simón Me miré otra vez en el espejo, asegurándome de que me veía bien. Había elegido restarle importancia a mi apariencia porque estaba jodidamente mareada. Estaba segura de que si entraba a la oficina con mi cabello y maquillaje normales, todos verían mi brillo. Tenía el pelo recogido en un moño desordenado y había elegido un look de maquillaje más natural. Llevaba una blusa oscura y una falda lápiz. Mi proceso de pensamiento fue que si me veía un poco más sutil, nadie pensaría que parecía recién jodida. Pero no importó. En el momento en que entré a la oficina, me di cuenta de que todos estaban en modo chisme. Todos me miraban y se reían. Me recordó mucho a caminar por el restaurante la noche anterior. Racionalmente, estaba seguro de que no había manera de que nadie supiera lo que pasó.