Ezra, termina de acercarse a mí, con una cara de no muy buenos amigos, mientras mi corazón quiere tomarse un respiro por los latidos que él provoca en mí. Dos sentimientos se mezclan en mi interior, uno es el de impotencia, y el otro, de excitación. ─Es hora de que se vayan, este no es un lugar para una mujer como tú ─expresa, de repente, Ezra, llamando mi atención. Me provoca de inmediato una sonrisa irónica. ─¿No es un lugar para mí o no quieres verme aquí? ─Inquiero, encarándolo. ─Solo estamos aquí para divertirnos, este lugar es famoso entre la elite ─interrumpe, Jen, por el intercambio intenso de miradas que nos damos en silencio. ─Tienen que irse, ahora ─gruñe, Ezra, enervándome. ─Claro, nos iremos, luego de que nos divirtamos un poco ¿Cierto, Jen? ─Inquiero, dándole una mi