Divina Tentacion.

La sangre se escurría por el mármol, llenando aquel lugar de color rojo, todas las personas que de una u otra forma marcaron su vida se encontraban justamente ahí, presenciando el ultimo show que brindaría la opaca estrella, sus lagrimas corrían con la misma velocidad que el liquido rojo proveniente de sus muñecas, palideció poco a poco, su respiración se fue disminuyendo, si su familia intentaba acercarse, solo lograrían adelantar su muerte, la pistola que sostenía apuntando su cabeza con la mano derecha dejaba a todos claros de eso, policías rodeaban el lugar, tratando de negociar con el  tierno Ángel para que abriera sus alas y volara de nuevo hacia la vida. -Por favor-Suplico Francisco con la respiración agitada- deja eso-imploro de nuevo mientras la observaba intentando acabar con su vida-no te hagas daño...vamos-dijo de nuevo, en sus oscuros ojos, pequeñas lagunas empezaban a nacer-volvamos a casa... -No lo hagas-dijo su amiga, quien lloraba amargamente-el bebé necesita de tu ayuda...-intervino de nuevo acariciando su abultado vientre. -Vamos te aseguro que esta no es la solución.-Hablo Lisa ocultando su preocupacion, y manteniendo al margen sus profundos sentimientos. -Alguna vez me dijiste que el hogar es el lugar donde están los que te aman-Dijo Camila llorando-aquí nos tienes a todos-Señalo a las personas que yacían a su alrededor-reunidos, implorando por tu vida..... -Escúchanos, no hagas ninguna tonteria...-Hablo su examante lleno de preocupaciones-Estas jugando con tu vida, eres luz no puedes apagarte así de fácil. -Qui.. quizá puedas reconsiderarlo-Agrego Nestor con la voz temblante- la vida es lo suficientemente hermosa, para tomar esa decisión. -Se cuan fuerte es el amor que sientes-Hablo la anciana con la voz cortada y un llanto inconsolable emanando de sus ojos color miel- pero hacer eso no solucionara nada...Regálame por lo menos el milagro de sentir que en ti vive algo de mi hijo-dijo la mujer mientras se ponía de rodillas frente a ella -No hagas-Grito el casca rabias de Juan-que su sacrificio sea en vano-agrego, haciendo mención a su primogénito-no lo hagas...-El te amo mas a que a si mismo y se que tu también lo hiciste, y es por amor a él que te suplico no acabes con tu preciosa vida. Las tiernas palabras de sus allegados, cargadas de dolor, miedo, inseguridad y nervios, empezaban a hacer efecto en su ser, suavemente bajó el arma, el llanto desconsolado aún estaba presente, no era fácil dejar de sentirse culpable, había destruido todo lo que amaba, aquel amor era tan fuerte que lograba traspasar el umbral de la muerte, pero al mismo tiempo exigía el consuelo que solo la eterna compañía de dos cuerpos cubiertos por piel lograban brindar, lo necesitaba a él y solo a él. -Lo he matado, he sido yo y nadie mas, por mi culpa, por mi maldita culpa-grito entre lagrimas con sabor a sal y dolor-Perdón-dijo dirigiéndose a los padres de su amado- si no fuera por mi ustedes tendrían a su hijo, yo no se si puedo vivir sin él, pero lo voy a intentar por ti-esta vez se dirigió a su progenitor- por que te amo , también te amo, de la forma mas loca que una hija puede amar a su padre. -No tenemos nada que perdonarte niña-dijo su suegra al mismo tiempo que limpiaba las lagrimas que drenaban de sus ojos- tu nos has brindado la alegría de volver a ver nuestro hijo sonreír por la ilusión de un nuevo amor.   Su corazón latía, con escasa fuerza, pero lo hacia y con cada latido dejaba escapar una considerable cantidad del precioso compuesto que transportaba su ADN, pero al menos ya había desistido de suicidarse, fue entonces cuando poco a poco el consuelo y la calma empezó a invadir a los presentes, hasta que un estruendoso disparo, impacto contra su cuerpo, haciendo que este golpeara cruelmente el mármol. Todos gritaron despavoridamente, al ver aquel suceso tan aterrador, Francisco se acercó desconsolado para sostener entre sus brazos al pequeño Ángel de alas cortadas, mientras imploraba por una ambulancia.