Dulce Vida Después del Renacimiento

Capítulo 7

　　Al escuchar esto, el rostro de Frederick se oscureció; ya se había puesto en contacto con el gerente en el camino. El Hotel Lance Imperial era de su propiedad, por consecuencia ya habían preparado una tarjeta de uso general bajo su orden; en menos de un minuto, Julia, el gerente y él llegaron a la puerta de la habitación 6318.

　　Frederick ordenó fríamente: “¡Dense la vuelta!” Debía estar preparado por si pasaba algo.

　　Aunque Julia no estaba satisfecha con el hecho de que él todavía estaba preocupado por Sheryl, una gran parte de ella estaba ansiosa por ver la escena de los dos cometiendo adulterio. Ella no podía verlo, Ahora bien ¿Podría oírlo? De pronto, la puerta se abrió "Bip"

　　La voz de William salió de la habitación: “¿Quién es?” Estaba cerca de la puerta

　　¿Por qué estaban tan cerca? ¿Lo habían hecho ahí? Julia quería ver el espectáculo, pero William preguntó de inmediato: “Frederick, ¿Qué te pasa?”

　　El tono de su voz era muy natural y casual, no debería reaccionar exaltado al ser sorprendido por el prometido de la mujer siéndole infiel. Julia se dio media vuelta rápidamente, y vio a William apoyando su brazo contra la puerta, vestido con una bata de baño. Ella se preguntó dónde estaba Sheryl, pero no era la única que tenía esta pregunta, Frederick también lo pensaba. En este momento, al irrumpir en la habitación, aparte de ellos, no había otra persona presente, sin mencionar a Sheryl.

　　Frederick se dio media vuelta y le preguntó a Julia: “¿Dónde está Sheryl?”

　　Ella confundida por todo lo que estaba pasando, le preguntó a William: “Oye, ¿Dónde está Sheryl? ¿No la trajiste a la habitación?”

　　Él se encogió de hombros y respondió: “Ni siquiera la he visto. ¿Cómo voy a estar con ella?”

　　Furiosa, quería maldecirlo por ser una basura inútil: “Tú…” En fin, contuvo las palabras que estaba a punto de decir.

　　Lo que estaba enfrentando en este momento eran las preguntas y dudas de Frederick, ella se dirigió a él, bajó la cabeza y dijo suavemente: “Frederick, no te enojes. Te juro que los vi con mis propios ojos, créeme...”

　　Sin embargo, no le creyó en absoluto, sacó su celular del bolsillo y marcó el número de Sheryl. El celular de ella comenzó a sonar fuerte, cada vez más cerca de ellos. Levantó la mirada y vio a Sheryl corriendo hacia él desde el final del pasillo, quien se arrojó a sus brazos diciéndole: “¡Cariño, realmente eres tú! Te vi hace un momento desde la distancia. ¿Viniste aquí sólo para recogerme?”

　　Frederick se quedó sin palabras ¿Acababa de llamarlo “Cariño”? Estaba un poco sorprendido, la miró con incredulidad y le preguntó: “Estás borracha, ¿Verdad?”

　　Recordó lo que Julia le había dicho en el mensaje, ella inclinó la cabeza confundida y contestó: “¿Quién te ha dicho que estoy ebria? ¿Cómo puedo estar borracha si solo bebí un poco? Si no me crees, pregúntame el resultado de uno más uno, ¡Estoy segura de que no me equivocaré!”

　　Él resopló, pues de alguna manera sentía que todavía estaba borracha. Pese a todas las preocupaciones y el resentimiento que acumuló en su corazón desaparecieron sin dejar rastro. Cuando Julia vio lo sucedido, rápidamente se inclinó y le preguntó: “Sheryl, ¿A dónde fuiste? Estuve muy preocupada por ti”

　　Ella parpadeó y le preguntó confundida: “¿Ah? Te dije que iba al baño, ¿No? ¿Por qué estabas preocupada?”

　　Julia sintió vergüenza por todo lo que le estaba haciendo pasar, era incomparablemente repugnante. En un principio tenía la intención de decirle a Frederick que lo llamó porque estaba preocupada de que ocurriera un incidente, ¿Qué iba a pasar ahora? Después de escucharla, sentía que Sheryl lo había hecho a propósito. Si las miradas mataran, hace tiempo la habría asesinado.

　　No entendía por qué su plan había fracasado. Aunque las emociones de Sheryl estaban ocultas, recordaba claramente el cambio de expresión en el rostro de Julia durante ese tiempo. Su rostro aterrador y diabólico era parecido a la vieja bruja que le dio a Blancanieves una manzana envenenada. Entonces, ella pensó que debía haber estado completamente ciega para no haberse dado cuenta de todo esto antes.