Salgo de la habitación con el nuevo cambio de ropa seco, mi cabello comienza a secarse con naturalidad. Samuel me observa y celebra para sí mismo al ver que el conjunto que escogió me calzó a la perfección. ―Tienes buen ojo ―digo llamando su atención. ―¿Lo cree, señorita? ―Sí, tengo un amigo que es diseñador y creo que hubiera escogido lo mismo para mí ―menciono con una sonrisa tomando mi cartera porque es hora de irme a casa. Zaiden se ha ido hace un buen rato y tengo que resolver cómo haré que firmen los papeles de matrimonio sin que sepan cuál es mi verdadero apellido y de qué familia provengo, o eso podría echar para atrás los planes porque indagarían nuestro parentesco del pasado de inmediato―. Creo que debo de irme, mi cita terminó más rápido de lo previsto ―acoto. ―Sí, le ac