─¿No que nada de besos? ─Digo casi sin mover los labios, sonriendo. Rueda los ojos, resoplando. ─Mejor creo que lo tenemos que hacer cada que sea necesario, sino, no nos creerán ─propongo. Sus luceros se posan sorprendidos en mí. ─Espero no tenga que fornicar contigo al frente de todos para que me crean ─suelta con sarcasmo. Levanto mi ceja, ante la imaginación fortuita de eso. Sus ojos se abren. ─Eres un pervertido ¡Christian! ─Exclama en su mejor acento inglés. Exploto en una carcajada, al recibir un empujón de su parte. El paseo termina y al bajarnos, ella me toma de la mano rápidamente. Miro con desconcierto, pero elevo mis ojos a lo que ella observa y es Patrick, viniendo hacia nosotros. ─Que linda vista ¿cierto? A Adele le sentó un poco mal la altura, pero lamenta no