RAVEN
Adriano yacía debajo de mí con las manos sobre la cabeza y el cuchillo presionado contra su garganta. Mirándome a través de su desordenado cabello n***o, las comisuras de sus labios poco a poco se curvaron en una sonrisa, haciendo que mi corazón latiera con fuerza en mi pecho.
Disfrutó lo que le estaba haciendo. Me di cuenta por la forma en que su cuerpo se movía con anticipación debajo de mí mientras me miraba con ojos llenos de lujuria.
Flexionando su polla contra mi demonios, reprimí un gemido y me concentré de nuevo en lo que estaba haciendo.
—¿Te gusta eso?
Buscando en mis ojos, contempló algo dentro de ellos por un momento antes de escanear mi cuerpo hasta descansar en mis caderas, donde se juntaba el dobladillo de mi vestido. Sacando la lengua para lamer sus labios carno
