Un poco más

1199 Palabras
Llegué a la empresa, dispuesta a hablar con Donan sobre la cuestión de mi padre, el por qué hizo algo como eso, no esperaba que él fuera tan violento, creo que no lo he terminado de conocer, o más bien hay cosas que me oculta de su verdadera personalidad. —Oh, Jennifer —una voz me detuvo en el pasillo, camino a la oficina de Donan —¿Como has estado?. —Hola, Morgan —la saludé, con desinterés —¿Necesitas algo? Tengo prisa. —Por lo que veo, Donan ya te dijo que trabajaré aquí —siseó, con un pequeña sonrisa de labios cerrados. —Si, me tiene al tanto. Bien por ti —dije, restándole importancia. La verdad ya no me importa si trabaja en esta empresa o no, cuando yo llegué aquí, ella era la novia de Donan, y creo que a la misma vez era su socia. —Entonces...¿no te importa? —siguió, como si quisiera escudriñar dentro de mí. —No le doy importancia a cosas tan triviales, eso no me incumbe —respondí, mirando la hora en mi reloj, tengo que hablar con Donan, y dentro de poco también tengo programada una reunión. —Morgan —llegó la secretaria de vicepresidencia a interrumpir —lleva este papeleo al director de proyectos, y sácale copias al informe para la reunión programada. Miré a Morgan, que puso mala cara tomando los documentos que le habían encomendado, entonces me pregunté, ¿Que puesto tiene ella en la empresa, que la misma secretaria de vicepresidencia tiene que darle órdenes?. —Enseguida voy —dijo Morgan, mientras se le borraba lentamente la sonrisa de sus labios. En cuanto se fue, miré a Lisbeth, que al parecer no le cae bien Morgan. —Lisbeth, ¿Que cargo tiene ella aquí? —no oculté mi curiosidad. —Oh, ella es la nueva secretaria del director de proyectos —me respondió, con una leve sonrisa. —¿Secretaria?. —Así es, ¿No lo sabía?. —Ah, no. Pero gracias, nos vemos luego. ¿Morgan secretaria? Eso sí que no me lo esperaba, pensé que tal vez ocuparía un puesto diferente en esta empresa, pero Donan la puso de ¿secretaria?. —¿Donan? —entré a su oficina, pero me di de cara con los ejecutivos, estaban en una reunión —oh, lo lamento, volveré en otro momento, disculpen. —Salgan todos —la frívola voz de Donan me congeló. Vi que todos los ejecutivos estaba saliendo de la oficina pasando por mi lado, entonces también decidí salir, pero... —Tú no, Jennifer —Donan me detuvo. —No era mi intención interrumpirte, no sabía que estabas en una reunión —le dije, cerrando la puerta detrás de mí. —No has interrumpido —aseguró, levantándose de su asiento —¿Quieres decirme algo?. —Si. ¿Porqué le hiciste eso a mí padre, y no me dijiste que estaba en el hospital? —reclamo —. ¿Por qué llegaste tan lejos?. —¿Por qué más sería? —abro los ojos sorprendida cuando acorta la distancia entre nosotros y toma mi mentón obligándome a que lo mire —. No importa quien sea, si es tu padre o cualquier otra persona, no permito que nadie toque a mi esposa, y si lo hace, no saldrá bien librado, ¿Entiendes?. Sentí como el corazón se me detuvo por un momento ante la cercanía que tenemos ahora, su rostro está tan cerca del mío que incluso me da miedo moverme y que nuestros labios choquen. Y su palabras...sus palabras son tan posesivas y protectoras al mismo tiempo que me da un poco de temor, nunca que pensé que tales palabras saldrían de la boca de Donan. —Es mi padre, Donan —replico en un susurro, sintiendo su respiración rozar mis labios, su mano sosteniendo mi mentón me quema, y su mirada penetrante me hace ver como un conejito indefenso —él...no podrá trabajar por algunos días, y... —Eso no importa —me corta, bajando su mirada hasta mis labios —lo que importa aquí, es que no te vuelva a tocar, y ya se lo dejé bien claro. Tomaré medidas más severas si algo como eso vuelve a suceder. Se queda observando mis labios y esa mirada neutral me está dando a entender que quiere besarlos, y por alguna razón escondida en lo recóndito de mi corazón quiero que lo haga. Me mira a los ojos con una chispa que nunca había notado, una chispa de deseo, una chispa que no logro descifrar muy bien, pero lo único que sé es que ambos queremos los mismo en este momento. —Jenny —susurra. —¿Si? —respondo anonadada con sus ojos grises encantadores, ni siquiera le di importancia que es la tercera vez que me dice Jenny de una manera tan dulce. Acaricia mis labios con su dedo pulgar y no fui capaz de moverme para impedírselo cuando hizo tal acto. Solo me mantuve quieta, mirándolo fijamente, con la respiración pesada y con el corazón latiendo a mil. El corazón se me terminó de aquietar cuando Donan me rodea por la cintura y estampa sus labios contra los míos vorazmente, le correspondí con la misma intensidad rodeando su cuello con mis brazos al tiempo que él puso una de sus manos detrás de mi cabeza para tener mis labios acorrlados contra los suyos, y su otra mano la posó detrás de mí espalda pegando mi cuerpo completamente con el suyo logrando que pueda sentir su erección en mi vientre. Debido a su altura me puse de puntitas para poder alcanzarlo, no pensé que Donan terminaría alzando mi cuerpo en el aire para que yo lo rodeara con mis piernas alrededor de su cintura, y fue obviamente lo que hice. No dejaba de besarme con suma intensidad metiendo su lengua dentro de mi boca jugando con la mía, nuestras respiraciones estaban agitadas y aún así seguíamos besándonos como si no hubiera un mañana. Caminó conmigo encima y me llevó hasta el sofá, nos dejamos caer ahí quedando uno arriba del otro sin dejar de jugar con nuestros labios. «¿Cómo llegamos a esto?». Vine aquí para hacerle un reclamo por el asunto de mi padre, y terminé perdiendo la cabeza por completo. Tengo la mente totalmente en blanco, y siento que no puedo parar de besarlo, no sabía que se podía sentir tan bien hacerlo. Su erección me estaba taladrando mi parte baja, intenté alejarme del beso, pero cuando lo hice, Donan volvió a tomarlos con desespero sin dejarme tomar un respiro. Mi cuerpo ya estaba demasiado caliente, sus caricias y sus besos no me dejan pensar con claridad, quiero que nunca acabe, incluso a mi mente llega la idea de que me haga suya en este sofá. —Donan...—le hablo agitada sobre sus labios —para, detente... —Quiero más —gruñe arremetiendo contra mi boca —un poco más... Me rendí ante él, estaba demasiado sensible como para que mi cuerpo lo rechazara, quería que siguiera, pero entonces fue cuando su mano estaba subiendo por mi muslo que logré reaccionar.
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