Yo no podía salir de mi asombro, no podía pronunciar ni una sola palabra, Noah me jalaba de la mano y yo simplemente lo seguía, era como si me cuerpo estuviera en un trance del cual no podía salir, simplemente lo miraba desconcertada, por qué me había ayudado, por qué había dicho que era mi novia. Llegamos a su auto, yo simplemente me estaba dejando llevar de él – Sube – Me indico y yo simplemente hice caso. Él caminó hacia el otro lado del auto y subió - ¡Vamos! – Le dijo chofer y este asintió.
Yo seguía sin decir nada, solo lo miraba, no podía dejar de admirar su bello rostro, ver como llego en el momento en que más necesitaba ayuda, como me tomó de la cintura, como dijo aquellas palabras, hizo que mi corazón vibrara, era una sensación extraña, era algo que no podía explicar – Me vas hacer un hueco en la cara, si me sigues mirando así – En ese momento al escucharlo decir eso, es como si hubiera vuelto a la realidad.
Carraspee un poco la garganta - ¡L-lo siento! – Le dije apenada. Lo vi como dio una sonrisa ladeada, ¡Dios, me estoy volviendo loca! No sé qué tiene este hombre que me hace desearlo, a mi mente se vinieron muchos pensamientos lujuriosos, queria que me quitara la ropa aquí mismo y me hiciera suya. Intenté reaccionar y comencé a negar con la cabeza.
En ese momento sentí como poso su mano en una de las mías, se acercó a mi odio y en un susurro - ¿En qué tanto piensas? ¿Estas deseando que te arranque la ropa y te haga mía aquí? Eso es excitante, pero hasta que no aceptes ser mi sumisa no podré hacerlo cariño, así que… simplemente acepta – Por mi cuerpo paso un corrientazo, rápidamente le quite la mano ¿Cómo diablos supo lo que estaba pensando?
Traté de evitar su mirada, así que puse la mía en la ventana – No te creas tan especial, no todas las mujeres se quieren acostar contigo, deja de ser tan arrogante – Necesitaba controlarme, no podía dejar que este tipo me descontrolara de esta manera. Volví a carraspear un poco la garganta – Y… muchas gracias por lo que hiciste hace un momento.
Comencé a jugar con mis manos – No fue nada, no me gusta que lo hombres maltraten a las mujeres – Yo volví a mirar su rostro, era tan bello, tan sexy, tan caballeroso, entendía porque todas las mujeres querían estar con él.
-Gracias, pero no había necesidad de decir que soy tu mujer – Intentaba alejarme de él, era de esos hombres que, si comenzabas algún tipo de relación con él, te iba a mandar a terapia y queria evitarme ese tipo de situaciones, acababa de salir de una relación donde me habida dejado destrozada, queria disfrutar de mi vida, por eso le había pedido a Ava que me enseñara su mundo.
Él tomó mi rostro entre sus manos y me obligó a verlo – No dije nada que no fuera cierto… quizás ahora no seas mía, pero sé que lo vas hacer, así que no mentí… yo nunca miento – Me dio una sonrisa coqueta y acercó su rostro más a él mío – Siempre consigo lo que quiero.
Ahí estaba yo, otra vez en ese trance, este hombre lograba hipnotizarme, mi mente decía que reaccionara, pero mi cuerpo no respondía – Llegamos señor – El chofer nos habló y yo reaccioné, comencé a mirar para todos lados ¿Dónde diablos estoy? Era un edificio enorme.
Él se iba a bajar y yo lo detuve - ¿Dónde estamos? ¿A dónde me trajiste? – Le pregunté nerviosa.
Noah me dio una sonrisa juguetona – Te traje a mi apartamento, supuse que no te opondrías – Yo abrí mis ojos como platos. Noah acercó peligrosamente su rostro al mío – Y Emily… deja de hacer eso que haces con los labios, me haces querer quitarte la ropa y hacerte mía aquí… - Yo quedé desconcertada con sus palabras ¿Qué hacía con los labios? Me obligué hacerme volver en si – ¡Vamos! Baja del auto… No muerdo… o bueno si, puedo hacer eso y mucho más, pero con el consentimiento de la otra persona.
Yo lo pensé por unos instantes, tomé una bocana de aire y bajé del auto. Subimos al ascensor y fuimos al piso 20. Las puertas del ascensor se abrieron y ante mis ojos estaba un enorme pent-house, era realmente hermoso, tenía un enorme ventanal donde se podía ver toda la ciudad, estaba extremadamente limpio, tenía un estilo muy sofisticado, digno de Noah - ¿Quieres tomar algo? – La voz de Noah me sacó de mis pensamientos.
-Si gracias – Le dije nerviosa. Vi como caminó hacia mí, me tomó de la cintura y me atrajo hacia él – Realmente no haces caso ¿No? – Yo me lo quedé mirando sorprendida, en sus ojos había un brillo, algo que no podía explicar – Te dije claramente que no hicieras eso que haces con tus labios, me haces querer arrancarte la ropa, ponerte en cuatro y comerte salvajemente… - Yo trague saliva con dificultad, porque… yo tambien queria que lo hiciera, me moría por estar en sus brazos, porque me hiciera suya, por sentir sus besos, sus caricias, por sentir sus manos tocando todo mi cuerpo.
Di un suspiro, tenía que reprimir todos estos deseos, me alejé de él – Estas demasiado cerca – Vi como dio una sonrisa de frustración y caminó hacia un mini bar que había en la sala, mientras él buscaba algo para tomar, yo comencé a inspeccionar todo el lugar – Es muy bonito tú apartamento – Él simplemente me miró y me dio una sonrisa – Lo que no entiendo es… ¿Por qué me trajiste aquí?
Noah caminó hacia mí, me entregó una copa de vino y me indicó que tomara asiento. Dio un largo suspiro y me miró a los ojos – Quiero que seas mi sumisa, déjame enseñarte como es una verdadera sumisa, te voy a entrenar muy bien… cuando estés bien entrenada, me aseguraré de encontrarte un gran amo, no cualquier imbécil, si no uno que realmente te vaya a tratar bien – Yo abrí mis ojos, no podía creer lo que estaba escuchando ¿Me queria entrenar? Para después desecharme como un trapo o una cosa que se regala.
Tomé un sorbo del vino - ¿Por qué me quieres entrenar? – Lo miré fijamente – Cuando te dijeron que lo hicieras te negaste rotundamente ¿Por qué el cambio de opinión? – Me crucé de piernas y lo miré fijamente, queria parecer sensual. Vi como di un resoplo como si estuviera frustrado - ¿Qué pasa si me niego? – Al ver que no me decía nada, me fui acercando peligrosamente a él.
Noah llevó sus manos a la cabeza, volvió a dar un resoplo, se despeinó un poco, me miró con frustración – Vas a ser una sumisa muy difícil de entrenar, pero vamos, me gustan los retos – Yo blanqueé mis ojos – Te dije que no hicieras ese gesto con tus labios ¿Por qué no me haces caso?
Yo lo miré con soberbia y le arquee una de mis cejas, intentado restarle importancia a sus palabras – Te lo dije – Vi como Noah se levantó del sofá donde nos encontrábamos sentados, me quitó la copa de las manos, yo miraba todo confundida, me tomó entre sus brazos y me cargó como si fuera un costal de papas.
-¡Ey! ¿Qué haces? – Le dije intentado que me bajara.
Sentí una nalgada – Te lo dije, te advertí muchas veces que no hicieras ese gesto con tus labios… no me hiciste caso, y tu desobediencia amerita un castigo, te voy a enseñar a obedecer a tú futuro amo – Sentí otra nalgada – Te voy a domar Emily Willians, te voy a enseñar que debes ser obediente y a como nunca debes retar a tú amo.
No podía creer, pero al escuchar esas palabras dentro de mí se encendió algo, un calor comenzó a recorrer todo mi cuerpo, era una sensación extraña, sentía como un calor invadía mi intimidad, necesitaba que ese fuego se apagara, y queria que Noah lo hiciera, queria que me hiciera suya. Llegamos una gran habitación, esta tenia luces rojas, una enorme cama con unos barrotes, un enorme espejo en el techo, un sofá de cuero enfrente de la cama, una silla algo extraña, unas cuerdas que colgaban del techo - ¿Qué es este lugar? – Le pregunté algo nerviosa. Noah me puso en la cama y comenzó a atarme con unas esposas las manos y los pies - ¡Noah! ¿Qué estás haciendo? – Él me dio una sonrisa maliciosa, pero no me respondía. Realmente no sé en qué momento yo ya estaba desnuda, atada a esa cama – Noah te estoy hablando.
Noah no me dio respuesta, simplemente caminó a una gran repisa, buscó algo y regresó a mí, consigo traía unas bolas, yo abrí mis ojos - ¿P-para qué es eso? ¿Por qué carajos no me dices nada? – Vi como Noah hizo un gesto con su boca y arqueo una de sus cejas.
-No te sabes estar callada ¿No? Eres muy desobediente y a mí me encanta castigar a las mujeres desobedientes – Se acercó a mi lenta, pero peligrosamente e introdujo las bolas en mí. Luego caminó hacia él sofá y comenzó a quitar su ropa, dejando expuesto su esbelto, sexy y candente cuerpo ¡Dios, este hombre tiene todo proporcionado! Yo trague con dificultad. Noah se dio cuenta - ¿Quieres probar todo esto? – Yo lo miré apenada, era como si este hombre pudiera leer mis pensamientos. Vi como Noah se sentó en el sofá y apretó un boto de un control que tenía en sus manos, en ese momento lo que había introducido dentro de mi comenzó a vibrar, yo pegué un brinco y un jadeo salió de mi boca.
-¿Qué es esto? – Le pregunté algo agitada.
Él me dio una sonrisa – Un juguete que te va a dar mucho placer, hasta el punto de enloquecerte – Yo le abrí mis ojos. Apretó un par de veces más aquel botón, y como había dicho, yo estaba totalmente excitada, todo mi cuerpo ardía, era un calor que queria que él apagara - ¿Quieres que te entrene para ser una gran sumisa? – Yo abrí mis ojos – Piensa muy bien lo que vas a decir.
Yo pensé por unos segundos, pero en un momento encendió nuevamente el vibrador – S-si… si quiero – Una sonrisa de satisfacción se le dibujó en el rostro.
-Te lo dije… siempre consigo lo que quiero – Comenzó a caminar lentamente hacia mí – ¡Bien, pequeña! ¿Quieres ser una gran sumisa?
-S-si si – Respondí con nerviosismo… ¡Dios en que me estaba metiendo!
FIN DEL FLASK BACK
Después de mucho tiempo de estar en la bañera y haberme dado placer pensando en Noah, tomé una toalla me envolví en ella y salí del baño, busqué en mi armario una pijama para dormir. Cuando estaba a punto de irme a acostar mi celular vibró era un mensaje.
MENSAJE NOAH
Noah: Mañana pasó por ti a las 09:30 a.m. sé puntual.
Esto ya había comenzado y ahora no había marcha atrás, había aceptado ser la sumisa del hombre más deseado de la ciudad, pero no había aceptado porque me interesara ser sumisa, si no, porque me gustaba este hombre, me gustaba demasiado y esa era la única forma de tenerlo cerca.