Lazos de Lujuria +18

Deslizo mi palma por encima de la barra, arrastrando hacia mí otra copa de Cosmopolitan. La levanto, pegándola a mis labios, para sorber del licor. Dejo salir un suspiro, al sentir su sabor. Levanto mis luceros hacia el semblante del chico detrás de la barra. El oscuro de sus ojos me comenzó a resultar encantador, y quizás sea bueno para terminar mi noche de buena manera… olvidar al imbécil de mi ex. ─Eres muy hermosa ¿Qué haces tomando sola por aquí? ─Inquiere sutilmente el chico con una sonrisa. Desvío mi mirada, levantando mis comisuras. ─Estoy celebrando que cerré un buen negocio ─respondo, mintiendo. Solo estoy tratando de ahogar mi rabia en alcohol, ya que mi ex estará trabajando conmigo durante un tiempo. ─Salud por la bella dama y su próspero negocio ─acota, levantando una cerveza de lata, un poco fuera de mis expectativas… quizás si hubiera elegido un buen licor. Pero podría probar otro tipo de hombres, ya que los elegantes y millonarios me han resultado unos patanes. Choco mi copa con su cerveza de lata, guiñándole un ojo. ─¿Aquí solo hay ancianos y adolescentes? ─Inquiero, mirando a mí alrededor el bar en las vegas donde he terminado mi día. Noto las traga monedas, haciendo su particular sonido. ─También hay amores de una noche ─responde coquetamente Pienso, dándole una sonrisa. ─¿Qué edad tienes? ─Cuestiono ante su aspecto. ─Veintitrés ─responde, dándome un golpe en las ganas que tenía de tener sexo con él. tomo un sorbo de mi copa. Desviando mi mirada de manera incomoda. ─Me llamo Manuel, un gusto ─agrega, llamando mi atención. ─Lindo nombre… me llamo Pianella ─comento, terminándome la copa, para arrastrarla de nuevo hacia él para que me dé otro Cosmopolitan. ─Oh, te puedo decir Pia ─acota, mis ojos se abren ante él. ─No, Pianella está bien ─digo, dándole una sonrisa incomoda. El chico se mueve en la barra preparándome el trato y mi mente comienza a aburrirse > pienso, resoplando con pesar. ─Al cuarto trago debo de preguntarte si deseas ayuda para pedirte un taxi ─menciona, dándome la copa llena. ─Gracias, pero me hospedo en el hotel, puedo volver sola a mi habitación ─respondo, escuchando la música latina que se escucha al fondo, escondiendo mi rostro en la copa. ─Ron en las rocas, por favor ─demanda de repente una voz que llama mi atención, arrugo mi cejo, girando mi rostro al dueño de esa voz. Encontrándome con unos ojos azules exuberante con un lindo traje que parece de alta costura. Noto que en sus puños tiene unos gemelos dorados que gritan “¡Soy millonario o mi familia tiene dinero!” No quito mi mirada de la de él, hasta que él lo hace, carraspeando. ─Aquí tiene, señor ─indica el chico… auch “señor” ya veo que no debo de meterme con un colágeno. El hombre mueve su vaso, haciendo sonar los cristales de hielo, para embeber de él. ─Salud ─menciono, levantando mi copa hacia él. Sus ojos se posan en mi Cosmopolitan, arrugando el cejo. Él no dice nada, solo choca su vaso con mi copa, mirándome de manera intensa. Inmediatamente, puedo sentir la conexión y el calor que comienza a aparecer en ambos. Llegándome a desconcertar. Desvío mi mirada, al pensar que los cocteles se me están subiendo a la cabeza. ─Si hubiera sabido que aquí tendría una vista así de hermosa… ya hubiera bajado antes de mi habitación ─manifiesta de repente el sujeto. Llamando mi atención, coloco mis ojos en él, vislumbrando sus ojos azules y cabello azabache. Me doy el tupé de admirar mejor su aspecto; un poco de barba en su mandíbula, nariz fina y respingada, quijada marcada y unas cejas oscuras… es toda una obra de arte y para mi suerte, me está comiendo con la mirada. Quizás pruebe un poco más de él. Poso mi mano detrás de mi cuello, moviendo mi espeso cabello castaño y en ondas a un costado, sin dejar de mirarle. Muerdo mi labio inferior, notando sus labios perfectamente marcados. ─Si hubiera sabido que vería a un hombre tan sensual aquí, ya hubiera bajado antes de mi habitación ─imito de manera jocosa, provocándole una sonrisa que se pudo sentir entre mis muslos. ─Creo que ambos podemos remediar el tiempo ¿Qué dices? ─Propone, levantando la mano hacia el chico. ─Sigue repitiendo la ronda hasta que ella me dé su número ─demanda sonriendo. ─Veo que me quieres embriagar… puedo darte el número sin estarlo ─acoto, moviendo mi pierna encima de la otra, para rozar sin darme cuenta su pierna con mi tacón. ─¿Lo harías? ─Cuestiona un poco sorprendido. Embebo un sorbo de mi Cosmopolitan. ─Si te lo ganas… quizás ─murmuro, sonriendo para él ─¿De qué eres capaz? ─Cuestiono, llamando su atención. Él baja la mirada esbozando una sugestiva sonrisa. ─Ahora que te miro… de muchas cosas ─manifiesta, provocándome un suspiro por lo seductor que comienza a parecerme este sujeto. ─Salud por eso ─digo, levantando mi copa. ─Salud ─suelta, guiñándome un ojo. Mismo que fue lo último que recuerdo del bar, luego de unos cuantos cócteles más. Sus manos aprietan mi trasero, mientras comienza a besar mi cuello, tratando de bajar mi vestido. Mis pechos saltan cuando él baja el cierre, posando sus labios en mis pezones. Suelto un gemido por la sensación cuando se endurecen por su arrebato. Aprieto las sábanas cuando su rostro se desliza por mi vientre entre besos, hasta llegar a mi sexo luego de deshacerse de mi ropa interior, rasgándola con desesperación de mi piel, provocándome un gemido por la sensación caliente que dejó la rasgadura. ─Divina… mierda, eres hermosa ─gime, pasando sus labios por mi monte de venus. Curvo mi espalda, llevando atrás mi cabeza, enterrándola en la almohada. De repente, siento su lengua, deslizándose en mis labios, encontrándose con mi humedad. ─Eres… bueno ─jadeo, halagándole estúpidamente. Cierro mis ojos cubriéndome el rostro, de la vergüenza. Escucho de repente cómo sonríe en mi entrepierna. ─Nunca me habían halagado… gracias ─manifiesta, provocándome una carcajada embriagada. Tomo su rostro con mis manos, atrayéndole de nuevo a mis labios de arriba. Relamo el sabor de mí en sus labios, excitándome aún más cuando sus ojos azules me atrapan por completo.