| Sueño salvaje y lujurioso |

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Asael Morningstar Pestañeo al notar que Catherine ha desaparecido de repente, hizo “puff” en medio de nuestra lujuria infernal. Poso mi mano en la frente dándome un manotazo y no me preocupo de ocultar de Minte la gran erección que se aprieta en mis pantalones. Giro mi rostro en un resoplido para ver el rostro enfurecido de la ninfa rubia. ─¡¿Qué hacías con ella?! ─Exclama en un gruñido taconeando hacia mí para señalarme con su índice. Esbozo una sonrisa sujetándola de la cintura para atraerla a mí, sus mejillas se colocan rosadas cuando la empujo hacia el muro acorralándola. ─Hades, no pienses que te zafarás de esto… ─dice nerviosa por mi presencia. ─Termina lo que ella empezó ─demando y eso le hace soltar un jadeo. Ama ser tomada por mí y ser la Ninfa que escoja siempre por encima de todas. Sus manos se posan en mis brazos y me atrae a sus labios para besarme con desespero, pero, algo pasa en mí. La erección que me provocó Perséfone, comienza a bajar y no puedo concentrarme. Aparto a Minte de mis labios y ella abre los ojos con sobresalto. ─¿Qu-qué ocurre? ─Pregunta desconcertada. Aclaro mi garganta bajando la vista derrotada porque aparte de convertirme en su esclavo, me ha vuelto inútil en cuanto a la lujuria y se supone que soy el rey. ─No es lo que crees, sí puedo, solo que… ─No lo puedo creer ─gruñe molesta apartándome y ofendida al darse cuenta. «Mierda»─. Dime de una vez, ¿quién es ella? ─Inquiere moleta. ─No tengo que darte explicaciones ─declaro aturdido por todo lo que ha sucedido y tengo que darle una excusa subjetiva a Lucifer en vez de: “La ninfa desapareció hacia la tierra porque sí, ella es mortal y también me volvió su esclavo eunuco” entorno mis ojos en Minte. ─Soy tu… ─¿Ninfa s****l? Me lo dejaste claro, entendí. “Es mucha carga ser la novia del rey de la lujuria e hijo de Lucifer” ─Intervengo tajante y frustrado sexualmente, clavándole mis ojos en ella. Pensé en pedirle que fuera mi reina del infierno… ─Hades, no me hables así ─murmura suave acercándose a mí para posar sus manos en mi pecho. Cierro los ojos tomando una bocanada de aire. Minte es experta en la seducción, ella puede hacerme dudar en segundos─. Tú y yo somos mágicos. Te amo y me retracto, de todo lo que dije, sí quiero ser tu novia ─agrega y mis ojos se abren sorprendidos encontrándome con los celestes de ella. Sostengo las manos de Minte, mientras me esboza una sonrisa segura de que he caído por completo. ─Tarde, porque la ninfa que viste hace rato y desapareció. Ha sido presentada hacia Lucifer como mi futura reina ─declaro vislumbrando cómo su rostro se tuerce ante mis palabras. Termino de apartarla de mí. ─Esa ninfa no es de aquí ─espeta a mi espalda entre dientes y me detengo de golpe─. Pude olerlo… ─agrega acercándose a mí para posar sus manos en mis hombros acariciándolos. Me tenso ante su tacto─. ¿Qué pensará cuando Lucifer sepa que viene de la tierra de los mortales? ─Inquiere en un susurro mientras sonríe de forma gatuna. Minte suspira remojando sus labios. ─Es ninfa de la primavera, por lo tanto, viene de la tierra ─espeto llamando su atención. ─¿Ninfa de la primavera en el inframundo? Eso debe de ser un chiste ─insinúa riéndose─. Veremos si la dulce florecita soporta el inframundo y al Hades ─declara casi en una amenaza posándose al frente de mí. ─No te acerques a ella ─gruño en advertencia. Sus hombros se encogen restándole importancia. ─¿Tanto te importa? Pensé que solo querías a una esposa para complacer a tu papi ─insinúa con la misma sonrisa─. Ambos sabemos que a ti nadie te importa, solo tú. Además ¿Qué podría hacerle a la florecita? Ella misma se metió en el inframundo, se sentenció así misma ─declara llamando mi atención y arrugo mi entrecejo escuchándola. Suspira y mira sus uñas perfectamente afiladas. ─Cuando vuelvas a entrar en razón, estaré esperándote, cariño ─dice lanzándome un beso para alejarse de mí dejándome desconcertado. Niego con mi cabeza ignorando sus estúpidas amenazadas, soy el hijo de Lucifer ¿Qué puede hacer ella? Camino de regreso donde se encuentra Lilith degollando una y otra vez a uno de los mortales mientras que Lucifer bebe una copa de sufrimiento. Cuando aparezco, sus ojos se giran hacia mí. ─¿Y Perséfone? ─Pregunta Lucifer levantándose y entornando su mirada. ─Se ha ido, tuvo un problema en la tierra qué resolver, la primavera aguarda por ella ─miento hasta saber cómo volver a traer a Catherine al inframundo, tengo que negociar con ella para que me ayude a convencer a Lucifer de que he sentado cabeza y mi trono estará asegurado. ─Tiene que dejar por completo la tierra de los mortales si se convertirá en la reina del inframundo ¿Lo sabes, cierto? ─Inquiere y asiento con mi cabeza sin más. Lilith me mira con recelo clavándole la daga en el pecho al mortal para patearlo e irse con sus demonios del salón, ella será un problema, lo sé. Por eso tengo que traer lo más pronto posible a Perséfone de vuelta, antes de que den con su rastro. ** Tierra de mortales. Catherine Spellman Logro ubicarme en el lugar donde me encontraba, para mi mala suerte, el salón de Lucifer se encontraba debajo de la zona roja de mi ciudad…con mucha lógica. Bajo del taxi entregándole el brazalete de diamantes de la joyería que me dio Hades, como forma de p**o. Porque resulta que bajé al inframundo solo con mi pijama y regresé con un lindo vestido y tacones. Suelto un resoplido cuando subo a mi departamento compartido, abro la puerta para encontrarme con Leti buscando algo debajo del sillón. Alza su rostro sorprendido y se levanta corriendo hacia mí para abrazarme. ─Demonios, pensé que te habían abducido los extraterrestres ─dice en medio del abrazo aliviada. ─¿Crees en los extraterrestres pero no en la brujería y lo paranormal? ─Inquiero encarándola con una ceja alzada. ─Hay más planetas y muchas galaxias, así que, sí. ¿Dónde estabas y qué haces vestida así? ─Inquiere mirándome con dudas. Termino de entrar al lugar tirándome en el sillón con el vestido. ─¿Estabas buscándome debajo del sillón? ─Cuestiono con una sonrisa. ─Sí…¡No me cambies el tema! ─Replica─. ¿Te conseguiste un Sugar Daddy? ─¡No! ─¿Por qué tienes un lujoso vestido apareciendo al siguiente día? Solo se me viene a la mente que has estado follando con alguien ─indaga y ruedo los ojos. Lo más cercano a follar fue con mi…¡Mi vibrador! Lo dejé en el inframundo. El recuerdo de aquel beso, que encendió algo intenso en mi interior y en mi entrepierna, aún trato de disiparlo de mi mente. Fue tan lujurioso y vehemente…Dios, casi dejo que me folle el Hades del inframundo. ─Es muy rara tu cara de pensativa ─dice llamando mi atención para sacarme de la nebulosa en la que me encuentro. ─¿Creerías si te digo que estaba en otro lugar que no era la tierra? ─Inquiero hacia ella. ─¿Estabas fumando algo raro, Cat? ─Pregunta y ruedo los ojos levantándome. ─Olvídalo ─espeto caminando hacia mi habitación, cuando entro, vislumbro la vela negra a un lado de mi cama. Pienso de inmediato en Hades. ─Deberías de botar esto ─propone Leticia sosteniéndola y se la arrebato. ─No, ¿por qué lo haría? Es mía. Ella sacude sus manos alzándolas. ─Está bien, pero, luego si tienes muchas pesadillas no dormiré contigo ─advierte─. Cat…sucedió algo en tu ausencia ─agrega y abro mis ojos hacia ella. ─¿Qué? ─Kevin apareció y te ha estado buscando como loco ─suelta y aprieto la vela en mi mano con furia─. Le dije que en su vida se vuelva a acercar a ti y le insulté hasta su madre, pero, parecía muy insistente, casi revienta la puerta del departamento ─agrega, paso saliva. ─No quiero verle, nunca. Si tiene que destruirse los nudillos por golpear tanto la puerta, que lo haga ─digo con orgullo aún sintiendo dolor en el pecho por lo que me hizo. Dejo la vela mirándola y pensando si alguna vez volveré a ver a Hades. ─Estoy orgullosa de ti ─murmura Leti abrazándome─. Aunque últimamente te has comportado muy extraño ─agrega y le doy una sonrisa nerviosa. ─No es nada, solo…estoy tratando de tomar las riendas de mi vida después de Kevin ─menciono tratando de mantenerla tranquila. ─¿Me dirás dónde conseguiste ese vestido? Sé cuál es tu ropa, y esa no pertenece a tu colección. ─El hijo de Lucifer me lo regaló ─respondo con simpleza. Ella se me queda viendo y de repente se carcajea. ─Eres muy chistosa, está bien, luego me contarás. Pero no digas tonterías, iré a preparar algo de comer ─suelta riéndose y negando con la cabeza mientras camina a la puerta─. “Hijo de Lucifer”, ay, Cat ─dice y rio con nervios porque sí fue real. Lanzo mi cuerpo a la orilla de la cama viendo la vela. Creo que me daré una pausa de la lujuria, tengo que organizar mi vida, saber si sigo teniendo el empleo en la empresa de arquitectura y saber cómo puedo devolver esta vela a la bruja para olvidar para siempre a Hades. ** Horas después… Sus ojos se posan oscuros en mí, mientras que sus labios se acercan a los míos, presionándolos sin piedad y besándome mientras me quita el vestido para quedar totalmente desnuda ante él, sus labios bajan a mi cuello y luego a mis pezones chupándolos para hacerme gemir. Entierro mis uñas de sus brazos estirando mi cuello hacia atrás sintiendo sus dedos estimular mi clítoris sensible y erecto. La lujuria invade nuestros cuerpos y la convulsión del fuego está en cada centímetro de ellos. Nunca antes había sentido algo como esto, tan abrasador y excitante. Sus lametones me enloquecen mientras que sus dedos me penetran curveados presionando mi punto sensible para hacerme gemir con más fuerza. Siento el sudor en mi nuca, el ardor de mi garganta ante los gemidos agudizados y la presión en mi vientre por querer explotar mi orgasmo. Él saca sus dedos humedecidos de mi coño chupándolos con desinhibición ante mí. ─Sabes tan bien, Perséfone ─manifiesta empujándome a un abismo de lujuria. Súbitamente, me alza más para enterrar su polla endurecida y enorme en mí. Embistiéndome sin piedad alguna mientras que sus labios me besan nuevamente; mordiendo, chupando y saboreando mis labios. ─¡Hades! ─Grito posesa sintiendo las intensas penetraciones, que son rápidas y bestiales enterrándose en lo más profundo de mí. Mi boca se abre mientras que mis muslos se tensan y comienzan a temblar cuando de repente me corro a borbotones dándole paso al intenso, fulminante y avasallante orgasmo. ─Perséfone, estás soñando que te follo, que pervertida eres ─manifiesta Hades… Llevándome a abrir los ojos de golpe. Siento el sudor en mi cuerpo y la sensación del orgasmo aún en mi coño, pues los espasmos me están atacando. Niego con la cabeza levantándome y cubro mi boca sorprendida. ¿Se metió acaso en mi sueño? Me cuestiono, eso ya sería una locura. No, no es posible. Miro al techo pasando mis manos por mi cabello en frustración. ─¿Por qué tuve que tener un sueño salvaje con él? ─Me pregunto a mí misma, aturdida. ** Luego de desayunar y tomar el tren hacia el edificio en el cual verificaré si realmente Hades se apoderó de él y si sigo teniendo el trabajo que me ofreció. Miro a la recepcionista. ─Soy… ─Perséfone ─interviene ella y abro los ojos. ─No, yo no… ─El señor envió un fax con indicaciones mientras se encuentra ausente, aquí tienes estos documentos en los cuales firmarás e irás al área de paisajismo. El señor Morningstar le dejó un recado ¿Puedo decírselo o desea que se lo escriba? ─Suelta como una bomba, una tras otra. Pestañeo pasando saliva. ─Dígame ─pido soltando un resoplido. ─”Te dije que no te desharías de mí tan fácil. Sé que necesitas el empleo, tendrás el área de paisajismo, dijiste en tus documentos que tu pasatiempo son las flores, por algo eres una ninfa de la primavera y…gracias por soñar de forma lujuriosa, has abierto otro portal entre la tierra y el inframundo. Cuando quieras recreamos ese sueño, pero, yo follo más rudo, y tú…” ─Habla de forma robótica, abro los ojos con sobresalto mirando a todos lados y la siseo para que se calle de una vez por todas. Mis mejillas arden de la vergüenza. Tomo los documentos y los firmo leyendo el monto del p**o, necesito el dinero y por lo que veo él no estará rondando por aquí. Solo espero que se quede atrapado en el inframundo para siempre. Entrego de vuelta los documentos y camino al área que me indicó la de recepción. ** Luego de presentarme, me reciben con ánimos como si no estuvieran poseídos por el mismísimo hijo de lucifer. Salgo de la reunión donde me indicaron ser parte de uno de los proyectos de paisajismo. Al parecer Lucifer tiene unas reglas muy extrañas, a lo que todos se van de fiesta luego de trabajar. ─¿No vienes? ─Pregunta Mónica, la arquitecta mientras acomodo unos archivos─. El jefe nos regaló cocaína y pases a un prostíbulo donde hacen orgías ─agrega como si nada. Niego con la cabeza. ─Te lo pierdes ─dice para irse. «Me volveré loca» pienso suspirando para terminar con los archivos, pido citas para varias botánicas y recojo mis cosas para irme a casa. Celebro en mi interior que el día terminó mejor de lo que esperaba y que no me crucé con Hades. No sé qué cara poner luego de que espió mis sueños húmedos con él. Tengo que controlarme y recordar que estamos conectados de alguna manera. Bajo por el ascensor y camino hacia la salida del edificio. ─¿Cat? ─Pregunta una voz que me hace detener de golpe. Se me hiela el cuerpo y mis ojos se abren. Paso saliva apretando el asa de mi bolso─. Disculpa, te he estado buscando como loco y supe que estabas aquí, pues apareces en la nómina y… ─¿Con qué cara vienes a verme? ─Inquiero sin querer mirar a Kevin. ─Cat, quiero disculparme y explicarte lo que hice. ─Sé muy bien lo que hiciste; me rompiste el corazón y me destrozaste. No necesito que me lo recuerdes ─declaro sintiendo el escozor de mis ojos «No llores, no le des el placer a este imbécil» repito en mi subconsciente, aguantándome el nudo en mi garganta que se vuelve doloroso. ─No quise hacerlo… ─¡Mentiroso! ─Exclamo girándome con los ojos cristalizados para encontrarme con sus ojos claros y cabello rubio. Sigue siendo el hombre del que me enamoré con locura, con su porte atractivo y sexy. Mi corazón late enfurecido. Él hace ademán de acercarse a mí. ─¡No! No te acerques, por favor ─intervengo su andar. ─Te lo suplico, Cat, escúchame ─insiste e ignora mi petición por completo, cortando la distancia para intentar tocarme. Inesperadamente, una mano se posa en mi espalda alejándome de Kevin, mi cuerpo choca con un torso caliente y duro que me eriza la piel. Abro mis ojos de golpe al alzar mi rostro y vislumbrar el semblante de Hades encarando con seriedad a Kevin, mis latidos enloquecen. ─La escuchaste, no quiere que te le acerques ni yo ─espeta Asael con su voz imponente desconcertando por completo a Kevin quien arruga su cejo con molestia. ─¿Y quién mierdas eres tú? ─Farfulla Kevin─. Catherine es mi prometida, imbécil ─gruñe llamando mi atención. ─Ya no soy tu... ─Soy el único prometido de Catherine Spellman y nos casaremos pronto ─interviene Hades dejándome patidifusa. «¡¿Qué dijo?!» Exclama mi subconsciente a punto de colapsar.
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