lo ha sido, sabes que inútilmente me hice su más cercano, si bien siempre quise quedarme sin pelear lo hacía para estar más tiempo cerca de ella, soy un jodido egoísta que dejó que ustedes se partieran la madre mientras yo trataba de tomar migajas de un amor imposible — Suelto y doy un último trago a mi bebida, Rodge me observa atento arquea una ceja y dirige su mirada a la pintura —¿No has hablado con Dom? — Pregunta sorprendiéndome ¿Cómo demonios cree que hablaré con Dom? Me arrancaría la cabeza, seguro la bestia del apocalipsis saldría de su cuerpo para devorar mi alma por semejante barbarie, sería un suicidio —¡Ni loco! Seguro me patearía el culo, no me atrevería a perder a mi hermano por sentimientos tan vanos — —Creo que por lo menos deberías hablar con ella, esta mañana llamó para invitarnos a cenar, dijo que trató de localizarte, pero no respondiste, le dije que te diría en cuanto te viera, yo no puedo ir, tengo negocios, Andrew quiere que veamos a un nuevo socio — Dice y suelto una pesada respiración, si vi su llamada, pero no quise responder, no quise inmiscuirme en esa reunión, quería mi espacio y alejarme de la tentación, pero una vez más me juega una mala pasada —No puedo zafarme ¿Cierto? — Pregunto pasando ambas manos por mi rostro cerrando por unos segundos mis ojos —No, pero deberías hablarlo, ella es una experta conciliadora, quizás necesitas que te diga las cosas de frente, Lucius me sorprende que después de tanto tiempo aún sigas pensando en Annie — Escuchar su nombre hace que se me haga un hueco en el estómago, sí, estoy enamorado de ella y estoy jodido —Difícil no enamorarse de ella, Rodge — Suelto dando una pesada respiración, recuerdo cuando conocí a Annie, una mirada tierna y deslumbrante, a pesar de vestir solo un pijama lucía radiante y esa aura tan cálida que resaltaba por encima de su cabello despeinado, es la versión romántica de un ángel, fue inevitable caer en mi perdición, creo que la amo desde entonces, aunque decidí admirarla a la distancia al ver el amor que le profesa a Dom, guardé un poco de esperanza al nacer Ágata, pero me di cuenta que el amor que ambos se tienen es fuerte, mi hermano cambió por completo convirtiéndose en el hombre que ella necesitaba y pocos años después llegaron las gemelas fortaleciendo aún más su matrimonio, ni se diga más adelante cuando llegó el pequeño Domi a este mundo, ya me he resignado a tener una oportunidad, pero me cuesta trabajo no sentir, no soy de piedra, pero Rodge tiene razón, quizás necesito sacar esto de mi sistema, decirle las cosas y quizás ella me zanje el camino de tajo y me desarme, prefiero enfrentarme a la idea de tener el corazón roto a seguir falsamente esperanzado cuando ni siquiera me ha dado razones ¡Soy un jodido enfermo! ¡Enamorado de la mujer de mi hermano! ¿Qué carajos me ha pasado? De solo imaginar que Dom se enterara me siento mal, no quiero perder a mi familia por esto; Me paso una mano por el rostro y me froto la barbilla, miro a mi gemelo que está esperando a oír una respuesta, sus dedos tamborilean en el reposabrazos del sofá, es un desesperado de lo peor  —Tienes razón, Rodge, iré a verlos y creo hablaré con Annie primero, espero Dom no me parta la madre si se entera— El solo sonríe con pesar y niega con la cabeza —Nuestro hermano ya no es tan explosivo como antes, lo entenderá, Lucius, confía en él, ahora, debo irme, Andrew solo me dijo que el tipo era un tanto peculiar, pero no me dio detalles, me tiene un tanto intrigado con eso, solo espero que no nos cause problemas después, suerte en la cena, hermano, dale mis saludos a la familia — —Gracias hermano — Respondo y el solo se pone de pie para acercarse y palmear mi hombro, siento como su aura incrementa un poco y se desmaterializa ante mis ojos, suelto una pesada respiración, es ahora o nunca debo ir, no hay opción, debo terminar con esto.       *********                   **********     —Dominick, cariño ¿Compraste los panecillos? — Dom solo arquea las cejas, en definitiva, sigue siendo un despistado, llegué poco antes de la hora, asegurándome que tanto George como Zeth y su familia no estén, solo Domi está en casa, ninguna de las chicas pudo venir, debo aprovechar el momento; Annie está hermosa esta noche, un bello vestido n***o hace lucir sus piernas despertando sensaciones que provocan cierta incomodidad en mis pantalones, ¡maldita sea! Estoy caliente, debo dejar de fantasear —Lo siento ángel, iré por ellos enseguida, lo olvidé por completo al ir a dejarle los documentos a Andrew, Lucius ¿Vienes? — Pregunta esperando respuesta, seguro quiere hablar conmigo, pero solo habrá una oportunidad como esta debo buscar como zafarme —Dom, yo…— —Cariño, sé que son demonios, pero quizás mi cuñado quiera descansar, apenas hoy al fin terminó la mudanza desde Nebraska, un poco de tiempo de calidad con mi cuñado quizás le venga bien — Interviene Annie salvándome el culo, Dom se acerca a ella y la toma por las mejillas, siento una pizca de celos al ver cómo la besa con posesión, decido mirar unos segundos hacia uno de los muros escuchando apenas susurros y risas de parte de ellos dos, no puedo evitar soltar una pesada respiración, este es el momento incómodo en el que me vuelvo un mal tercio, las demostraciones amorosas de este par siempre han estado presentes, sin importar donde o frente a quien estén, su única excusa es que se aman y no dejarán de hacerlo solo porque si o como lo simplificó Dominick, al que no le guste que nos ignore —Lucius, te dejo con mi ángel…— —Ya lo sé, Dom, yo me encargo de cuidarla como siempre — Solo me da una sonrisa asintiendo, prefiero jugar con el cuento de hacerme el tonto, que enfrentarme a él sin saber su reacción, primero necesito hablar con Annie; mi hermano toma un juego de llaves de la encimera y se pierde por el pasillo dejándome a mi sentado en la barra del desayunador y a Annie en la cocina moviéndose de aquí para allá buscando entre los gabinetes, en verdad, a pesar de los años, luce tan radiante como siempre, aunque para tener cuarenta y tantos luce bastante bien, creo que eso de ser una celestial le ha sentado de maravilla, pero ella siempre ha tenido esa chispa mágica que hace que cualquiera pueda sentirse especial a su alrededor, no puedo evitar suspirar, ella se gira en sus talones y yo solo atino a sonrojarme ¡maldita sea! Deja de ser tan obvio, Lucius, bueno, es ahora o nunca, el aura de Dominick ha salido de la mansión; ella sonríe y se acerca tomando asiento en el banquillo justo frente a mí, pasa sus finas manos por encima de la barra y toma una de las mías haciéndome tragar en seco, pero siento ese nudo en la garganta al ver como porta la amatista junto al anillo de matrimonio sellando su unión con el hombre que ama   —No quiero entrar en tu cabeza, pero sé que pasa algo, Lucius, en verdad nos has hecho mucha falta, ¿Por qué estás distante? — —Annie, yo…— —Por favor, habla con honestidad, sabes que jamás te juzgaría — Siento cierto calor emanando de su agarre, es agradable, solo ella tiene ese efecto, ya no puedo echarme para atrás, ha notado como estoy hecho un nudo, como me voy desmadejando de a poco frente a sus ojos, trago en seco de nueva cuenta y alzo la mirada, sus ojos se clavan en los míos y una sonrisa cálida aparece en su rostro —Annie, inútilmente intenté alejarme de ustedes por años, en Nebraska traté de tener una vida, pero no pude conseguirlo, no sé cómo controlar lo que siento y temo arruinarlo todo sin ninguna oportunidad de enmendar nada — Su mirada de preocupación es más que evidente, espero no abrumarla con tanta palabrería —¿Qué daño te hemos hecho? — Pregunta directamente, aunque no creo que esa sea la cuestión a tratar —No me mal entiendas, Annie, no me han hecho ningún daño, más bien es el daño que yo pueda causarles, creo que este es el momento de ser directo, me alejé de la familia porque estoy enamorado de ti — Sus ojos se abren cual platos y un sonrojo se asoma en sus mejillas, creo que la noticia la ha impactado, agacho la mirada y no evito suspirar, sus dedos se cuelan debajo de mi mentón haciendo que alce la mirada, noto que se ha estirado por sobre la barra del desayunador con tal de alcanzarme, me da una sonrisa y no puedo más que devolver el gesto, no quiero asustarla, si bien quiero zanjar esto no quiero perderla como cuñada, soy un egoísta   — ¿Desde cuándo? — Pregunta con tono suave —Desde siempre, pero no quiero dañarte, ni tampoco me atrevería a hacerle daño a Dominick, sé que se aman, por eso quise tomar mi distancia, aun así, no logré mucho, solo me engañaba a mí mismo — Su mano aguarda en mi mejilla y me acaricia con su pulgar, cierro los ojos disfrutando un poco su tacto, quizás sea la última vez que suceda, así que mejor disfrutarlo —Lucius, no tendrás problemas ni conmigo, ni con tu hermano, gracias por ser sincero, pero ¿no te has puesto a pensar que quizás soy una especie de capricho? No creo que estés enamorado, aclaro, no menosprecio tus sentimientos, a lo que me refiero es que quizás estés atraído solo porque fui a la primer persona a la que le revelaron sus secretos, si bien está Caroline, tu estuviste todo el tiempo conmigo cuidándome, tenemos más cosas a fin, estuviste en cada uno de mis partos y conmigo puedes mostrarte tal cual eres sin restricciones, quizás solo necesitas conocer a una chica y abrirte a compartir tu secreto y nuestro mundo, si funciona, bien y si no, pues le borras la memoria, pero tienes que abrirte a algo formal — Sus palabras resuenan en mi cabeza una y otra vez, en eso tiene razón, jamás he compartido con otra mujer mis secretos, jamás he tenido una pareja enserio, solo han estado ahí como caras bonitas para follar o bolsear ¡Maldición! Este ángel acaba de darme la epifanía de mi vida y me siento un total y completo imbécil, creo que me he ruborizado hasta la medula  —Annie, yo, lo lamento, ¡mierda! Que imbécil — Respondo invadido por la vergüenza —Tranquilo, Lucius, no seas tan duro contigo mismo, solo creo que ya es hora de que encuentres a una chica linda y tomes las cosas en serio, hasta el gruñón de Zeth tiene a Caroline, tú eres encantador, más de una querrá estar contigo y no solo por tu físico sino también por tu gran corazón — Suelta dándome un guiño, esta mujer solo vive para hacerme sonrojar, doy una sonrisa nerviosa, veo como se levanta de su asiento rodeando la barra, se acerca hasta a mí y besa mi mejilla, mi pulso martillea en mis oídos ensordeciéndome, eso no me lo esperaba y me siento aún más apenado al sentir mi m*****o saltar dentro de mis pantalones queriendo escapar de su prisión —Siempre vas a ser mi cuñado favorito, eres un gran hombre Lucius, pero debes entender que amo a tu hermano con mi alma desde el primer momento en que lo vi y así será por siempre — Trago en seco y asiento, creo que acabo de sentir un nudo en el estómago y mi corazón encogerse, el tema se ha zanjado con esta estocada habilidosa de Annie, no es, ni será mía, es hora de abrirme, tiene razón ¿Qué podría salir mal?, necesito despejarme, volver a moverme en mi medio estando aquí, acercarme a la familia y buscar el valor necesario para tener una relación formal con alguna mujer, pero admito que me cuesta, tengo a Annie en un pedestal, hizo que las expectativas en cuanto a la mujer ideal estuvieran muy altas —Gracias Annie — Alcanzo a articular con un poco de pesar, ella solo palmea mi hombro —Anda, Lucius, a mover el trasero, ayúdame a poner la mesa y te prometo un buen trago, Dom compró buenos vinos que seguro te encantarán — Responde dando un guiño, me levanto de mi asiento mientras sonrío a la vez que niego con la cabeza —No cambies nunca, cuñada — Digo con un toque de diversión, ya es momento, haré mi jugada, pondré las cartas sobre la mesa y veré lo que me depara el destino, ya llegó el tiempo de buscar algo estable o morir en el intento. 

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