Escritora locamente uruguaya. Amante del mate, los michis y las conversaciones nocturnas.
Creadora:
Saga Fetiches
Saga Amores Azucarados
Saga Devil\'s Dance
Trilogía Infierno +21
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Mila se crió en las calles y para ella, no hubo mejor escuela que los bajos mundos de Chicago: violencia, estafas y sexo.
Mila no fuma.
Mila no bebe.
Mila no se droga.
Pero Mila posee un gran defecto y ello también es su gran virtud.
Su belleza y el arte de la manipulación esconden la verdadera esencia de su alma; un alma oscura, un alma avara, un alma pendenciera; un alma putrefacta.
Libre de vicios terrenales, la más pequeña de las Novak transita por las sombras mostrándose como una traicionera y atractiva moneda.
Tiene dos caras, pero solamente exhibe una.
Vagabunda, malviviente, ladrona, callejera... Y peligrosa.
¿Quién iba a suponer que aquel cuervo vestido con harapos, suciedad y malos hábitos acabaría sellando el destino de un exitoso hombre de negocios?
Mila lo tuvo en la mira, apuntó y disparó sin contemplaciones porque donde pone el ojo, pone la bala y para la AVARICIA, más, nunca es suficiente…
Los esposos se deben mutuamente fidelidad, confianza, amor y respeto. Tanto en la bonanza como en la adversidad. En la salud como en la enfermedad -nos dice a ambos, el encargado de llevar a cabo nuestras nupcias-. Nicci Leombardi, ¿aceptas como esposo a Rashid Ghazaleh?
Más nerviosa que nunca en mi vida, levanto la mirada y me pierdo en sus ojos; sus hermosísimos ojos negros.
-Sí, acepto.
-Rashid Ghazaleh, ¿aceptas como esposa a Nicci Leombardi?
-Acepto -una preciosa sonrisa reluce en su rostro-. Hasta el final de mis días.
-Entonces, si nadie se opone a esta unión, yo los declaro, marido y mujer...
***
Eso prometimos aquel día; tres años atrás, cuando nos casamos.
-¡Calidad certificada, belleza exorbitante, y virgen queridos compradores! La puja comienza ahora, con una extranjera de veinte años; la exclusiva pieza del día de hoy.
-¡Cien mil dólares! -gritan con alevosía desde el estrado.
-¡Medio millón! -ofrecen de manera repulsiva, y degradante.
-¿Quién da más caballeros? -se hace silencio-. Vendida a la una, a las dos y...
-Diez millones -interrumpen con una frialdad escalofriante-. Quiero a la extranjera por diez millones de dólares en efectivo y de inmediato.
Me han drogado y mis sentidos poco espabilados ya no colaboran conmigo, sin embargo la voz gruesa, determinada y vibrante me eriza la piel, aumentando mis ganas de llorar.
Quiero escapar, pero sé que es una pésima idea. Sólo resta resistir... Es mi única opción.