** Punto de vista de Rosalie. —Parece que estás empezando a instalarte aquí en la cabaña —dijo Soren unos días después de que acepté el puesto y me mudé a la pequeña casa al lado del jardín. Lo acababa de dejar entrar y estaba tratando de planificar mi día. Había pensado en hacer un poco de decoración. La cabaña se veía bien, pero creí que podría usar algunos de mis toques personales: —Me encanta estar aquí —le dije—. No puedo decirte cuánto aprecio esto. Soren me hizo un gesto con la mano y entró en la sala de estar: —No es nada, Ro. Me alegro de que estés aquí para cuidar mi casa mientras estoy fuera. ¿Está todo a tu gusto? Si no, siempre podemos conseguir muebles nuevos—. Pasó la mano por una mesa cerca del respaldo del sofá. —Todo es genial —le aseguré. Algunos de los muebles estab